Si alguien creía que los Estados, tras una profunda crisis alimentada por las políticas neoliberales, volverían al redil keynesiano, se ha equivocado. Los capitalistas exigen recuperar la tasa de ganancia a cualquier precio, y que los títulos que crearon sin respaldo productivo tengan valor. Los Estados centrales saben que su poder mundial descansa en su enorme potencial financiero y en su aparato militar. El Pacto del Euro no es más que la consagración de las políticas neoliberales en la eurozona, a costa del empobrecimiento y el sufrimiento de sus pueblos. Trabajadores y pueblos deben poner el bozal al perro loco que siembra el caos y conduce a la guerra.
Un pacto antidemocrático
El 25 de marzo pasado, los gobiernos de la eurozona y otros seis Estados, firmaron un acuerdo económico para –según el texto-, mejorar la competitividad de sus empresas, facilitar su presencia comercial en los mercados mundiales, y contribuir a un crecimiento más acelerado y sostenible a medio y largo plazo, generando niveles más elevados de ingresos para los ciudadanos y conservando los modelos sociales de bienestar. Las líneas directrices deberán ponerse en marcha en el plazo de un año.