Aunque el régimen dólar-Wall Street sigue siendo muy poderoso, la desdolarización y las posibilidades de un orden mundial cambiante están siendo impulsadas por la debilidad económica de Estados Unidos, el uso agresivo de sanciones ilegales por parte de dicho país y sus aliados del Norte Global, y la creciente fuerza política y económica del Sur Global a través de plataformas como los BRICS.
Vijay Prashad, Tricontinental
A principios de junio, empezó a circular el rumor —que gran parte de la prensa india dio por cierto— de que el gobierno de Arabia Saudita había permitido que caducara su acuerdo del petrodólar con Estados Unidos. Este acuerdo, firmado en 1974, es bastante sencillo y satisface varias necesidades del gobierno estadounidense: EEUU compra petróleo a Arabia Saudita, y Arabia Saudita utiliza ese dinero para comprar equipamiento militar a los fabricantes de armas estadounidenses, mientras mantiene los ingresos de las ventas de petróleo en letras del Tesoro estadounidense y en el sistema financiero occidental. Este acuerdo para reciclar los beneficios del petróleo en la economía estadounidense y en el mundo bancario occidental se conoce como el sistema del petrodólar.
Este acuerdo no exclusivo entre ambos países nunca obligó a los saudíes a limitar sus ventas de petróleo a dólares ni a reciclar sus beneficios del petróleo exclusivamente en bonos del Tesoro estadounidense (de los que posee la considerable cantidad de 135.900 millones de dólares) y bancos occidentales. De hecho, los saudíes son libres de vender petróleo en múltiples divisas, como el euro, y participar en plataformas de divisas digitales como mBridge, una iniciativa experimental del Banco de Pagos Internacionales y los bancos centrales de China, Tailandia y Emiratos Árabes Unidos (EAU).
No obstante, el rumor de que este acuerdo de décadas sobre el petrodólar había llegado a su fin refleja la expectativa generalizada de que un cambio sísmico en el sistema financiero derrocará el dominio del régimen dólar-Wall Street. Era un rumor falso, pero encerraba una verdad sobre las posibilidades de un mundo post-dólar o desdolarizado.