El Banco Central realizó un nuevo ajuste a la baja en su proyección de crecimiento y elevó a 4,7% su proyección de inflación para el año. Es la tercera vez que el Central modifica los datos, aumentando la proyección de inflación y disminuyendo la del crecimiento en cifras que dan cuenta del panorama de alta incertidumbre que gravita en la economía mundial.
El Central prevé que para el segundo semestre la inflación anual del IPC (que hoy está en el 8,1%) se ubicará en rangos más tolerables para estabilizarse en torno al 3% en el curso de 2009. Esta convergencia será más lenta por el alto precio que ha alcanzado el petróleo y numeros alimentos básicos que han significado el retorno de la inflación en todo el mundo y a cifras, en algunos países, de dos dígitos.
Respecto al crecimiento, el deterioro del escenario externo y el incremento en los costos energéticos han llevado al Central a ajustar a la baja sus proyecciones para el 2008 desde el 6% previsto a fines del año pasado, a un rango entre el 4% y el 5% para este catastrófico 2008.
La acciones del Central se han dirigido en los últimos años a ajustar siempre a la baja los pronóstico iniciales. Estas constantes correcciones en las estimaciones sobre el devenir económico constituyen una tarea que debiera ser analizada a nivel país, pues más que estar realizando siempre estos lastimeros anuncios, que debieran avergonzar al personal del Central, partiendo por De Gregorio, se hace necesaria una participación más activa del Banco en el desarrollo, el aumento de la competitividad, la producción y el empleo. Al objetivo de la estabilidad monetaria (único que tiene el Banco Central) debiera añadir la estabilidad en el empleo y en el crecimiento económico, temas tan importantes y estratégicos como el primero.
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