Estados Unidos ha lanzado ataques contra los aliados de Irán en Irak, Siria y Yemen, intensificando aún más las tensiones en Medio Oriente que comenzaron después del estallido de la guerra israelí en la Franja de Gaza.
Con el pretexto de responder al ataque con drones del 28 de enero a la base de la Torre 22 en Jordania -que mató a tres militares estadounidenses e hirió a más de 40-, EEUU lanzó ataques contra el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán y sus afiliados en Irak y Siria el 2 de febrero.
En la operación participaron dos bombarderos hipersónicos B-1B Lancer desplegados desde Estados Unidos. Las instalaciones objetivo incluían centros de operaciones de comando y control, centros de inteligencia, cohetes, misiles, almacenamiento de drones, así como instalaciones de logística y cadena de suministro de municiones pertenecientes a fuerzas respaldadas por Irán.
Los ataques alcanzaron 85 objetivos en siete instalaciones, tres en Irak y cuatro en Siria, utilizando 125 misiles guiados con precisión. Según los informes, 17 personas murieron en Irak y otras 29 en Siria. Ambos países condenaron el ataque estadounidense y dijeron que entre las víctimas había civiles.