jueves, 20 de marzo de 2025

Sobre las negociaciones de Putin y Trump


Aleksandr Dugin, Geopolitika

Las conversaciones telefónicas de ayer entre Trump y Putin son un acontecimiento muy importante. Los líderes de las dos grandes potencias discutieron muchos problemas entre ellos. Creo que no se trató solo de Ucrania, sino también de la arquitectura futura del mundo, sobre el orden de las grandes potencias que se está creando ante nuestros ojos y que no tiene nada que ver con el mundo liberal unipolar del globalismo o el orden mundial que fue impuesto a toda la humanidad por la anterior administración estadounidense y cuyos restos aún vemos en la Unión Europea.

En esta conversación Putin y Trump establecieron los lineamientos para la formación de una nueva arquitectura de las relaciones internacionales. Por supuesto, el diálogo continuará, pero lo más importante es que existe, que nuestros líderes están hablando entre sí, intercambiando puntos de vista para resolver ciertos problemas. Por lo tanto, el hecho mismo de esta conversación es difícil de valorar; de hecho, ya se ha convertido en un punto de inflexión en la historia reciente y el inicio del desescalamiento.

Sí, Trump sigue en guerra con Rusia, pero esta no es su guerra, él no la empezó y quiere acabarla cuanto antes. Otra cosa es que no sepa cómo hacerlo y tampoco entienda qué es Ucrania para nosotros. Al parecer, tiene una visión bastante simplista de las herramientas y las formas en que se puede poner fin a este conflicto. Pero, al mismo tiempo, tiene la firme voluntad de poner fin a esta guerra. Quiere detenerla o simplemente hacerla a un lado, dejándosela a los ucranianos y la Unión Europea.

Trump confía cada vez más en Putin y cada vez menos en Zelensky. Y el acuerdo de 30 días para detener los ataques a las infraestructuras energéticas resulta revelador. Rusia lo cumplió inmediatamente derribando sus propios vehículos aéreos no tripulados enviados para atacar instalaciones energéticas en territorios bajo el régimen de Kiev, mientras que Zelensky atacó una base energética en Stavropol. Y Trump ya ha visto quién cumple su palabra y quien no.

Zelensky no va a escuchar a Trump porque la única forma que tiene para conservar el poder durante mucho más tiempo es continuar la agonizante y desesperada guerra con Rusia. Zelensky se ha puesto a sí mismo en esta posición desesperada. Pero lo más importante es que está mostrando su total falta de respeto por Trump. En efecto, está escupiendo sobre los que brindan apoyo a la guerra que libran los ucranianos. Después de todo, estamos en guerra con los Estados Unidos.

Zelensky es sólo una herramienta, un rehén de la situación en la que se encontró cuando se convirtió en una marioneta en manos de los globalistas que estaban en el poder en los EE.UU. en ese momento. Pero ahora es otra gente con otra ideología, los patriotas, quienes están en el poder en los EE.UU.. Por cierto, Trump se llamó a sí mismo un nacionalista estadounidense en una entrevista de ayer, diciendo que está interesado principalmente en los intereses de Estados Unidos. Y es comprensible, se trata del realismo en las relaciones internacionales.

El panorama es claro. Trump no necesita esta guerra y se retirará de ella. Ve a Putin como un socio fiable con el que puede negociar y que cumple firmemente sus promesas. Y en este contexto, el comportamiento de Zelensky y de la UE contrasta fuertemente con el comportamiento de Trump: los globalistas son agresivos, fanáticos, irresponsables, rencorosos, mezquinos, poco fiables y mentirosos. En realidad, ellos son los enemigos de Trump y se han comportado mal con él todo el tiempo. En consecuencia, Trump, habiendo ganado su segundo mandato, está empezando poco a poco a ver en quién se puede confiar y en quién no. Quién no contradice los intereses estadounidenses y quién los debilita. Y poco a poco la situación irá cambiando.

Al mismo tiempo, Europa dice cada vez más que Trump ha traicionado al globalismo y al liberalismo. Pero para prepararse para una guerra con Rusia sin el apoyo de Estados Unidos, la UE necesita al menos tres años para formar un ejército europeo. Sin embargo, estos años deben tener lugar bajo un sistema político completamente diferente al que se ha desarrollado en la Europa moderna. El liberalismo es completamente inadecuado para una economía militarizada en plena movilización. Por consiguiente, este objetivo no es en absoluto realizable.

Así que el hecho de que Putin y Trump estén negociando la paz sin Zelensky y sin los europeos es muy importante. Trump quiere poner fin a la guerra que heredó de sus enemigos. Y estamos avanzando en esa dirección, pero Rusia no comprometerá sus intereses nacionales. Y Putin lo ha dejado claro.

En general, el destino del mundo entero depende ahora de cómo se desarrollen las relaciones ruso-estadounidenses. Y aunque todavía estamos muy lejos de la distensión, ya se está produciendo una desescalada. Y esto es bueno, porque el mundo se está alejando gradualmente del abismo del apocalipsis nuclear, al borde del cual nos encontrábamos hasta hace muy poco. Un nuevo orden de las grandes potencias mundiales está tomando forma ante nuestros ojos. Y las conversaciones entre Putin y Trump son un hito importante en el camino hacia su realización. Una nueva imagen del orden mundial.

Por nuestra parte, Putin dirigió estas conversaciones de forma brillante. No transigió en ninguno de los puntos y al mismo tiempo demostró su disposición para la paz, además de su responsabilidad por las decisiones que tomó y que aplicó inmediatamente. Y eso es muy importante y positivo en el contexto de cómo Europa está cada vez más enfrentada a Trump.

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