Nahia Sanzo, Slavyangrad
“Seguimos siendo realistas sobre la dificultad de esto, pero a medida que hemos avanzado, creo que existe una visión compartida de que no se trata solo de poner fin a la guerra, lo cual es muy importante, sino de asegurar el futuro de Ucrania, un futuro que esperamos sea más próspero que nunca”, declaró Marco Rubio el domingo por la noche, tras la finalización de la reunión de cinco horas que la delegación estadounidense había mantenido con la ucraniana en el campo de golf propiedad de Steve Witkoff en Florida. Marco Rubio posaba junto a Rustem Umerov, que ha sustituido al mucho más duro y exigente Andriy Ermak al frente de la delegación negociadora de Ucrania, para informar a la prensa de un encuentro que, según ambas partes, fue “productivo”. Sin embargo, a juzgar por la valoración de los hechos y la información sobre los temas tratados que Estados Unidos y Ucrania suministraron a su prensa afín, es posible que el consenso acabara ahí.
“Las negociaciones entre Estados Unidos y Ucrania del domingo se centraron en la ubicación de la frontera de facto con Rusia según un acuerdo de paz. Funcionarios ucranianos describieron la reunión de cinco horas como «difícil» e «intensa», pero productiva”, escribió Barak Rabid, el reportero de Axios al que el trumpismo filtra aquello de lo que quiere que se hable. Rabid “escribe que «la línea de control territorial fue prácticamente el único tema discutido, según dos funcionarios ucranianos». Sin embargo, los funcionarios ucranianos han explicado repetidamente que las cuestiones territoriales se deben negociar a nivel presidencial.”, contestaba la periodista ucraniana Kateryna Lisunova, de la que Michael Weiss afirma que “está en contacto estrecho con altos cargos ucranianos”. Las palabras de la delegación ucraniana insistían en que, como afirmaba la periodista, no se había tratado el tema de las concesiones territoriales. “Me pregunto si los sospechosos habituales del lado estadounidense están volviendo a manipular”, insistía Michael Weiss, dispuesto a creer las palabras de la delegación ucraniana filtradas a una periodista afín y dando nuevamente a entender que una parte del equipo estadounidense -concretamente Steve Witkoff- trabaja para el bando ruso. Teniendo en cuenta que el resto de temas fueron tratados en la reunión de Ginebra siete días antes, sería impensable que territorios y seguridad no fueran el centro de la reunión del domingo en Miami.
En su rueda de prensa junto a Emmanuel Macron, Volodymyr Zelensky confirmaba lo obvio. “Las negociaciones sobre cuestiones territoriales se prolongaron durante seis horas y media”, confirmó el presidente ucraniano, que añadió que “el plan tiene mejor pinta”. Siguiendo la norma, para contrarrestar las malas noticias, Zelensky alegó que Rusia ha vivido el peor mes en cuatro años, ha perdido 25.000 soldados y todas sus operaciones militares han fracasado. El medio ucraniano DeepState contradecía a su presidente confirmando lo que es evidente en el seguimiento del día a día de guerra: Rusia acelera sus avances en el frente. Esos avances refuerzan la idea de que Moscú podría ser capaz de conseguir por la vía militar sus exigencias territoriales, motivo por el que Estados Unidos busca detener la guerra y una opción territorial que evite más derramamiento de sangre cuando el destino parece estar escrito.
“Esta mañana estoy viendo toneladas de artículos sobre las negociaciones en Miami, llenos de filtraciones que afirman que las concesiones territoriales eran el tema principal, que Estados Unidos, Rusia y la OTAN podrían llegar a un acuerdo separado para mantener a Ucrania fuera de la alianza e incluso que estaban sirviendo holubtsi, un plato tradicional ucraniano, a los delegados en Florida. Pero en medio de todo esto, falta algo muy importante: la postura de Ucrania. Ucrania no es objeto de estas negociaciones; es un país independiente que actuará según su propia voluntad y su propia constitución”, se lamentaba por la mañana Lisunova que, como gran parte de la prensa, insiste en la capacidad de Ucrania de tomar sus propias decisiones pese a que su situación de subordinación y dependencia de sus aliados, especialmente de Estados Unidos, le hace vulnerable a las presiones externas. Incluso Kaja Kallas apuntaba ayer que teme que “toda la presión recaerá sobre la parte más débil, porque esa es la forma más fácil de detener esta guerra cuando Ucrania se rinda”. La debilidad de Ucrania no es tanto su frágil posición en el frente y sus dificultades económicas, sino el hecho de que, como proxy de un tercero y dependiente de la asistencia militar de otro, no tiene la capacidad de decidir por sí misma si quiere seguir luchando.
