José Pablo Feinmann, Página 12
No hay nada peor que una guerra civil. Los coterráneos son los seres que más se odian cuando se entremeten en un conflicto armado. Estados Unidos puede dar testimonio de la veracidad de tal afirmación. El Norte y el Sur llevaron a cabo, entre 1860 y 1865, una guerra feroz, sanguinaria. La excusa fue la esclavitud. El Norte quería abolirla. El Sur conservarla. El Norte quería obreros libres para sus industrias. El Sur, esclavos para sus plantaciones de algodón y tabaco. El Norte sabía, siguiendo el ejemplo de Inglaterra, que sólo el valor agregado que la industria añadía a los productos del suelo establecía un valor superior. El monocultivo sureño conducía al atraso. El industrialismo del Norte era el ariete que abría las puertas del progreso. Así, todo indicaba que el Sur quería esclavos para cosechar la tierra. Y el Norte obreros para sus industrias. Esto entusiasmaría a los socialistas europeos, todos partidarios del Norte. De esta forma, Marx y Engels envían cartas alentadoras a Lincoln. Si el Norte triunfa será un país autónomo, industrial. Si lo hace el Sur hundirá a la nueva nación surgente en el atraso, en la sumisión a Inglaterra, de donde continuará importando sus productos manufacturados a cambio de algodón y tabaco extraído por manos esclavas.
Una mirada no convencional al modelo económico de la globalización, la geopolítica, y las fallas del mercado
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lunes, 1 de febrero de 2016
Esclavos blancos y esclavos negros
Publicado por
mamvas
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6:01 a.m.
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Abraham Lincoln,
Esclavitud,
Guerra Civil de Estados Unidos
domingo, 20 de enero de 2013
El “Lincoln” de Spielberg, Karl Marx y la Segunda Revolución Americana
Kevin Anderson, Sin Permiso
El "Lincoln" de Steven Spielberg transcurre en un solo pero crucial mes de la Guerra Civil de los EE.UU., un conflicto equivalente a una segunda revolución americana. En enero de 1865, cuando faltan pocos meses para la victoria de la Unión sobre la Confederación, el presidente Abraham Lincoln decide hacer aprobar la Decimotercera Enmienda a la Constitución de los EE.UU., para la abolición de la esclavitud sin condiciones y sin indemnización a los propietarios de esclavos. Se trata de un Lincoln muy diferente al candidato de 1860, que se negó a hacer campaña como abolicionista, o al presidente que aplazó la Proclamación de la Emancipación casi hasta el tercer año de la Guerra Civil, en 1863. Se trata de un Lincoln que ha crecido con los tiempos, cuyo ejército ahora incluye 200.000 soldados negros, y cuyos discursos comienzan a insinuar derechos de ciudadanía y voto para los antiguos esclavos.
sábado, 19 de enero de 2013
La carta de Marx a Lincoln
A propósito del artículo de Vicenç Navarro sobre lo que no dice la película de Steven Spielberg sobre Abraham Lincoln, cuelgo esta carta de Karl Marx escrita en noviembre de 1864 al entonces presidente de Estados Unidos.
Karl Marx, marxist.org
A Abraham Lincoln, Presidente de los Estados Unidos de América[1]
Escrito: Por Karl Marx entre el 22 y el 29 de noviembre de 1864. Primera edición: En The Bee-Hive Newspaper, núm. 169, del 7 de enero de 1865.
Digitalización y Edición electrónica: Marxists Internet Archive, 2001.
Muy señor mío:
Saludamos al pueblo americano con motivo de la reelección de Ud. por una gran mayoría.
Si bien la consigna moderada de su primera elección era la resistencia frente al poderío de los esclavistas, el triunfante grito de guerra de su reelección es: ¡muera el esclavismo!
Desde el comienzo de la titánica batalla en América, los obreros de Europa han sentido instintivamente que los destinos de su clase estaban ligados a la bandera estrellada. ¿Acaso la lucha por los territorios que dio comienzo a esta dura epopeya no debía decidir si el suelo virgen de los infinitos espacios sería ofrecido al trabajo del colono o deshonrado por el paso del capataz de esclavos?
Karl Marx, marxist.org
A Abraham Lincoln, Presidente de los Estados Unidos de América[1]
Escrito: Por Karl Marx entre el 22 y el 29 de noviembre de 1864. Primera edición: En The Bee-Hive Newspaper, núm. 169, del 7 de enero de 1865.
Digitalización y Edición electrónica: Marxists Internet Archive, 2001.
Muy señor mío:
Saludamos al pueblo americano con motivo de la reelección de Ud. por una gran mayoría.
Si bien la consigna moderada de su primera elección era la resistencia frente al poderío de los esclavistas, el triunfante grito de guerra de su reelección es: ¡muera el esclavismo!
Desde el comienzo de la titánica batalla en América, los obreros de Europa han sentido instintivamente que los destinos de su clase estaban ligados a la bandera estrellada. ¿Acaso la lucha por los territorios que dio comienzo a esta dura epopeya no debía decidir si el suelo virgen de los infinitos espacios sería ofrecido al trabajo del colono o deshonrado por el paso del capataz de esclavos?
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