Matthew Lynn, El Economista
La expectativa ha sido intensa, el furor arrollador, la anticipación creciente pero, ¿el resultado real? Por ahora, una decepción. Y no hablo de la selección inglesa ni de la española en la Copa del Mundo, aunque también podría ser. Me refiero al ataque monetario de Mario Draghi, la gran bazuca que supuestamente iba a levantar la economía de la Eurozona del suelo de la recesión y la deflación.
No parece que esté funcionando. Es cierto que aún es demasiado pronto para que muchas de las medidas que el Banco Central Europeo desveló tras la reunión del consejo a principios de mes puedan tener repercusiones sobre la economía real, pero dos de los objetivos principales eran bajar un euro sobrevalorado y reforzar la confianza. Ha habido muy pocas muestras de ambos. De hecho, el tipo de cambio casi no ha variado, la confianza sigue cayendo y los precios se acercan cada vez más a una deflación pura y dura.