Alex Lantier, wsws
Una creciente crisis financiera y política se está extendiendo por Europa después de que el presidente italiano Sergio Mattarella nombrara un Gobierno tecnocrático el lunes 28, anulando efectivamente las elecciones de marzo de 2018. Los mercados financieros están entrando en pánico y se están convocando protestas, a medida que emergen a la superficie amargas divisiones dentro de la burguesía italiana, particularmente con respecto al euro.
Inicialmente, los mercados financieros bajaron las tasas de interés italianas el lunes 28, marcando su aprobación de la decisión de Mattarella de no permitir que el movimiento populista de derechas Cinco Estrellas (M5S) y la ultraderechista Lega formen un Gobierno. El martes, sin embargo, los mercados financieros continuaron impulsando las tasas de interés de la deuda italiana hacia arriba, al 1,937 por ciento por primera vez desde 2013, e hicieron caer al euro a menos de $1,16. Está cada vez más claro que no se han resuelto los conflictos profundos en la clase dirigente italiana y en toda Europa que subyacen a la crisis del euro tras el colapso de 2008 en Wall Street.
La agitación del mercado se extendió a los Estados Unidos, donde el Promedio Industrial Dow Jones cayó 391 puntos, o un 1,58 por ciento.
El lunes por la noche, el primer ministro designado, Carlo Cottarelli, indicó que supervisaría a un Gobierno tecnocrático comprometido con la austeridad y el euro. Dijo: “Mi Gobierno será neutral, garantizará una gestión prudente del presupuesto estatal y considerará la participación esencial de Italia en el euro”. También indicó que nominaría a funcionarios estatales no partidistas como ministros y les pediría que firmaran su compromiso con no buscar la elección en las próximas elecciones parlamentarias.
El martes, sin embargo, los mercados y las acciones de los bancos europeos cayeron, ya que se hizo más claro que Italia estaba preparada para un período prolongado de inestabilidad gubernamental y crisis política. El Gobierno de Cottarelli se enfrenta a la oposición del M5S y la Lega, que tienen la mayoría de los escaños en el parlamento, por lo que no está claro si puede sobrevivir un voto de confianza o aprobar un presupuesto. Hay expectativas generalizadas de que Mattarella convocará nuevas elecciones a principios de 2019 o incluso a principios de septiembre.
Mientras tanto, se están produciendo amargos conflictos políticos dentro de la clase dominante entre los partidarios de la UE y el euro y sus críticos de extrema derecha dentro de Italia y en toda Europa. Sin embargo, ambas facciones de la clase dominante ―los defensores de la UE y el euro agrupados detrás de Mattarella, y el M5S, la Lega y sus aliados de extrema derecha en toda Europa― son reaccionarias y no tienen nada que ofrecer a los trabajadores.
Las diferencias entre las dos facciones se deben exclusivamente a la política monetaria y europea, en condiciones en que toda la clase dominante es unánime en cuanto al militarismo y la austeridad. Al anunciar su negativa a permitir que el M5S y la Lega formen un Gobierno, Mattarella destacó que la única razón de su oposición era que la administración del M5S y la Lega planeaba designar al economista Paolo Savona como ministro de Economía.
Savona es hostil a Alemania y al euro, después de haber escrito que Berlín “planificó y creó el euro para controlar y explotar a otros países europeos de manera colonial”. Ha llamado al euro una “jaula alemana” y presionó para que otros países europeos exijan diferentes políticas monetarias, diciendo: “No hay Europa, solo una Alemania rodeada de cobardes”.
Mattarella dijo que tales comentarios eran inaceptables para los bancos: “La designación del ministro de economía siempre constituye un mensaje inmediato de confianza o alarma para los responsables de la toma de decisiones económicas y financieras. Solicité este ministerio para un político ... que no sería visto como el defensor de una línea que inevitablemente provocaría la salida de Italia del euro”. Cuando esto resultó imposible, agregó Mattarella, terminó las conversaciones con el Gobierno porque, desde su punto de vista, “formar parte del euro es de fundamental importancia para las perspectivas de Italia y su juventud”.
