Alejandro Nadal, La Jornada
El presidente de Estados Unidos (Potus, por sus siglas en inglés) ha decidido retirar a su país del Acuerdo de París sobre Cambio Climático. Al anunciar esta medida presentó datos y razonamientos que son falsos y engañosos. Y aunque el Acuerdo de París es defectuoso, es el único instrumento disponible hoy para tratar de evitar un aumento en la temperatura global que se anuncia catastrófico.
Al comunicar el retiro de Estados Unidos del Acuerdo de París, el Potus mencionó tres razones que son inexactas. La primera es que dicho acuerdo impuso a Estados Unidos serias restricciones que afectan negativamente su competitividad internacional, al tiempo que dejó en libertad a otras economías para proseguir sus políticas sin limitación alguna. La segunda es que también obliga a Estados Unidos a entregar decenas de miles de millones de dólares para el llamado Fondo verde para el clima. Y la tercera es que el Acuerdo de París sólo permitiría reducir la temperatura en dos décimas de un grado centígrado, lo que a decir del Potus es una cantidad insignificante.
El Potus sostiene que al amparo del Acuerdo de París, China e India tienen permitido construir cientos de plantas termoeléctricas de carbón para los próximos años, mientras que a Estados Unidos le está prohibido erigir nuevas plantas de ese tipo. Eso es falso. El Acuerdo está basado en compromisos voluntarios de reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero. Esos compromisos están determinados independientemente por cada país y no son vinculantes. Los países signatarios pueden utilizar la combinación de fuentes energéticas que quieran, siempre y cuando dicho perfil energético les permita cumplir sus compromisos de reducción de emisiones totales de gases invernadero, y en particular, de dióxido de carbono (CO2). Así que Estados Unidos también puede incluir nuevas termoeléctricas de carbón en su plataforma energética.
Según el Potus las reglas del Acuerdo de París conllevan la pérdida de 2.7 millones de empleos de aquí a 2025. Pero esa estimación proviene de un estudio del ultraconservador American Council for Capital Formation que examina lo que sucedería si el sector industrial se viera obligado a reducir sus emisiones en 40 por ciento en los próximos 20 años; es decir, sin tomar en cuenta la contribución de otros sectores a la reducción de emisiones. Es un escenario absurdo que sólo sirve para fines de propaganda.
La generación de empleos por parte de la industria estadunidense no se ve afectada por el Acuerdo de París, como erróneamente afirma el Potus. Hoy en día la creación de nuevos empleos descansa más en las industrias que desarrollan las fuentes de energías renovables, en especial la eólica y la solar. Para dar un ejemplo, el año pasado en Estados Unidos el sector de energía solar generó más de 373 mil empleos, mientras que el sector carbón apenas creó 160 mil.
La segunda razón esgrimida por el Potus también es inexacta. No es cierto que el Acuerdo de París obliga a su país a entregar cantidades astronómicas al Fondo verde del clima porque esas aportaciones son voluntarias. Y si bien Estados Unidos ofreció realizar la contribución más alta (3 mil millones de dólares), lo cierto es que per cápita ese monto es uno de los más bajos (9.30 dólares). Hasta el momento ese país ha efectivamente desembolsado mil millones de dólares para el Fondo y con el anuncio del Potus el restante queda cancelado. Hay que recordar que Estados Unidos es responsable de aproximadamente 30 por ciento del total de CO2 emitido a la atmósfera, así que la contribución de dicho país no guarda ninguna proporción con su responsabilidad histórica en el problema del calentamiento global.
También es incorrecta la aseveración de que con el Acuerdo de París apenas se lograría una reducción ínfima (de 0.2 grados) en la temperatura global. Esta afirmación revela que el Potus y sus asesores no tienen idea de la naturaleza del problema que afronta el mundo entero. El Acuerdo de París no busca reducir la temperatura global. Su objetivo principal es mantener el incremento de la temperatura por debajo del umbral de 2 grados centígrados. Ese nivel de incremento en la temperatura global es considerado peligroso por la mayor parte de la comunidad científica debido a las consecuencias negativas e irreversibles que acarrea. Cabe notar que para muchos científicos el umbral de 1.5 grados ya es intolerable. De cumplirse las metas del Acuerdo de París, existen buenas probabilidades de mantener el calentamiento global por debajo del umbral de 2 grados centígrados, lo cual no es para nada insignificante.
La decisión del Potus es una mancha terrible en la ya de por sí deteriorada imagen de Estados Unidos. Pero lo más importante es que da la espalda a una revolución energética que ya está en marcha hacia las energías renovables. Y si el tema económico le preocupa al Potus, hay que señalar que el retroceso estadunidense dejará el liderazgo tecnológico y comercial en manos de las empresas de China, Japón y la Unión Europea.
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