Una mirada no convencional al modelo económico de la globalización, la geopolítica, y las fallas del mercado
lunes, 30 de marzo de 2020
Trump recurre a China para su guerra contra el Covid-19
Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada
Más que las vacunas para el Covid-19, lo importante son las llamadas geoestratégicas, como la de Donald Trump a su homólogo chino Xi Jinping, el pasado viernes 27 de marzo –menos de 20 horas después de la cumbre virtual del G-20–.
Trump y el mandatario chino entablaron una llamada, poco publicitada por los encubridores multimedia de EEUU, pero puesta en relieve por el portavoz oficioso chino Global Times que destaca su cambio de actitud (https://bit.ly/2QPAmiz), y que el mismo Trump colocó en su Twitter: Acabo de concluir una muy buena conversación con el presidente Xi de China. Discutimos sobre esta pandemia que destroza extensas partes de nuestro planeta. China ha pasado por esta etapa y ha desarrollado una poderosa comprensión del virus. Estamos trabajando juntos en forma estrecha. ¡Mi más profundo respeto! (sic) (https://bit.ly/2QUpFLN).
Para Global Times la llamada de Trump y Xi es la mejor prueba de que el sistema de salud de EEUU necesita la ayuda urgente de China: "La gravedad de la situación en EEUU obligó a Trump a expresar su deseo de pedir ayuda de China".
Según Xinhua, el mandarín Xi instó a Trump a fortalecer la política de coordinación macroeconómica, para estabilizar los mercados, mantener el crecimiento, salvaguardar el bienestar de las poblaciones, y asegurar la apertura, estabilidad y seguridad de las cadenas globales de suministro (https://bit.ly/3aueUHK). ¡Ahora China marca el diapasón de la Ruta Sanitaria Global de la Seda! (https://bit.ly/2UpNZYd).
A diferencia de las misántropas sanciones sanitarias de Trump contra Irán, China abastece con material médico y ventiladores a EEUU para su batalla contra la pandemia.
En medio de la balcanización sanitaria, a Trump lo alcanzó el cisne negro: evento inesperado de gran impacto (https://bit.ly/2wyqCCJ). Más bien se trata de la metáfora asiática de los rinocerontes grises (https://amzn.to/39wCGBW): allí están, pero nadie los quiere ver hasta que embisten.
Siguiendo el clásico guion de la zanahoria y el garrote, el plutócrata Trump solicita ayuda médica al Partido Comunista de China, mientras le asesta un golpe geopolítico el mismo día al firmar la Enmienda Taipéi (https://bit.ly/3bzT6e8) que promete apoyo a las alianzas diplomáticas (nota: un total de 15 frente a 180 que reconocen a China) de la isla renegada de Taiwán y que socava la política de una sola China que fue el sustrato de las relaciones de China en la fase de la dupla Mao Zedong/Zhou Enlai con el dúo Nixon-Kissinger a inicios de los 70.
Global Times es muy severo al respecto y fustiga que mientras EEUU se encuentra plagado con el coronavirus, se dedica a jugar con la política cuando usa plenamente la carta de Taiwán para librarse a juegos estratégicos con China (https://bit.ly/33Uxp5C).
Laura Zhou, del portal SCMP, con sede en Hong Kong, comenta que la diplomacia de los tapabocas de China preocupa a Occidente (https://bit.ly/2y8e0lZ). Hasta cierto punto, porque Italia y Francia han entablado profundas relaciones sanitarias con Pekín para mitigar al Covid-19.
China ha lanzado una ofensiva sanitaria centrada en Europa, Medio Oriente, África y Asia –y ahora en el mismo EEUU– para enviar a sus expertos médicos y proporcionar el material médico requerido.
Ahora China se ha quitado los guantes y contesta las injurias del presidente brasileño Bolsonaro como las provenientes de EEUU. Al día siguiente de la Enmienda Taiwán, Global Times arremetió contra Trump por haber fracasado en tratar en forma inapropiada (sic) el brote (https://bit.ly/2WPxEO0)” que calificó como el nuevo Chernobyl de EEUU y Europa (https://bit.ly/3dzS7wc).
China consiguió domesticar al Covid-19 (https://bit.ly/2R8vPs3) y ahora ha lanzado su Ruta Sanitaria Global de la Seda, último clavo del Covid-19 en el féretro de la globalización que expuso lastimosamente hasta a sus promotores de la monarquía neoliberal financierista británica: el príncipe Carlos y el primer conservador Boris Johnson que presentaron prueba positiva al coronavirus.
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