David Brooks, La Jornada
Nueva York, 21 de octubre. Las grandes empresas financieras rescatadas este año con cientos de miles de millones de dólares de subsidios públicos están por pagar a sus ejecutivos las bonificaciones más grandes de la historia, mientras la tasa de desempleo llegó a su nivel más alto en un cuarto de siglo, y uno de cada seis estadunidenses vive hoy en la pobreza.
El furor generado por esta noticia ha obligado al gobierno de Barack Obama a adelantar hoy que en los próximos días anunciará medidas que ordenarán una reducción hasta de 50 por ciento en los paquetes de compensación total a los 25 ejecutivos más importantes de siete de las principales empresas financieras rescatadas por el gobierno federa: hasta 90 por ciento de reducción en pagos en efectivo (aunque, en algunos casos, recibirán acciones de sus empresas en lugar de pagos). Entre las firmas se encuentran Citigroup, General Motors y Bank of America, entre otros.
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El martes Obama regañó una vez más al sector financiero, en un discurso en esta ciudad, donde afirmó: "sabemos que nunca más deberemos enfrentar una potencial calamidad por la especulación imprudente" de unos cuantos, y reiteró que es necesario promover reformas legislativas para imponer medidas que impidan la repetición de esta crisis, a lo que se oponen Wall Street y sus aliados.
Pero ni esto está aguando la fiesta de los banqueros.
Las siete empresas que serán afectadas por las nuevas medidas no incluyen las casas financieras más poderosas de Wall Street como Goldman Sachs, Morgan Stanley o JP Morgan Chase, entre otras que gozan de un auge al regresar –dicen críticos y analistas– a los mismos negocios especulativos de alto riesgo que detonaron la crisis.
El jueves pasado Wall Street celebró –con gorras, globos y más– que el índice Dow Jones de la bolsa de valores de Nueva York superó la barrera de los 10 mil puntos, una recuperación de más de 53 por ciento desde que tocó fondo en marzo pasado. A la vez, empresas financieras rescatadas reportaron un tercer trimestre de ganancias, algunas asombrosas, después de que hace un año estaban al borde del abismo, antes del programa de rescate gubernamental de 700 mil millones de dólares.
Reaparecen el champán y el caviar, mientras se calcula que las bonificaciones para los ejecutivos de empresas como Goldman Sachs (que destinaría 23 mil millones en bonos a ese concepto), JP Morgan Chase y Morgan Stanley podrían ascender en total a más de 140 mil millones de dólares, la recompensa más grande a los ejecutivos en la historia de las 23 empresas financieras, según un análisis del Wall Street Journal.
Por otro lado, el New York Times reporta que una mujer que antes era directora de un albergue para los sin techo se quedó sin casa y ahora vive en un albergue, junto con millones más.
Para millones de estadunidenses no hay nada que celebrar, y no fueron invitados a la fiesta que ellos pagaron. Todo esto ha generado un gran problema político para el gobierno de Obama, pues la percepción es que mientras los más ricos se felicitan por su gran fortuna y tentativamente proclaman el fin de la crisis, para casi todos los demás la cosa está peor.
Además de una tasa de desempleo de casi 10 por ciento (llega a más de 16 por ciento si se combina con el subempleo), unos 7.5 millones de hogares están en juicio hipotecario (nivel sin precedente), y ya se había registrado un incremento de 34 por ciento en bancarrotas personales entre enero y junio de este año, comparado con el anterior.
A lo anterior se agrega que el crédito a empresas medianas y pequeñas aún no fluye, el gobierno continúa absorbiendo bancos medianos y pequeños en quiebra por todo el país, los gobiernos estatales siguen al borde de la bancarrota y hay más hambre que nunca (36 millones de estadunidenses dependen de la asistencia federal para alimentarse).
Wall Street se burla mientras se abandona a los pobres
Un nuevo informe de la Academia Nacional de Ciencias difundido esta semana y que aplica una fórmula revisada, supuestamente más precisa, revela que uno de cada seis estadunidenses ahora vive en la pobreza. El nuevo cálculo de 47.4 millones en condiciones de pobreza agrega 7 millones más al número oficial reportado por el censo.
En contraste, la generosidad del gobierno con los ricos parece mayor de lo anunciado. Nomi Prins, experta financiera que trabajó en Wall Street, informa en The Nation que el programa federal para el rescate financiero de 700 mil millones es sólo una fracción del subsidio federal al sector financiero, el cual calcula suma un total de 17.5 billones de dólares.
"Wall Street se burla de nosotros. Las gigantescas firmas de Wall Street probablemente habrían cerrado si los contribuyentes no hubieran otorgando billones de dólares en fondos de rescate y apoyo", destacó Robert Weissman, presidente de Public Citizen, principal organización nacional de defensa del consumidor. Ahora, dijo, a un año de los rescates estos ejecutivos se atreven a pagarse sumas récord en compensación. Estos "pagos obscenos de Wall Street" deberían sacudir al Congreso e impulsar fuertes regulaciones, ya que son resultado de las mismas prácticas que llevaron al sector a la crisis, alertó.
El columnista del New York Times Bob Herbert escribió que durante las últimas décadas se ha dado cada vez más dinero a los ricos y "hemos abandonado a los pobres, puesto una llave de estrangulamiento sobre la clase media, y casi hemos llevado a la quiebra al gobierno federal, mientras se ha dado a los bancos y megaempresas y al resto de los que están en la cima de la pirámide económica casi todo lo que han deseado". Indicó que mientras millones sufren por el desempleo, "Wall Street festeja. Me asombra lo pasiva que ha permanecido la población de cara a esta atrocidad sostenida", lamentó.
"El capitalismo es la legalización de esta avaricia", comentó en entrevista con The Nation, el cineasta Michael Moore, cuya última película Capitalismo: una historia de amor, documenta el desastre financiero y sus consecuencias entre el pueblo.
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