David Brooks, La Jornada
El casi silencio público durante semanas del gobierno de Barack Obama sobre Venezuela se rompió de manera curiosa cuando altos funcionarios de inteligencia informaron a un grupo de importantes medios estadunidenses que Venezuela está al borde de un colapso posiblemente violento.
De repente la inteligencia estadounidense decidió expresar su alarma sobre la evolución de la crisis en el país sudamericano subrayando que Washington tiene poca influencia o poder para incidir en el asunto.
Uno puede escuchar el hielo triturándose. Sabes que se aproxima una crisis, comentó un alto funcionario de inteligencia, mientras otros indicaron que Venezuela podría estar encarrilada hacia una posible implosión política generada por el deterioro de las condiciones económicas, reportaron el Washington Post y Los Angeles Times, cuyos reporteros fueron parte de un pequeño grupo de comunicadores con quienes hablaron los altos oficiales de inteligencia bajo la condición del anonimato.
Según ellos, el enfoque de Washington ya no es el fin de los gobiernos chavistas, pues ahora lo que más inquieta es una detonación de violencia política. Tendrías que estar loco para no preocuparte, comentó uno al Post. La meta es ahora mitigar la crisis que se está desarrollando, agregó otro, o tal vez el mismo, citado por el Times.
Los análisis de la inteligencia estadounidense, según esos medios, indican que los severos problemas económicos podrían llevar a una sublevación aun antes de que se definan las pugnas políticas entre el gobierno de Nicolás Maduro y sus opositores legislativos. El desplome de 69 por ciento del precio del petróleo venezolano, la tasa de inflación –alrededor de 700 por ciento– (la más alta del mundo), la sequía severa y la carencia de productos básicos de consumo, incluyendo alimentos, están nutriendo la inestabilidad.
Los funcionarios de inteligencia expresaron que Washington está decepcionado por la falta de cohesión y capacidad de la oposición para crear una estrategia conjunta.
Los oficiales de inteligencia describieron tres posibles escenarios para un cambio de gobierno: un nuevo referendo para destituir a las autoridades actuales; un golpe de palacio, en el que algunos integrantes del gobierno de Maduro intentarían expulsarlo del poder, tal vez con la ayuda de algún sector militar, y, tercero, un movimiento militar, quizá encabezado por oficiales de bajo rango y otros, para remover completamente al gobierno.
“Es difícil ver cómo acabará esto…. sin una crisis aún más profunda”, concluyó uno de los altos funcionarios de inteligencia.
Maduro ordena tomar fábricas que paren labores en Venezuela
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ordenó ayer tomar las fábricas que hayan paralizado su producción y recluir a los empresarios que suspendieron las actividades de la industria. De igual forma realizar ejercicios militares el próximo sábado, como parte del estado de excepción y emergencia económica que prolongó la noche del viernes para enfrentar las amenazas externas.La oposición, a su vez, alertó sobre un estallido social en caso de que el gobierno o el Consejo Nacional Electoral (CNE) bloqueen la consulta que abriría el camino a nuevos comicios.
"En el contexto de ese decreto vigente tomemos todas las acciones para recuperar el aparato productivo que está siendo paralizado por la burguesía. Quien quiera sabotear el país, que se vaya. Quien lo haga, lo mandamos preso", advirtió. "Planta parada, planta entregada al pueblo", sostuvo ante miles de seguidores, quienes se concentraron en el centro de Caracas.
Aunque no mencionó a ninguna en particular, aludió a Polar, la mayor productora de alimentos y bebidas del país, paralizada desde el 30 de abril por la falta de acceso a divisas para importar insumos –según la compañía–, dentro del severo control de cambios impuesto en 2003.
Con la firma del decreto, Maduro amplió así la noche del viernes –tres meses– los alcances de la emergencia económica, vigente desde enero y que expiraba hoy, mientras "el estado de excepción", dijo, le dará poderes suficientes "para enfrentar el golpe de Estado y una guerra económica que está en marcha en contra del gobierno".
Por eso ordenó realizar el sábado entrante ejercicios militares. Argumentó: "Se están activando medidas desde Washington, pedidas y promovidas por factores de la derecha fascista venezolana, envalentonada por el golpe de Estado de Brasil contra la presidenta Dilma Rousseff", quien fue suspendida por el Senado de su país para ser sometida a un juicio político acusada de maquillar las cuentas públicas.
A juicio de Maduro, Estados Unidos urde esas maniobras para acabar con las corrientes progresistas en América Latina.
Denunció que el ex mandatario colombiano Álvaro Uribe pidió la intervención de un ejército extranjero en Venezuela, durante una reunión de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Miami, lo que, dijo, “constituye un delito internacional".
Por ello llamo al Ministerio Público y al Poder Judicial a activar todas las acciones, nacionales e internacionales, para enjuiciar a Álvaro Uribe y solicitarlo a escala internacional.
En la misma reunión de la OEA el secretario general del organismo, Luis Almagro, dijo el viernes que el referendo revocatorio empujado por la oposición venezolana debe realizarse en el plazo señalado, es decir, antes de diciembre.
Nos expresamos contra un golpe de Estado contra Nicolás Maduro, pero hay una responsabilidad del gobierno de llevar adelante el revocatorio antes de diciembre o de lo contrario se estaría afectando la posibilidad de que el pueblo se exprese. Almagro sostiene que no llevar a cabo la consulta este año constituiría el peor acto de corrupción política.
Adelantó que la OEA concluirá a finales de mayo un informe sobre la crisis en Venezuela y en junio su consejo permanente analizará si es necesario invocar la Carta Democrática Interamericana para debatir en el seno del organismo el estado de la democracia en el país.
En otra concentración convocada por la opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD), el dirigente Henrique Capriles advirtió que el país es una bomba que puede estallar en cualquier momento. Planteó que un referendo en favor de un cambio de gobierno puede desactivarla.
La oposición denunció que el estado de excepción viola la Constitución, porque no fue aprobado por el Parlamento, de mayoría opositora, y exigió que el CNE cumpla los plazos legales y efectúe el referendo este año, que decidirá si se anticipa el fin del mandato de Maduro.
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