Un nuevo fracaso en los acuerdos internacionales que se suma al de la Cumbre de Roma para la alimentación, la Cumbre de Madrid para el Petróleo, y la Cumbre de Tokayo para los problemas mediambientales y climáticos, se suma ahora con el de la Cumbre de Doha, donde las posturas divergentes entre los países ricos y pobres marcó el principal muro insalvable.
El director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Pascal Lamy, confirmó en Ginebra ante los 153 países miembros que las negociaciones de la Ronda de Doha fracasaron. Las principales potencias comerciales (Australia, Brasil, China, Estados Unidos, India, Japón y la Unión Europea) no llegaron a acuerdo en ninguno de los tres temas centrales:
i) cómo y cuánto abrir sus mercados agrícolas e industriales;
ii) en cuánto los países ricos deben bajar sus subsidios; y
iii) qué tipo de protección debe permitirse a los países pobres.
Las negociaciones, que comenzaron en 2001 con el objetivo oficial de impulsar la economía y ayudar a los países pobres cayó producto de la dura postura de los países ricos. Estados Unidos culpó a la India y a China de poner "en peligro la Ronda" por no aceptar las actuales propuestas. China arremetió contra Estados Unidos y aseguró que "oculta su proteccionismo" y Brasil declaró su temor a estar "llegando al límite".
Tras el bochorno, la Unión Europea no quizo firmar el acuerdo alcanzado el domingo con los países latinoamericanos para reducir el arancel europeo a la importación de banano. Es decir ni siquiera un acuerdo que selló un compromiso y dio por cerrada la guerra del banano, salió con vida de este desastre protagonizado entre el G-7 (los ricos) con los países pobres del mundo.
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