Si bien los ojos del mundo financiero están hoy en Grecia, existe otra crisis que se desarrolla a 10 mil kilómetros del Mediterráneo y que podría tener un impacto mucho más grave sobre la economía mundial, especialmente sobre Europa y Estados Unidos. La crisis fiscal en Japón, la tercera economía más grande del mundo, podría tener un mayor impacto en la economía mundial que la de Grecia, cuya economía es demasiado pequeña, de acuerdo a lo que escribe Fortune.
Takatoshi Ito, economista de la Escuela de Asuntos Internacionales y Públicos de la Universidad de Columbia, argumentó en una mesa redonda que a menos que el Gobierno japonés pueda elevar el impuesto sobre las ventas del 8% actual a un 15%, la economía de Japón sufrirá una crisis fiscal entre 2021 y 2023. Esto sería así porque la población de Japón continúa envejeciendo y su alta tasa de ahorro se sigue derrumbando, arrastrando a la sociedad japonesa a una deuda que no podrá absorber dado los enormes niveles que el gobierno está asumiendo.
A diferencia de Grecia, el Gobierno japonés puede imprimir tantos yenes como quiera para pagar sus deudas, que son del Gobierno, de los bancos japoneses y de los ciudadanos. Pero toda esta impresión de dinero, piensa Ito, conducirá a una crisis de inflación y a una disminución significativa del nivel japonés de vida.
La decisión del ministro Shinzo Abe de retrasar el aumento del impuesto sobre las ventas del 8% al 10 por ciento hasta el año 2017 es indicativo de la incapacidad del gobierno para forzar estas políticas dolorosas en el público. Las dificultades demográficas que enfrente Japón, su baja tasa de natalidad y la aversión cultural a la inmigración, hace que la población en edad de trabajar se reduzca de manera alarmante, mientras que la población de jubilados que no trabajan y que exigen asistencia sanitaria de buen nivel va en aumento.
La desaceleración del crecimiento y la productividad puede empeorar las cosas en los próximos años por tanto el gobierno no debe temer a encarar un alza en los impuestos. Este hecho también es preocupante para Europa y Estados Unidos, economías que también están lidiando con el lento crecimiento y el envejecimiento de la población. De ahí que lo que ocurra en Japón en los próximos años puede dar una advertencia a todo el mundo.
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