lunes, 24 de agosto de 2015

¿Puede China provocar una nueva crisis financiera como la de los años 90?


La mayor economía asiática se está ralentizando, la Reserva Federal está a punto de iniciar un ciclo de subidas de tipos de interés y China acaba de devaluar su moneda. Esa cadena de eventos de 1994 acabó provocando una serie de devaluaciones competitivas que desencadenó la crisis financiera asiática.

¿Son las actuales turbulencias del mercado un anticipo de otra? Hay ciertamente muchos paralelismos, pero también hay diferencias. Esta vez, las economías asiáticas tienen unas balanzas por cuenta corriente mucho más fuertes, mejor posición fiscal y unas reservas de divisas que suponen un colchón mucho más mullido para aguantar el chaparrón.

Sin embargo, los riesgos siguen aumentando después de que China sorprendiera con su giro de 180 grados en su política monetaria el pasado 11 de agosto. Las consecuencias se están notando desde Vietnam hasta Kazajistán, y amenaza también a algunas economías emergentes como Brasil y Turquía.

La devaluación del yuan llega tras una fuerte ralentización de la segunda mayor economía global y la mayor de Asia (Japón era la primera en 1994) y un desplome de las materias primas que está dañando mucho a grandes exportadores como Brasil, Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica. Además, las compañías chinas suponen ahora una amenaza para las empresas exportadoras de otros países asiáticos y emergentes justo en el mismo momento en el que la Reserva Federal de EEUU se prepara para subir tipos de interés por primera vez desde la crisis financiera global.

"Una tormenta fea es probable, no solo posible", en países como Brasil y Sudáfrica, explica Stephen Jen, cofundador SLJ Macro Partners, un hedge fund. "Pero no anticipa una crisis, ni siquiera momentos muy tensos en Asia. La principal razón es que la crisis asiática de 1997 ya limpió el sistema financiero y la resistencia debería ser mayor".

Antes de 1994, Asia era la niña bonita del mundo de la inversión y se consideraba por algunos como el milagro de finales del siglo XX. Sin embargo, la euforia no duró mucho. La devaluación de China hace 21 años se suele citar como la causa inmediata de la crisis en los mercados emergentes, mientras que la subida de tipos en EEUU ese mismo año fue el desencadenante, según Lombard Street.

Este año, la devaluación ya ha provocado que Vietnam devalúe su moneda, el dong, y Kazajistán vio el pasado jueves como su divisa perdía un cuarto de su valor frente al dólar al ser incapaz de mantener el anclaje. Otras monedas como el rand de Sudáfrica o la lira de Turquía han profundizado sus caídas.

"En 2013 comenzó un ciclo de ajuste en Asia, y ese ciclo ha sido y seguirá siendo doloroso", explican los economistas de Morgan Stanley. Aunque los problemas persistan, "creemos que no es probable que se repita un escenario como del 97-98". La deuda actual doméstica, las presiones deflacionistas globales, superávits por cuenta corriente, tipos de cambio flexible y reservas de divisas adecuadas dan más herramientas a las autoridades para controlar la situación.

Hace 20 años, la crisis asiática fue una de anclajes de divisas indefendibles, escasez de reservas en los bancos centrales y una fuerte exposición a inversión extranjeras, explica Stephen Roach, quien fuera economista jefe en Morgan Stanley entonces y que actualmente trabaja en la Universidad de Yale.

Roach explica que con todo hay una similitud preocupante: la exposición de China a alrededor de 1 billón de dólares de deuda denominada en moneda estadounidense. La devaluación del yuan supone que la carga de la deuda china, que ya era grande para muchas empresas, se incremente.

Además, hay otro paralelismo. Muchas economías regionales dependen de China, algo muy parecido a lo que ocurría en los 90, aunque en ese caso era con EEUU, añade Roach. "Esto significa que China puede contagiar sus problemas al resto de Asia". Según Lombard Street, los países más afectados serían Vietnam, Tailandia, Corea del Sur y Malasia, mientras que en Europa los problemas podrían ser para Polonia, Hungría y Turquía.

Los analistas de Bank of America Merrill Lynch creen que la divisa china va a continuar cayendo frente al dólar, y que para finales de 2016 la depreciación podría acercarse al 10%. Sin embargo, no todo el mundo cree que la devaluación del yuan vaya a provocar otra crisis. Glenn Maguire, economista del Australia & New Zealand Banking Group, asegura que hace 20 años ese movimiento fue más un síntoma de otros problemas que una causa de la crisis. Hoy en día, y dado que las monedas asiáticas no están ancladas al dólar como entonces, la región tiene más capacidad para ajustarse a las circunstancias actuales.

Desde Credit Suisse se apunta que aunque EEUU comenzara a subir tipos, no será de la misma agresiva forma que en 1994, dadas las malas perspectivas para la economía global.
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Tomado de El Economista
Ver: Mercados globales en modo pánico, El síndrome de China amenaza con una desaceleración global

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