martes, 18 de marzo de 2008

UN TRANQUILIZANTE EN MEDIO DE LA TORMENTA

Tras un tremendo lunes de nerviosismo e incertidumbre en los mercados, la FED vuelve a tomar el camino corto para frenar los vaivenes bursátiles y baja la tasa de interés en 75 puntos para dejarla en 2,25%, 400 puntos más baja que la tasa que mantiene el Banco Central de Chile: 6,25%.
La medida buscó revertir el colapso bursátil de ayer lunes provocado por la compra a un valor irrisorio del banco Bear Stearns por parte de JP Morgan, perteneciente a la familia Rockefeller, antes que se fuera a la quiebra. El banco Bear Stearns fue comprado al 1% del valor contable que tenía en mayo del año pasado cuando la acción se cotizó en 169 dólares. Desde el inicio de la crisis, en julio del año pasado, el Bears comenzó una lenta caída acelerada en las últimas semanas por la falta de liquidez que vive la economìa de EEUU. El viernes, la acción cayó a su nivel más bajo y llegó a los 30 dólares, casi a las puertas de una quiebra inminente.
Durante el fin de semana se resolviò el futuro del banco entre el mismo Bears, JP Morgan y la FED. La fusión bancaria fue la solución a la crisis para responder a los clientes. No obstante, y como siempre ocurre en estos casos, la operación llevará al despido de al menos 8 mil de los 14 mil empleados que trabajaban en el Bears.
Esta baja de la FED es la sexta en los últimos meses y persigue dar liquidez a una economía que está atrapada en su propio laberinto. Se estima que la FED deberá seguir bajando la tasa hasta el 1% (o menos) para que la actividad económica no se paralice. La opción de Ben Bernanke está muy clara: privilegiar el crecimiento y olvidarse de la inflación, algo que deberían aprender en otros lugares donde la inflación es la única variable que se considera relevante.
A diferencia de lo que hace De Gregorio, Bernanke sabe que una caída en la producción es más grave que una subida de los precios. Si se deja de producir, la economìa se estanca y sube el desempleo y cae la demanda, creando un círculo vicioso entre un desempleo creciente y una producción que se ralentiza hasta la asfixia. Soltar la inflación, por otro lado, provoca el inevitable incremento de algunos precios y la caída en el poder adquisitivo. Frente a estas dos opciones malas, ¿cuál es la peor? ¿perder algo de poder adquisitivo, o perder todo el poder adquisitivo con la cesantía?.

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