La propuesta de la moneda del billón de dólares para resolver el problema del techo de la deuda ha experimentado una explosión en la blogosfera esta semana. Puede que el factor que lo haya precipitado sea que la gente está empezando a creer que los republicanos llegarán a un acuerdo sobre “abismo fiscal” con los demócratas que incluya muy poco sobre gasto en subvenciones, pero volverán luego en 2013 con una postura muy contundente sobre el precio a convenir para elevar un techo de la deuda que dé al Ejecutivo margen de maniobra durante un periodo determinado de tiempo. Esto es lo que Bruce Bartlett tenía que decir sobre la cuestión:
“En mi opinión, el abismo fiscal es semejante al llamado problema del efecto 2000 (Y2K) a finales de 1999, cuando mucha gente se inquietó por que se desbaratasen los ordenadores, los ascensores dejasen de funcionar y los aviones cayeran del cielo. Por supuesto, no sucedió nada de ese género”.
“Así que si el abismo fiscal es un falso problema, ¿por qué hemos de escuchar que la industria y el sector financieros albergan grandes temores a propósito del mismo? La respuesta es que hay un problema fiscal muy real que se producirá casi simultáneamente a la expiración del límite de la deuda. Buena parte de lo que pasa por preocupación por el abismo fiscal es en realidad ansiedad por saber si los republicanos del Congreso obligarán a una suspensión de pagos sobre la deuda nacional siguiendo su agenda radical”.