The Intercept, The Nation, The Guardian
Harvard Law Review se negó a publicar un artículo de un estudiante palestino de doctorado, Rabea Eghbariah -aunque ya había sido editado, revisado y aprobado- porque acusaba al Gobierno de Netanyahu de cometer genocidio en la Franja de Gaza.
La revista, llevada por un grupo independiente de estudiantes de la Facultad de Derecho de Harvard, convocó una reunión de emergencia para decidir si publicaban o no el artículo. 100 editores votaron anónimamente, y la gran mayoría se opuso a su publicación por miedo a que perjudicara su carrera y a despertar una reacción negativa.
25 editores de la revista criticaron la censura al considerar que "esta decisión sin precedentes amenaza la libertad académica y perpetúa la supresión de las voces palestinas […]. No tenemos conocimiento de ningún otro artículo solicitado que haya sido revocado por Law Review de esta manera".
Sin embargo, esta universidad no pudo impedir que el artículo saliera a la luz, y es que Eghbariah lo publicó en la revista Nation con este título: "Harvard Law Review se negó a publicar este artículo sobre el genocidio en Gaza".
El artículo sobre el genocidio en Gaza que The Harvard Law Review se negó a publicar:
El estudiante de doctorado palestino de Harvard Rabea Eghbariah criticó que EE.UU. no se atreva a llamar por su nombre el genocidio que el Gobierno de Netanyahu está cometiendo en la Franja de Gaza, a pesar de que se trata de un crimen tipificado y, por lo tanto, fácil de denominar como tal.
Y es que la Convención de Ginebra de la ONU ya definió el genocidio claramente como actos "cometidos con la intención de destruir, por completo o en parte, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso", lo cual incluye "asesinar a miembros de un grupo protegido" o "causar serios daños físicos y mentales", o también "infligir deliberadamente a un grupo condiciones de vida calculadas para traer destrucción física completa o parcial".
Eghbariah cuestiona a quienes consideran un "fraude" llamar genocidio a lo que ocurre en la Franja de Gaza. En primer lugar, porque no debería esperarse a que "el genocidio se complete existosamente para nombrarse como tal", porque "está lógica contribuye a las políticas de negación". En segundo lugar, porque "hay que llamar a la injusticia por su nombre para reclamar justicia" luego, por lo que "no es una cuestión de mera semántica". Y en tercer lugar, porque muchos altos cargos políticos israelíes aseguraron que estas eran sus intenciones.
Sin embargo, este término no se limita solo a la intención sino también a los hechos: "Una población de 2,3 millones atrapada, desplazada, privada de agua y comida, que enfrenta bombardeos masivos y una carnicería en una de las zonas más densamente pobladas del mundo". En el momento de la finalización del artículo, "más de 11.000 personas ya habían sido asesinadas", es decir, "una de cada 200 personas en Gaza", y "decenas de miles de heridos, con más del 45% de los hogares destruidos" en el enclave.
Tras enumerar que "Israel continúa violando descaradamente la ley internacional soltando fósforo blanco desde el cielo, propagando muerte hacia todas direcciones, derramando sangre, bombardeando barrios, impactando contra escuelas, hospitales y universidades, disparando contra iglesias y mezquitas, arrasando familias y haciendo limpieza étnica contra una región entera de forma sistémica e insensible", Eghbariah pregunta: "¿Cómo llamaría usted a esto?".
Estos crímenes han sido recogidos por la firma estadounidense Centro de Derechos Constitucionales, quien realizó "un análisis factual y legal de 44 páginas" en el que afirmó que "hay un caso creíble y plausible de que Israel está cometiendo genocidio contra la población palestina en Gaza".
Respecto a los comentarios del Estado israelí de que quienes condenan sus actos son "antisemitas" –a pesar de que ellos han asesinado a día de hoy a más de 12.000 palestinos, 5.000 de ellos niños, los cuales son un pueblo semita-, el historiador israel Raz Segal, experto en estudios de genocidio y del Holocausto, también considera el caso de Gaza como "un caso de genocidio de manual desarrollándose ante nuestros ojos".
El primer fiscal jefe de la Corte Penal Internacional, Luis Moreno Ocampo, explicó que "solamente el bloqueo a Gaza, solo eso, ya podría ser un genocidio según el Artículo 2(c) de la Convención del Genocidio, ya que está creando las condiciones para destruir a un grupo".
Además, "más de 800 académicos y profesionales advirtieron de un serio riesgo de genocidio cometiéndose en la Franja de Gaza", hasta "7 relatores especiales de la ONU han alertado" también de lo mismo, y "36 expertos de Naciones Unidas llaman ahora a la situación en Gaza 'un genocidio en desarrollo'".
Tras citar a tantas autoridades no implicadas en ninguno de ambos bandos, el articulista cuestiona: "¿A cuántas más debo citar? ¿Cuántos serán suficientes?". Y es que el doctorando considera que a la comunidad académica, especialmente a la estadounidense, le resulta "más fácil considerar el genocidio en un tiempo pasado que lidiar con él en el presente. Los académicos de abogacía tienden a afilar sus lápices solo después de que el olor a muerte se haya disipado y la claridad moral ya no es tan urgente".
Al respecto, Eghbariah critica que "las principales facultades de derecho y académicos legales en EE.UU. presentan su silencio como imparcialidad y su negación como matiz" -lo contrario de lo que han hecho con el conflicto armado entre Rusia y Ucrania, donde han presionado a los demás para que no tomasen una postura equidistante-, lo cual demuestra que "cuando se trata de Gaza, hay una gran hipocresía moral" de Occidente. Esta tesitura da pie a la siguiente pregunta: "¿El genocidio sigue siendo el crimen de todos los crímenes si es cometido por un aliado occidental contra gente no occidental?".
Y ahí es donde Occidente traza su línea racista: "Los palestinos, simplemente, no pueden ser inocentes. Son innatamente culpables; 'terroristas' potenciales que 'neutralizar' o, en el mejor de los casos, 'escudos humanos' desechados como 'daño colateral'". De esa forma, "nunca habrá ninguna cantidad de cadáveres palestinos que puedan conmover a los gobiernos occidentales a 'condenar inequívocamente' a Israel", y es que "los palestinos no tienen ninguna oportunidad de ser humanizados cuando están en contraste con la vida judío-israelí, las víctimas últimas de, precisamente, "las ideologías genocidas europeas".
Por lo tanto, los políticos y medios occidentales delatan "su condición colonialista, que apuntala las instituciones legales de Occidente", para quienes "en Palestina solo hay dos categorías: los civiles por los que sentir duelo y los salvajes animales humanos". Así, "Palestina ayuda a redescubrir que estas categorías permanecen racializadas en líneas discursivas colonialistas aún en pleno siglo XXI, reservando la primera a los israelíes, y la última a los palestinos".
Por supuesto, el Estado israelí acusará a Eghbariah de ser pro-Hamás, a pesar de que en el artículo él mismo tacha sus ataques del 7 de octubre como "crímenes de guerra", como también cataloga las acciones del Gobierno de Netanyahu como "una guerra genocida contra el pueblo de Gaza" y "la manifestación más letal en décadas de las políticas colonialistas israelíes contra los palestinos".
Sin embargo, Eghbariah también deja una nota optimista: "A pesar del asedio a la Franja de Gaza, de la ocupación de Cisjordania, Jerusalén y de los territorios que Israel [tomó] en 1948, de los campos de refugiados, y de la diáspora de comunidades", celebra que "el nacionalismo palestino vive".
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Fuentes: The Intercept, The Nation, The Guardian
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