Gonzalo Martínez Corbalá, La Jornada
La crisis económica actual tiene características mundiales, y no hay capital en el planeta que no se haya visto ya afectada seriamente, y en la que no se hayan tomado medidas de emergencia para contrarrestarla.
En realidad, ésta empezó ya desde el año pasado, y se ha ido ampliando en diversas partes del mundo, con características más o menos comparables, aunque no en las estrategias para reducir sus efectos en diferentes sectores de la economía o de su estructura política e histórica.
Hagamos un repaso, según su influencia y su complejidad.
Empezaremos por la política, puesto que en estos casos se deja sentir más pronto y sus efectos inmediatos son más sensibles, puesto que afectan a un sector que tienen más efectos en la vida cotidiana del país, en el campo que influye más en la vida más delicada, hacia dentro y también ellos mismos hacia fuera en los países que tienen contacto con todos, en la esfera del poder más inmediato y semejante por orígenes raciales, en incluso, por afinidades, o bien rivalidades políticas, que requieren un trato fino y delicado que abra caminos de entendimiento.
De este lado, conflictos políticos se confunden con otros puramente sociales que se contaminan con los de naturaleza económica y política, que son generalmente de fácil contagio y difícil alivio.
Así sucesivamente, según la sensibilidad de las variables con más sensibilidad e influencia en el país, hay que analizar cuidadosamente, lo cual es muy laborioso según el alcance que se pretenda darl a los diversos análisis, y la veracidad que se quiera alcanzar. Luego en ocasiones se presentan casos, incluso de urgencia, que, de no atenderse atinadamente, puede producirse un conflicto bélico de alcances imprevisibles.
Esto es cuando se trata de países vecinos, o demasiado cercanos, pero hay también otros casos en los que la complejidad, la violencia y la capacidad bélica dificultan la solución, aumentan la destrucción y, por tanto, los costos en vidas y en equipos militares gravosos, además de las pérdidas, de vidas, se prolongan demasiado, y se van aumentando los enconos y sus consecuencias materiales, dificultando también la paz en el planeta. Consecuencias posteriores, como la intensidad en la investigación científica y el gasto en ello, así como la ocupación de la mano de obra de mayor calidad, en vez de hacerlo, en la industria para la paz.
Para que esto suceda se requiere únicamente la decisión de los dirigentes políticos, para separar los conflictos por caminos que conduzcan a la paz mundial, y que se emplee esa inteligencia y esos conocimientos en beneficio de la humanidad y no para someter unos a otros, matándose y germinando el odio entre personas, sino alentando el entendimiento por la vía de la razón.
Algún día, esto será así y de esta manera será creado un mundo que hasta ahora no es más que una utopía, debido a que los instintos del ser humano, no evitan los más nobles sentimientos, que demuestran por sí mismos. Lo que debiera ser y no lo que es en una distorsión monstruosa.
¿Es esta aspiración solamente una fantasía o una ilusión? Por supuesto que, esta conducta de los grupos humanos, habría de llevar al planeta mundo hacia un lugar donde se pudiera habitar, una familia después de otra, resguardando y preservando las especies no solamente humanas, sino de menor altura en la medida de sus posibilidades para verdaderamente convivir en un mundo, necesariamente en el que los valores fueran tales realmente, y no instrumentos de degradación.
Las crisis periódicas de todos los órdenes, pasarán tarde o temprano, a la geografía de lo que poco a poco llegó a ser un planeta regido por el hombre, por especies superiores. Está muy claro que nosotros no lo veremos. Pero no lo duden, la energía nuclear, la energía y todas las que ya existen en este universo, actuarán para bien de las especies vivientes, con un corazón en un mano, y en la otra un cerebro, verdaderamente que generará vida.
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