John Saxe-Fernández, La Jornada
"Estados Unidos es una oligarquía con capacidad ilimitada para el soborno político, que se expresa en nominaciones para presidente o para elegir al presidente". Esa observación del ex presidente Carter, en respuesta a la deplorable decisión de la Suprema Corte (abril, 2014) de eliminar límites a los donativos para las campañas electorales, está en la base de una riesgosa descomposición vinculada a la financiarización y militarización de Estados Unidos, potencia en crisis hegemónica una de cuyas expresiones se detecta en la COP21 y en la tolerancia estatal ante la criminalidad del encubrimiento climático de las grandes petroleras, mientras en París está en vilo la civilización y más que eso, se juega con la extinción acelerada de las especies, incluida la nuestra, por los efectos bio-ecológicos del calentamiento global en curso, cuya ventana de oportunidad para evitar una catástrofe climática irreversible se cierra rápido, según advirtió el secretario general de la ONU.
En las diversas etapas de la centralización y concentración del poder monopólico y oligárquico en Estados Unidos, analizadas por C. Wright Mills, Sweezy, Barán y Domhoff, resalta hoy el gran poder del aparato financiero vinculado al del estratégico eje de acumulación energético fósil (carbón, petróleo, gas, máquina de combustión interna, electricidad, carreterización, petroquímica, etcétera). Pero esa oligarquía, de astronómica capacidad y orientación hacia la criminalidad de Estado, que acompañó al ascenso (y ahora al descenso) hegemónico de EU, no es monolítica ni a nivel nacional o internacional: presenta fisuras que se hacen más profundas ante los retos y calamidades de lo que algunos analistas perciben como un muy precipitado y riesgoso descenso hegemónico. Las fisuras de las coaliciones de clase formadas incluso dentro de la poderosa fracción fósil y bancaria, se profundizan.
La continuidad en la política de seguridad entre Bush II y Obama persiste, pero los costos para el demócrata se acrecientan debilitando el liderato intelectual y moral que, junto al dominio policial/militar es eje central de toda hegemonía: en el París post-ataques, la potencia hegemónica está afectada por su papel en el fomento del Estado Islámico (EI). Como indiqué en otro artículo, el general Michael Flynn, ex director de la Agencia de Inteligencia Militar de Estados Unidos (DIA) confirmó (textual) el impulso de la Casa Blanca a los grupos que formarían EI y Nusra. En entrevista, Flynn dijo dos veces que esa fue una decisión a sabiendas (a willful decision) y aclaró que las políticas que llevaron al surgimiento del EI, no fueron resultado de la ignorancia o de mirar al otro lado, sino una decisión consciente. A esto se añade el deterioro del liderazgo de Estados Unidos ante las expectativas de muchos gobiernos como el francés y ruso, de que de París debería salir un acuerdo vinculante, descartado por Obama y Kerry, reflejando así la influencia de quienes hacen de las emisiones de GEI la base de sus negocios. Siguen a William Clinton, que no envió el Protocolo Kyoto al Senado y a Bush II, que no dudó un segundo en acatar el consejo de Exxon/Mobil de no apoyar ese Protocolo.
Mientras en Nueva York, Exxon, la mayor petrolera del mundo que resiste y ha logrado retrasar todo intento por el control de los GEI presiona a periodistas, estudiantes, a una profesora, al Presidente y Consejo de la Universidad Columbia ¡incluido el Fondo de los Hermanos Rockefeller! por informar (Los Angeles Times Oct 9 y 23, 2015) sobre el encubrimiento climático que perpetró la petrolera con otros, durante cuatro décadas. Esto junto a una sistemática campaña contra la ciencia climática y el apoyo millonario a grupos negacionistas del calentamiento global antropogénico. La documentación muestra que por décadas Exxon lideró la investigación climática y estaba informada y advertida por sus propios científicos de que la emisión de GEI calentaba el planeta, un conocimiento de la ciencia climática que Exxon utilizó en sus cálculos para invertir en el Ártico, por lo que el procurador de Justicia de NY procedió a investigar la firma. Sharon Eubanks, ex abogada del Departamento de Justicia de EU (DOJ) que llevó el juicio contra las grandes tabaqueras por desplegar a lo largo de 50 años una pauta de actividad ilegal como parte de una empresa que es propiedad o es controlada por aquellos que realizan la actividad delictiva, centrada ésta en una campaña deliberada para sembrar duda sobre los peligros de fumar tabaco, hizo un llamado al DOJ para que proceda a investigar a las grandes petroleras por reclamos semejantes: encubrir y desplegar propaganda deliberada para engañar al público sobre los riesgos de su producto. Para Eubanks la documentación revelada hasta ahora amerita la acción del DOJ: Acusamos a las tabaqueras de mentir sobre el cáncer. Hagamos lo mismo a las petroleras sobre el cambio climático. Esto es mucho más importante.
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