Uno de los acontecimientos que están afectando más notablemente el bienestar de las poblaciones hoy en el mundo es el cambio climático, una situación que ha sido creada por intervención humana. La evidencia científica de que esto es así es abrumadora, lo cual no es obstáculo para que las fuerzas neoliberales —muchas de ellas son las mismas que niegan que la Gran Recesión ha sido causada por la imposición de sus políticas económicas neoliberales— nieguen que estamos en medio de un cambio climático y/o que este haya sido resultado de la acción humana en su búsqueda sin límites de la optimización de los intereses económicos y financieros de las grandes empresas transnacionales a nivel mundial.
Una de estas fuerzas políticas es el Partido Libertario de EEUU, hoy muy influyente en el movimiento de ultraderecha estadounidense, el Tea Party, a su vez muy exitoso en la configuración de muchas de las políticas públicas más retrógradas del Partido Republicano de aquel país, partido que controla hoy el Senado y la Cámara Baja del Gobierno Federal de EEUU. Su negativismo y completa impermeabilidad a la evidencia científica está alcanzando niveles altamente preocupantes. Y debido a las grandes cajas de resonancia que le ofrecen los mayores medios de información controlados o próximos a aquellos intereses económicos y financieros transnacionales, esta visión se está extendiendo en EEUU. Uno de los casos más conocidos es Florida, uno de los Estados donde hay mayor influencia de la cultura hispánica debido en gran parte a la comunidad cubana procedente del exilio.
En la parte sur de Florida el nivel del mar crecerá en las próximas décadas 0.6 metros, creando grandes inundaciones, con un coste que se calcula puede alcanzar miles de millones de dólares. Miami es una de las ciudades más afectadas en esta nueva situación. A pesar de ello, la respuesta del Partido Republicano gobernante en ese Estado ha sido no solo ignorar este peligro, sino también negar un cambio climático. Según el Florida Center for Investigative Reporting, el gobernador republicano Rick Scott ha desalentado a los empleados del Departamento de Protección Ambiental de su gobierno que utilicen en los informes expresiones como “cambio climático” o “global warming” (calentamiento global), pues las consideran alarmistas. El que fue jefe de la Oficina Legal de tal departamento en un gobierno anterior, el Sr. Christopher Byrd, ha denunciado esta censura, que se está generalizando en otros Estados también. El Estado de Carolina del Norte, con dominio conservador neoliberal de su cámara legislativa (muy influenciada por intereses inmobiliarios) ha pasado una ley que prohíbe que se haga referencia en cualquier documento oficial del Estado al aumento del nivel del mar en las zonas costeras, y ello a pesar de que una Comisión sobre Recursos en las Zonas Costeras (perteneciente al propio Estado) ha predicho un aumento de 1 metro (para el final de este siglo) en tales zonas.
El fanatismo de los negacionistas
Y este negativismo ha alcanzado unos niveles de carácter casi religioso. Existe una campaña, liderada por el movimiento libertario y su Tea Party, de que los Estados pasen leyes que prohíban referencias en los libros de texto de las escuelas al cambio climático y al impacto que las actividades humanas tienen en tal cambio. El Estado de Carolina del Sur ha aprobado una norma en este sentido. En otros Estados, como en Kentucky y en Virginia del Norte, los gobernadores intentaron aplicar normas semejantes, que tuvieron que retirar como consecuencia de una protesta popular generalizada (ver Zoe Carpenter “Conservatives Have a Plan for Climate Change: Pretend it Doesn’t Exist”, The Nation).Es interesante señalar que en muchos de estos Estados ha habido movilizaciones populares de protesta frente a este negativismo y pasividad de las autoridades públicas frente al impacto negativo del cambio climático, exigiéndole que tomen medidas para prevenir o disminuir el daño, cosa que ha puesto a la defensiva a tales fuerzas reaccionarias, que han tenido que adoptar unas posturas menos negativistas y más escépticas, señalando que “la evidencia científica existente no es todavía concluyente”, frase utilizada por la dirección del Partido Republicano en el Congreso y en el Senado de EEUU. Tanto el dirigente republicano en el Senado Mitch McConnell, como el dirigente en la Cámara Baja John Boehner, han cambiado su discurso pasando de una oposición con negativa frontal a un escepticismo más elaborado, sin cambiar, sin embargo, su oposición a las propuestas legislativas que podrían disminuir el daño causado por tal efecto.
En España, incluyendo en Catalunya, nos encontramos con una situación que, aun cuando es distinta a la de EEUU, tiene, sin embargo, elementos comunes. Los mismos portavoces neoliberales que tienen gran prominencia en los fórums económicos de los medios privados y públicos de información y persuasión, como TV3 y Catalunya Ràdio, se han opuesto a las tesis ambientalistas de cambio climático, negando que, incluso en caso de que tal cambio existiera, este habría sido causado por intervenciones humanas, rechazando que las grandes empresas petrolíferas, por ejemplo, entre otras, hayan contribuido al deterioro climático.
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