Una mirada no convencional al modelo económico de la globalización, la geopolítica, y las fallas del mercado
jueves, 3 de abril de 2014
La hegemonía del dólar cuestionada por China y Alemania
Global Research
La palabra dólar ni siquiera se mencionó. “El volumen de transacciones que pueden realizarse en la moneda china en centros financieros internacionales y alemanes está en proporción con la importancia de China en la economía global”, explicó el Bundesbank a su seca manera el viernes en Berlín, después de firmar un memorándum de entendimiento con el Banco Popular de China. El presidente Xi Jinping y la canciller Angela Merkel estaban presentes. Se trataba de un asunto serio. Todos sabían de qué se trata. Nadie tuvo que decirlo.
El acuerdo explica que ambos bancos centrales cooperarán en la liquidación de pagos denominados en yuanes para apartarse de la hegemonía del dólar como moneda de pago y de reserva.
No se trata de un acuerdo entre China y centros financieros de engorroso papeleo como Luxemburgo o Londres, que trabajan en acuerdos semejantes, sino entre dos de los mayores exportadores del mundo con un comercio bilateral de casi 200.000 millones de dólares en 2013. Las corporaciones alemanas han invertido fuertemente en China durante los últimos 15 años. Y recientemente las corporaciones chinas, muchas de ellas de propiedad estatal al menos parcialmente, han comenzado a inyectar su dinero nuevo en Alemania.
Esta “solución clearing yuan” –el verdadero mecanismo, banco de compensación o casa de compensación, no se ha decidido todavía– será un paso importante para que China internacionalice el yuan y abandone su dependencia del dólar. Estará ubicada en Frankfurt; el miembro del Consejo Ejecutivo del Bundesbank, Joachim Nagel señaló que el hecho de que la ciudad “tenga dos bancos centrales”, la convierte en una “ubicación particularmente apropiada”.
Como moneda de pagos internacionales, el yuan sigue siendo minúsculo pero crece rápidamente: en febrero los pagos iniciados por clientes e instituciones, entrantes y salientes, denominados en yuanes representaron solo el 1,42% de todo el tráfico, pero estableció un nuevo récord. Según SWIFT, la cooperativa propiedad de sus miembros, infiltrada por la NSA, que conecta más de 10.000 bancos, corporaciones, la NSA, y otras agencias de inteligencia de todo el mundo.
A pesar del peso de China como segunda economía mundial, el yuan estaba en octavo lugar como moneda de pago, detrás del franco suizo. El dólar y el euro han estado alternándose en el primer puesto. En febrero el dólar representó un 38,9% y el euro 33,0% de todo el tráfico de pagos. En enero del año pasado, por ejemplo, el euro estuvo en primer lugar con una participación del 40,2%, mientras el dólar solo llegó al 33,5%. A medida que China se aparte del dólar, la parte de éste como moneda de pagos seguirá disminuyendo.
Y Merkel, cuya tarea es mantener la Eurozona unida apretando cinta adhesiva y alambre alrededor de los cuellos de otros países, no ha olvidado: “Estamos muy agradecidos porque China hizo esfuerzos durante la crisis del euro para considerar la estabilidad del euro como moneda”, dijo en una conferencia de prensa. “China nunca cuestionó su confianza en el euro y considero que eso es muy importante…”
El establecimiento de Frankfurt como centro comercial exterior en yuanes se viene preparando desde 2012. En julio de 2013 se estableció un comité directivo que incluía al ministerio de Economía del Estado de Hesse, al ministerio Federal de Finanzas y al Bundesbank. En octubre de 2013, el “Grupo de Iniciativa RMB” –que incluía a los cuatro bancos chinos con presencia en Frankfurt, gigantes de los servicios financieros alemanes, y el Bundesbank– se reunió por primera vez. El grupo de trabajo que se ocupa del establecimiento de la solución de clearing en yuanes está encabezado por el Bundesbank y cuenta a SWIFT entre sus miembros. Todas las corporaciones y asociaciones alemanas apoyan la iniciativa.
“Fue un importante paso adelante en la intensificación de las relaciones económicas de Alemania con China, dijo el miembro del Consejo Ejecutivo del Bundesbank, Carl-Ludwig Thiele.
En su cobertura del evento, la agencia de propiedad estatal Xinhua News describió en líneas generales la estrategia de China “por tres flancos” para promover la internacionalización del yuan: “facilitar en el comercio internacional la inversión dominada y liquidada en yuanes, alentando centros de servicio exteriores en yuanes para desarrollar productos financieros en el exterior denominados en yuanes y alentando a los bancos centrales a tener activos en yuanes como parte de sus reservas de divisas extranjeras”.
Una definición sucinta de romper la hegemonía del dólar como moneda de pago, moneda de inversión y moneda de reserva, la estrategia de China desde 2009.
En aquel momento la crisis financiera en EE.UU. causaba escalofríos en la espina dorsal del gobierno chino que hasta entonces había estado acumulando despreocupadamente montañas de papel estadounidense que repentinamente amenazó con evaporarse, como los valores de hipotecas respaldadas por Fannie Mae y Freddie Mac que China había pensado que tenían algún valor cuando en realidad no lo tenían, por lo menos no hasta que China aplicó suficiente presión sobre la administración de Bush para que los garantizara y para que la Reserva Federal los comprara para inflar su valor.
China fue rescatada por el contribuyente estadounidense y la Reserva Federal, pero el episodio dio una lección al Gobierno: había que deshacerse del dólar. Y por lo tanto se ocupó del asunto, cuidadosa y sistemáticamente, paso a paso, pero implacablemente, como dijo Xinhua, en una estrategia “por diversos flancos” que incluía amplios acuerdos monetarios bilaterales país por país.
En comparación con China, Rusia es de poca monta en términos de relaciones comerciales y financieras con EE.UU. Pero también le basta. El primer tiro de advertencia se disparó antes de que comenzara su ataque general contra el sistema del dólar. No por parte de un asesor de Putin a quien se pueda menospreciar, sino por el ministro de Economía y exvicepresidente del Banco Central. Una escalada de importancia.
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