Guste o no a Ucrania, Estados Unidos busca una redacción creativa para lograr imponer lo que lleva meses presentando como única salida posible al conflicto, una paz con garantías de seguridad bilaterales para Ucrania, expresamente al margen de la OTAN aunque quizá similares en términos de promesa de apoyo en caso de agresión rusa, a cambio de territorios. Ese es el pequeño margen que Kiev y Moscú disponen para ofrecer sus propuestas. Del lado ucraniano, ha quedado claro que el objetivo territorial es acordar unas fronteras de facto que Ucrania no aceptaría oficialmente y que trataría de modificar desde el primer día a base de presión económica, política y propagandística. Las declaraciones de líderes europeos, más explícitos que Kiev pero leyendo de un mismo guion producido en común, han insistido siempre en los intercambios de territorio y en varias exigencias clave entre las que se encuentra la entrega a Ucrania de la central nuclear de Energodar. Los aliados europeos de Ucrania , y posiblemente también los más optimistas en Kiev, no aspiran únicamente a mantener las fronteras según las dicta el frente, sino a mejorarlas ligeramente. En este contexto, la exigencia rusa, que se ha convertido en la estadounidense, de retirada de la zona de Donetsk, que Washington estima que Rusia podría capturar por la vía militar, es una línea roja. Sin embargo, la principal exigencia ucraniana -y también rusa- sigue estando en la cuestión de la seguridad. Como escribía en su artículo en The Telegraph, Valeriy Zaluzhny planteaba tres formas de garantías de seguridad posibles: adhesión a la OTAN, despliegue de armas nucleares en Ucrania o envío de una misión europea capaz de enfrentarse a Rusia. Como le ha respondido incluso el beligerante senador Lindsey Graham, firme amigo de Ucrania dispuesto a luchar contra Rusia hasta el último ucraniano, ninguna de esas opciones es posible.
Según CNN, Washington busca una vía para garantizar una parte de las exigencias rusas sin obligar a Ucrania a cambios legislativos que no está dispuesta a realizar. En el caso de la cuestión territorial, es evidente que no va a exigirse a Ucrania un reconocimiento oficial de la soberanía rusa sobre ningún territorio, ni siquiera Crimea, parte de Rusia desde hace 12 años y que difícilmente puede calificarse de “derecho por conquista”. De esta forma, Kiev no podrá apelar a la legalidad o a una infracción de la Constitución, ni tendrá que someter la cuestión a referéndum. Como ha ocurrido durante la última década, los territorios bajo control ruso seguirán siendo política y retóricamente reclamados por Ucrania y el conflicto político entre los dos países continuará. Ligeramente más complicada es la cuestión de la OTAN, introducida en el preámbulo de la Constitución de Ucrania al final de la etapa Poroshenko, aunque la solución que busca Estados Unidos se dirige en la misma dirección. “Una fuente de la CNN afirma que los negociadores han debatido ahora un posible escenario en el que Ucrania quedaría efectivamente excluida de la alianza militar occidental liderada por Estados Unidos mediante acuerdos que tendrían que negociarse directamente entre los Estados miembros de la OTAN y Moscú”, escribía ayer el medio estadounidense. En la práctica, Ucrania -con el apoyo de sus aliados europeos- seguiría insistiendo en su irreversible destino euroatlántico, mientras la OTAN supuestamente se comprometería a no admitir al país en la Alianza. Según Axios, sería por medio de una fórmula en la que Estados Unidos garantizaría una protección similar a la del Artículo V.
