sábado, 23 de abril de 2011

¿Por qué las plantas nucleares pueden arrastrar a un país a la quiebra?


La situación que se vive en Japón con la catástrofe de Fukushima está haciendo repensar a las autoridades sobre la viabilidad de la energía nuclear. Más aún cuando las 440 plantas de energía nuclear que hay en el mundo operan sin cobertura real de ningún tipo. A modo de ejemplo: un accidente nuclear en Alemania costaría la friolera de 11 billones de dólares (US$11.000.000.000.000), el 20% del PIB mundial, mientras que los seguros comprometidos cubren un máximo de 3.500 millones de dólares, cifra con la cual "apenas se podría comprar los sellos para las cartas de condolencia", como expresa el asesor ambiental del gobierno alemán, Olav Hohmeyer, en esta nota de The Washington Post.

El alto costo de los riesgos nucleares hace que sea impensable un seguro real, y las compañías minimizan los accidentes nucleares para mantener el costo de los seguros al mínimo y así apoyar a la industria. Los riesgos nucleares a gran escala, sean daños a las plantas o daños de responsabilidad civil derivados de los riesgos de radiación, debe cubrirlos el Estado. Las empresas son incapaces de asumir estos costos dado que su daño financiero puede ser tan devastador que el costo real del seguro haría completamente inviable la energía nuclear. Esta aparente reducción de costes es la mejor subvención gubernamental a las empresas nucleares. Una subvención que no reciben las energías alternativas.

Ya vimos en Tepco, la empresa eléctrica nipona que puede hundir a Japón, que los daños de la catástrofe nuclear amenazan con un terremoto financiero que puede hundir a Japón. Japón atraviesa por dificultades desde mucho antes del 11 de marzo, y por eso que esta crisis significará un punto de inflexión crucial para el país. Las probabilidades de una catástrofe de este tipo en Estados Unidos o Alemania también comienzan a tomarse en cuenta. Tras cada fenómeno "imprevisible" ha existido siempre una mano humana responsable de "hacerlo posible" como ha sido con la crisis financiera, el derrame petrolero en el Golfo de México, el 11-S o el accidente nuclear de Fukushima.

Los responsables de la energía nuclear deberán responder en algún momento por qué no han diseñado reactores nucleares de torio (más seguros, económicos y eficientes, no generan reacción en cadena y producen una menor cantidad de residuos radiactivos), y sólo han diseñado reactores de uranio que producen reacción en cadena, son altamente ineficientes y destructivos, y producen gran cantidad de residuos radiactivos. Esto es porque siguiendo las leyes del mercado, las empresas venden los residuos a los fabricantes de armas nucleares, hecho que les permite mejorar sus balances financieros y presentarse como empresas económicamente saludables. Cuando toda esta farsa sea desmantelada y dada a conocer, cambiará la perspectiva sobre la energía nuclear que hemos conocido.

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