Es increíble darse cuenta de que nadie puede articular una razón por la cual se debería apoyar a Israel, que sea a la vez lógicamente coherente y moralmente defendible.
Caitlin A.Johnstone, Caitlin Newsletter
Los occidentales crecen adoctrinados con la idea de que ese pequeño país en el Oriente Próximo es superimportante, y necesita ser apoyado y defendido a toda costa, pero si examinas las razones dadas descubres que ninguna de ellas es realmente válida.
«¡Israel es el único lugar donde los judíos pueden estar seguros!«
Esto es claramente falso. Es evidente que un judío en la ciudad de Nueva York está mucho más seguro que un judío en Tel Aviv. La creación forzada de un nuevo etno-Estado de apartheid sobre una civilización preexistente significa naturalmente que Israel solo puede existir en violencia perpetua, lo que pone en peligro a todos los que viven allí.
«¡Los judíos merecen una patria!«
¿Por qué? ¿Por qué cualquier religión merece tener un país propio donde los miembros de esa religión estén a cargo de todos los demás y reciban un trato preferencial? Hay más mormones en el mundo que judíos y no tienen su propio país. Hay más sikhs en el mundo que judíos y no tienen su propio país. No hay ninguna razón lógicamente coherente por la que cada religión deba tener su propio Estado-nación, y no hay ninguna razón lógicamente coherente por la que tal principio deba aplicarse a los judíos pero no a los cienciólogos.
«Israel es la única democracia liberal en Oriente Medio«
Esto es una tontería. Un régimen de apartheid genocida que tortura a la población palestina y suprime todos sus derechos, es exactamente lo opuesto a “liberal” y “democrático”. Pero incluso si no fuera el caso, no hay ninguna razón -ni coherentemente lógica ni defendible moralmente- para que una región determinada tenga un representante con una ideología política particular, donde no importe cuánta gente necesita asesinar y oprimir para hacer efectiva dicha ideología.
«Apoyo la existencia de Israel, pero me opongo al maltrato a los palestinos»
Esta es una idea muy popular entre los liberales, pero es absurda y contradictoria. Israel ha abusado de los palestinos durante toda su existencia, desde su mismo inicio. Solo en los cuentos de hadas imaginarios de los sionistas liberales Israel ha existido sin tiranía, robos y asesinatos, y solo en sus cuentos de hadas imaginarios puede un etno-Estado judío colocarse sobre una civilización de no judíos de una manera que pueda existir sin tiranía, robos y asesinatos ininterrumpidos.
Las únicas opciones son (a) una solución de dos Estados, que Israel está haciendo abiertamente todo lo posible por evitar, y (b) una solución de un Estado en el que todos tengan los mismos derechos, que por definición no sería un Estado judío. Los sionistas liberales pretenden vivir en una línea temporal alternativa de fantasía en «la no realidad». Así es como los liberales intentan cuadrar el círculo apoyando a Israel cuando es moralmente indefendible; simplemente inventan un mundo imaginario de lo que es moral y pretenden que esa invención sea una posibilidad real.
«Israel es esencial para proteger nuestros intereses en la región«
Este eslogan es lógicamente coherente desde cierto punto de vista, pero ciertamente no es moralmente defendible.v Ni siquiera existe una razón lógicamente coherente para que un occidental normal diga que Israel protege “nuestros” intereses en Oriente Próximo. Solo es lógicamente coherente que los administradores del imperio occidental digan que ayudar a Israel a desplegar la fuerza violenta ininterrumpida necesaria para su existencia, contribuye a sembrar el caos, la tiranía, la desestabilización y la división; y todo ello es necesario para asegurar su dominio geoestratégico de una región rica en recursos, e impedir que las naciones de Oriente Próximo se unan en un bloque de superpotencias y que utilicen sus recursos para promover sus propios intereses en todo el mundo.
Contrariamente a lo que algunos creen, Israel no es responsable de la existencia del belicismo occidental: el belicismo occidental es responsable de la existencia de Israel. Si no existiera Israel, simplemente inventarían otra excusa para mantener una presencia militar en Oriente Próximo y seguir sembrando la violencia y el caos. El propio Biden lo ha reconocido diciendo: “Si no hubiera un Israel, Estados Unidos tendría que inventarse uno para proteger sus intereses en la región”.
Desde esa perspectiva, tiene sentido decir que al imperio occidental le resultaría más difícil avanzar en sus objetivos unipolares en un escenario mundial sin un agente desestabilizador cuya existencia dependa por completo del apoyo constante de Occidente. Y si uno realmente quiere ayudar a los imperialistas en su apoyo a Israel, también puede argumentar que Israel ofrece la excusa perfecta para mantener una presencia militar en Oriente Próximo.
Durante muchos años, el argumento que puso fin al debate contra la retirada militar occidental de Oriente Próximo, fue que ello garantizaría la destrucción de Israel, porque sus vecinos simplemente lo eliminarían sin la disuasión de la maquinaria de guerra estadounidense, presente allí para protegerlo.
Y si se da por sentado que Israel debe seguir existiendo en su forma actual, se trata realmente de un argumento que pone fin al debate. Si se da por sentado que se debe permitir que Israel exista como un etno-Estado de apartheid que fue artificialmente creado a mediados del siglo XX, entonces, por supuesto, no hay manera de que dicho Estado pueda existir sin una violencia constante y, por supuesto, no hay forma de que pueda salir victorioso de toda esa violencia sin el respaldo del imperio centralizado de Estados Unidos.
Esto significa que, si se acepta que Israel debe seguir existiendo como existe actualmente, necesariamente se acepta que Estados Unidos y sus aliados occidentales deben mantener un control militar absoluto sobre Oriente Próximo. Sin una incesante violencia no hay forma de mantener ese Estado artificial creado engañosamente, por lo que hay que estar preparado y ayudarle a infligir esa violencia en todo momento.
Eso resulta, como mínimo, muy conveniente para la estructura de poder centralizada de Estados Unidos, pero, por supuesto, no es moralmente defendible. No es moralmente defendible seguir matando habitantes de Oriente Próximo año tras año, década tras década, para gobernar el mundo. Puede que sea lógicamente coherente, pero también es profundamente perverso.
Todos los argumentos a favor de Israel fracasan, ya sea desde el punto de vista lógico, moral o de ambos. Por eso se dedica tanta propaganda a manipularnos para que apoyemos a este régimen asesino, y por eso las estructuras de poder reprimen cada vez más las voces que se oponen.
Es por eso que los medios de comunicación masiva han mostrado un sesgo totalmente salvaje hacia el interés informativo israelí en sus reportajes y es por eso que los críticos de las atrocidades israelíes como Richard Medhurst, Sarah Wilkinson y Mary Kostakidis han sido escandalosamente perseguidos en Reino Unido y Australia.
No tienen argumentos, por eso recurren cada vez más al instrumento más contundente.
Si quitamos las capas, los argumentos para mantener el proyecto de Israel son todos de dominación y control, razón por la cual se utiliza cada vez más dominación y más control para proteger dicho proyecto de un análisis profundo.
Israel, en definitiva, no es más que una guerra sin fin y, como todas las guerras, su existencia depende de ocultar la verdad al público.
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