miércoles, 31 de marzo de 2010

Deflación muestra que la crisis está aún lejos del fin


La mayor crisis desde la gran depresión está aún lejos de su final por el gran lastre de la deuda y por la caída general de la demanda que ha significado para Estados Unidos una profunda deflación o caída general de los precios. Una de las mayores paradojas es que los países en desarrollo que estuvieron lejos de las causas del colapso financiero han sido los más afectados; así como los países que fueron fuertemente críticos sobre el rol del Estado en la economía, han sido los que más han reclamado apoyo de los dineros públicos para enfrentar las quiebras bancarias. Además, las transferencias de los recursos públicos para los rescates bancarios ha significado ocho veces el dinero comprometido para reconstruir Europa después de la Segunda Guerra Mundial. En dólares actuales el Plan Marshall para la reconstrucción de Europa significó 100.000 millones e dólares.

La crisis está aún lejos de terminar dado que no hay una perspectiva inmediata de que el crédito privado de la economía estadounidense se recupere pronto. Tampoco hay perspectivas reales de que el sector de la vivienda se convierta en un motor de crecimiento que ayude a impulsar la demanda. Los precios siguen en picada como muestra la gráfica, en gran parte producto del endeudamiento masivo que se ha convertido en un auténtico lastre para la actividad económica.


El rescate al sistema financiero ha seguido la ofensiva del capital contra el trabajo a escala mundial. Los dueños del capital utilizan la crisis para buscar una salida capitalista a la crisis y ello implica una ofensiva contra los trabajadores con reducción o congelación de salarios, despidos masivos y planes de ajuste que reducen presupuestos sociales. Esta es la receta que se está aplicando en varios países europeos partiendo por Grecia, Irlanda, América Latina y también en Estados Unidos, instalando así el escenario más propicio para el estallido y la explosión social.

Pese a las masivas inyecciones de recursos financieros, la reactivación real de la economía mundial no se ha producido. Se gesta, en cambio, un nuevo ciclo especulativo al repetirse la actuación no regulada del sistema financiero. El uso de fondos gubernamentales ha disparado la deuda pública, colocando en situación de virtual bancarrota a estados soberanos, como sucede en algunos países europeos, entre ellos Grecia e Irlanda.

No es posible identificar una verdadera solución en este momento en el sistema capitalista, y a lo sumo podrán atenuarse sus efectos a costa de elevar los costos económicos y sociales. Hay 50 millones de nuevos desempleados y mil 500 millones de personas con hambre en el mundo. Los paquetes de rescate no han incidido en la economía real y están retroalimentando la especulación sin modificar la arquitectura financiera.

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