Una mirada no convencional al modelo económico de la globalización, la geopolítica, y las fallas del mercado
martes, 3 de febrero de 2009
Las razones que paralizaron Costanera Center
El 5 de marzo de 2006, un sonriente Horst Paulmann, junto a los principales ejecutivos de Cencosud, recibían con los brazos abiertos al saliente Presidente de la República, Ricardo Lagos. No importaba el calor sofocante porque la puesta de la primera piedra de la que sería la torre más alta de Sudamérica valía la pena el sacrficio.
El proyecto avanzó sin sobresaltos hasta el miércoles de la semana pasada, cuando Paulmann decidió anunciar la paralización indefinida de las obras. Así fue como la violencia telúrica de la crisis llegó a Santiago de Chile, y con un rápido despido masivo de más de dos mil trabajadores. Pero las cifras cada día más negativas sobre el entorno mundial, terminaron convenciendo a Paulmann de que no había otro camino que dejar el proyecto Costanera Center abandonado, pese a llevar un tercio en construcción.
Desde que compró los ex terrenos de la CCU (Compañía de Cervecerías Unidas) en avenida Andrés Bello, Paulmann sabía que no haría nada en ese espacio hasta que juntara el dinero suficiente para hacer algo realmente impresionante en ese lugar estratégico de Santiago que junto a sector de El Golf se cooce como el Sanhattan chileno. Con los supermercados Jumbo y Santa Isabel cada día más sólidos, así como el importate rol del Mall Alto Las Condes y la participación en otros Mall top del país y además con inversiones en Argentina, Colombia, Perú y Brasil, Paulmann presentó lleno de orgullo en enero del 2006 el mayor hito arquitectónico de Chile y al mismo tiempo su producto estrella: la torre Gran Costanera, de 70 pisos y 300 metros de altura. Su fecha de inauguración sería el año 2010, para el Bicentenario de Chile.
No obstante, la caída en picada que han tenido las ventas tanto en Chile como en el exterior, a nivel de mall y supermercados, revirtieron las cifras a un nivel de endeudamiento que rondaba 3,7 veces sus flujos de caja. Excesivo. Más aún en un entorno mundial de extrema fragilidad que hace temer una profundización mayor de la crisis hacia mediados de año.
Como siempre, y después de muchos tira y afloja, ganó la opción de congelar el endeudamiento actual de la empresa que está en torno a los US$ 2.600 millones: pero además, y considerando el declive de los flujos, se optó por canalizar el endeudamiento hacia los US$ 2.000 millones. Y para conseguir este propósito era imperioso dejar de construir proyectos de rentabilidad a largo plazo y optar por crear caja vendiendo muchos de los terrenos que la empresa tiene en sectores privilegiados de Santiago y otras regiones. Así fue como se acabó el sueño de una torre emblemática que antes de nacer ya era un auténtico elefante blanco.
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Esto es un freno al exitismo facil. No todo te puede salir bien, coño
ResponderBorrarsi no eres Dios
Visité Santiago de Chile la semana pasada proviniente de Barcelona. Me sorprendió la cantidad de rascacielos y edificios altos aun en construcción en Santiago. es facil decirlo ahora pero estaa claro que quizas hubo un exceso de euforia y ademas demasiado tarde en el ciclo económico.
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