Ante la prensa a bordo del Air Force 1, Donald Trump volvió a insistir en que el acuerdo puede estar muy cerca, triunfalismo que no tiene en cuenta que aún no hay acuerdo con Ucrania y que es probable que, en la reunión de hoy con Steve Witkoff, Rusia no dé el visto bueno al plan en su integridad y se reserve el derecho de negociar a su favor aquellos aspectos que considere inaceptables o trate de modificar las evidentes contradicciones que existían en el plan original. “Queda mucho trabajo por hacer. Es un tema delicado. Es complicado. Hay muchos factores en juego y, obviamente, hay otra parte implicada que tendrá que formar parte de la ecuación”, afirmó Rubio tras la reunión. Es probable también que el Kremlin plantee algo que ha podido leerse estos días en un artículo publicado por The Telegraph, que afirmaba que Estados Unidos está dispuesto a reconocer oficialmente la soberanía rusa sobre los territorios que quedarían bajo control de Moscú en un posible acuerdo de paz.
“Todas las cuestiones se discutieron de manera abierta y con un enfoque claro de garantizar la soberanía y los intereses nacionales de Ucrania”, escribió Zelensky reflejando la postura de Marco Rubio. Es relevante destacar la ausencia de una mención a la integridad territorial de Ucrania en las palabras de Zelensky, idea a la que ya solo se aferran los países europeos, dispuestos a mantener un discurso cada vez más alejado de la realidad y en el que todas las palabras suenan vacías. “Putin debe aceptar un alto el fuego o estar preparado para que Rusia se enfrente a nuevas sanciones que agotarán su economía, así como a un mayor apoyo a Ucrania por parte de los europeos”, afirmó ayer, durante la enésima visita de Zelensky a París, el ministro de Asuntos Exteriores de Francia para insistir en el fallido ultimátum de los países europeos del pasado mes de mayo. Cada mensaje de von der Leyen apela a la unidad y anuncia que la UE está trabajando para garantizar la solvencia financiera de Ucrania, cada aparición de Macron anuncia el final del trabajo de la Coalición de Voluntarios para un despliegue posterior a la paz, cada discurso de Merz anuncia más capacidades de largo alcance para Ucrania. Sin embargo, la UE no consigue hacerse con los activos rusos retenidos en Occidente, por lo que la cuestión económica sigue aún en el aire, la cuestión de la misión de disuasión depende de Estados Unidos y el aumento del suministro de misiles no va a conseguir que Ucrania equilibre a su favor la situación del frente.
Como escribía ayer el analista alemán Wolfgang Munchau, que afirma que los países europeos no tienen una estrategia ni para la paz ni para la guerra, “cuando la estrategia se desvanece, la acción se convierte primero en reacción y, finalmente, en ilusión. Los europeos no tienen la más mínima idea de cómo ayudar a Ucrania a derrotar a Putin en el campo de batalla y, sin embargo, sueñan con llevarlo ante la Corte Penal Internacional de La Haya. Su discurso gira en torno al Estado de derecho. Son fiscales, jurados y jueces en sus juicios imaginarios. Se consideran a sí mismos en el lado correcto del espectro de la señalización de la virtud”.
El resultado de las negociaciones no dependerá de los deseos de Zelensky o de los países europeos, sino de la capacidad de Ucrania de resistir en el frente y negociar en los despachos, de la habilidad rusa de imponer su ritmo en Donbass y Zaporozhie y, sobre todo, de la creatividad estadounidense para hacer que ambos países puedan alegar que no han cruzado líneas rojas. El nuevo episodio se producirá en unas horas, con la llegada de Steve Witkoff a Moscú para presentar al Kremlin los cambios que se han producido en el plan de 28 puntos y para que Moscú pueda plantear sus contrapropuestas.
______________
Ver también:
- La caída de Andriy Ermak
Nahia Sanzo. 30/11/2025 - Una tormenta de corrupción se extiende por Kiev
Dmitri Kovalevich. 25/11/2025 - La operación de engaño de EEUU contra los principios de Rusia acerca de las "causas fundamentales"
Alastair Crooke. 28/11/2025 - El teatro del absurdo en 28 puntos
Pepe Escobar. 25/11/2025

No hay comentarios.:
Publicar un comentario