Aunque Keynes lo planteó hace más de 70 años, el tema volvió a salir al tapete tras el brutal estallido de la crisis financiera que -con o sin rescate- provocará una fuerte recesión mundial. Los "espiritus animales" señalados por Keynes -y para cuya vigilancia se requería un Estado alerta y organismos serios- volvieron a su desmesura y descontrol a fines de los 70 cuando los principales países adoptaron el modelo neoliberal de laissez-faire (dejar al mercado la asignación de los recursos) con la vigilancia policial del FMI.
El fundamentalismo de mercado adoptado como tabla-rasa por el mundo occidental se desmorona como un castillo de naipes. Y tras 30 años de falso oropel y auténtico descalabro económico, lo que está en juego es la ilegitimidad de un modelo económico que ha negado no solo el crecimiento económico real sino el desarrollo humano y la integración social. Cada acuerdo de libre comercio ha creado más desigualdad y exclusión polarizando más a la sociedad. La larga crisis que espera al país del norte, como señala Joseph Stiglitz debe provocar una auténtica revolución que controle la codicia de los rapiñas que se han tragado al planeta.
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