Mattarella indicó que pronto podría convocar nuevas elecciones que podrían ser esencialmente un referéndum sobre el euro. “Si queremos discutir esto”, dijo Mattarella, refiriéndose a la membresía de Italia en la zona del euro, “debe hacerse abiertamente. Me han informado de que algunas fuerzas políticas quieren pasar rápidamente a nuevas elecciones. Esta es una decisión que me reservo el derecho de tomar, sobre la base de lo que ocurra en el parlamento”.
Facciones poderosas en la UE están apoyando a Mattarella. La jefa de política exterior de la UE, Federica Mogherini, que es italiana, dijo a los periodistas en Bruselas: “Tengo plena confianza, como creo que todos los italianos, en las instituciones italianas, empezando por el presidente italiano. Ese es el garante de la constitución italiana. Confío en que las instituciones italianas y el presidente de la República demostrarán estar siempre al servicio de los intereses de los ciudadanos italianos, lo que por cierto también coincide con la fuerza de la Unión Europea”.
Las posiciones de Mattarella y Mogherini se hicieron eco del Partido Demócrata (PD), la formación socialdemócrata que surgió del colapso del estalinista Partido Comunista Italiano. El PD llamó a protestas para el 1 de junio en apoyo de las instituciones, es decir, para respaldar la intervención de Mattarella y los bancos para bloquear la formación de un gobierno M5S-Lega.
De manera más provocadora, el comisario de Presupuestos de la UE, Günther Öttinger, declaró en una entrevista con la Deutsche Welle ayer: “Los mercados enseñarán a los italianos a votar por lo correcto”.
En medio de una tormenta de protestas en Italia, los funcionarios del M5S y la Lega exigieron una retractación de Öttinger, quien posteriormente se disculpó tras las críticas del presidente del Consejo de la UE, Donald Tusk, y del presidente de la Comisión de la UE, Jean-Claude Juncker. La Comisión de la UE emitió una declaración formal declarando que “el destino de Italia no está en manos de los mercados financieros”.
Mientras Mattarella defiende abiertamente el dictado de la UE y los bancos, el M5S y la Lega no son menos reaccionarios. Cualquier Gobierno que ellos formaran sería el más derechista en Italia desde el régimen fascista de la era de la Segunda Guerra Mundial de Benito Mussolini. Han prometido recortes profundos al gasto público y redadas masivas y expulsiones de inmigrantes, lo que provocó protestas masivas en defensa de los derechos de los inmigrantes en toda Italia en el período previo a las elecciones de marzo de 2018.
La única forma de avanzar para los trabajadores y jóvenes en Italia es el desarrollo de un movimiento socialista e internacionalista en oposición tanto a la PD como a otros partidarios de la UE, y las fuerzas de extrema derecha agrupadas en torno a la alianza M5S-Lega. A pesar de la intervención antidemocrática de Mattarella en las elecciones italianas, estas fuerzas de extrema derecha demostrarán ser tan hostiles a la clase obrera como la UE y los bancos.
Los políticos de extrema derecha de toda Europa ahora hacen declaraciones en apoyo del M5S y su alianza con la Lega. Marine Le Pen, líder del neofascista Frente Nacional (FN) de Francia y aliada de la Lega, calificó la intervención de Mattarella como un “golpe de Estado” de la UE.
Nigel Farage, del Partido de la Independencia del Reino Unido, pro-Brexit, denunció la intervención de Mattarella y denunció a la UE en el parlamento de la UE: “En las últimas 48 horas, su democracia ha sido traicionada. En el pasado ustedes han logrado intimidar a los daneses, han intimidado a los irlandeses, han intimidado a los griegos para que se sometan. Sospecho que con Italia hoy han mordido más de lo que pueden masticar. Traigan más elecciones y mayores victorias euroescépticas”.
Existe un temor creciente en los círculos del PD que la intervención de Mattarella le haya dado la victoria a la Lega, que ahora está creciendo en las encuestas con un apoyo del 25 por ciento. En una cámara oculta, el ex primer ministro de PD Massimo d’Alema declaró que si hubiera nuevas elecciones después de la decisión de Mattarella, la alianza M5S-Lega ganaría con un aplastante 80 por ciento de los votos.
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