Los adversarios de Israel están muy comprometidos en la guerra psicológica contra el Estado de ocupación, con el objetivo de exacerbar las grietas de su sociedad y disminuir la moral pública para reforzar las campañas militares convencionales del Eje de la Resistencia.
El arte supremo de la guerra es someter al enemigo sin luchar.Mohamad Hassan Sweidan, The Cradle
– Sun Tzu, El arte de la guerra
Una guerra exitosa es aquella que lleva a doblegar al enemigo sin tener que luchar. Este concepto, destacado por Sun Tzu en su obra intemporal El arte de la guerra, subraya la esencia de la guerra cognitiva, una rama de la guerra psicológica. La guerra cognitiva, junto con otras estrategias no militares, pretende lograr la victoria desmantelando la determinación y la capacidad de resistencia del enemigo.
Un ejemplo israelí de este tipo de manipulación cognitiva tuvo lugar el sábado pasado, después de que un proyectil desconocido matara a 12 civiles en la localidad de Majd al-Shams, en los Altos del Golán.
Aunque testigos locales afirman que las muertes fueron causadas por un misil israelí Cúpula de Hierro que cayó en un campo de fútbol, Tel Aviv acusó a Hezbolá del Líbano de atacar el lugar y ha convertido esta desinformación en una campaña para afectar ampliamente a los civiles libaneses anunciando ataques inminentes y escalados contra Líbano.
Esto forma parte integrante de la guerra de percepciones entre Israel y el Eje de la Resistencia de la región, que se practica desde hace años y que tiende a intensificarse drásticamente en tiempos de conflicto.
Sembrando la discordia interna
Pero Tel Aviv ya no domina el terreno.
Cada acción, militar o no militar, emprendida por el Eje de Resistencia de Asia Occidental contra el Estado de ocupación israelí posee inherentemente una dimensión cognitiva que afecta a la psique de los israelíes.La cognición implica la forma en que los individuos absorben, interpretan y almacenan la información, influidos por sus experiencias, conocimientos y expectativas. Este proceso de percepción afecta directamente a la toma de decisiones, reflejando las elecciones que hacen los individuos.
La guerra cognitiva abarca las actividades dirigidas a influir en la conciencia de la otra parte. La mente humana se convierte en el campo de batalla, con el objetivo de cambiar los pensamientos y remodelar los patrones de pensamiento para influir en las acciones y decisiones. Esta forma de guerra suele suponer una carga importante en el frente interno, sobre todo para los civiles.
Según un documento de la OTAN, la guerra cognitiva se dirige al segundo paso del modelo de toma de decisiones desarrollado por el estratega militar y coronel de las Fuerzas Aéreas de EEUU John Boyd, que es el ciclo de «observar, orientar, decidir y actuar» (OODA). Los errores en la fase de orientación pueden conducir a decisiones y acciones erróneas, por lo que esta fase es un objetivo crítico de la guerra cognitiva.
La guerra cognitiva moderna va más allá de perturbar la toma de decisiones para fomentar la destrucción interna del enemigo. Al influir en la conciencia de la población, la guerra cognitiva puede remodelar las creencias y los comportamientos para favorecer los objetivos del atacante, fragmentando potencialmente la sociedad y minando la resistencia colectiva.
Esta fragmentación ya se está produciendo en el Estado de ocupación, cuando las protestas que exigen la liberación de los prisioneros de guerra refuerzan las profundas divisiones políticas entre los israelíes, y más recientemente, por los enfrentamientos entre la policía militar, las fuerzas de ocupación y la extrema derecha a causa de un incidente relacionado con la violación de prisioneros palestinos varones detenidos en Israel.
Guerra cognitiva contra Israel
Un artículo de 2017 titulado «The First Cognitive War” (La primera guerra cognitiva), publicado por el Instituto Israelí de Estudios de Seguridad Nacional (INSS), reconocía la guerra cognitiva librada por Estados y actores no estatales como una amenaza significativa para Israel. El artículo recomendaba que el ejército de ocupación invirtiera en construir y desarrollar capacidades de guerra cognitiva junto con la fuerza militar tradicional.
La mayor parte de la acción se dirige a la psique de las personas, ya sea para persuadir a la comunidad internacional de que actúe contra Israel o para incitar a individuos a cometer actos solitarios de terrorismo. Al mismo tiempo, los enemigos del país utilizan la red para una serie de fines, como promover el movimiento BDS, perjudicar al sistema jurídico de Israel y dañar la libertad de acción de Israel y la legitimidad del Estado de Israel.Un estudio reciente publicado en mayo por el Jerusalem Center for Public Affairs (JCPA) sugiere que la guerra cognitiva de Irán contra Israel es más peligrosa que los misiles y los aviones no tripulados, y pretende influir en tres ámbitos principales:
En primer lugar, el conflicto palestino-israelí es un objetivo primordial, en el que la guerra pretende socavar la capacidad de Tel Aviv para anular la causa palestina. En segundo lugar, el objetivo es erosionar la confianza de la sociedad israelí en su gobierno y en la ocupación.
En tercer lugar, la guerra pretende moldear la opinión pública internacional, especialmente en Occidente, recabando apoyo para la causa palestina y poniendo de relieve la brutalidad y la opresión de Israel.
Las imágenes virales de un aficionado al fútbol obligado a corear «Palestina libre, libre» por un provocador hincha israelí que interrumpió su entrevista televisiva posterior al partido en los Juegos Olímpicos de este año son un ejemplo de ello, además del ondear las banderas palestinas y los abucheos al himno nacional de Israel en los juegos.
El uso de la guerra híbrida por parte del Eje de la Resistencia
La guerra cognitiva también se dirige a la conciencia de los dirigentes y civiles enemigos respecto a los peligros de enfrentarse a las fuerzas del Eje de la Resistencia fuera de Palestina.
El Eje de la Resistencia emplea la guerra híbrida, mezclando herramientas militares y no militares, incluidas las actividades de guerra cognitiva, para influir en la conciencia israelí. Sus métodos incluyen la introducción y difusión de nuevas narrativas sobre la ocupación israelí que hacen hincapié en las causas del Eje y el refuerzo de su presencia en los medios sociales para amplificar esta nueva perspectiva.
Además, el Eje difunde cuestiones dentro de Israel en varios idiomas y produce vídeos y campañas mediáticas que ponen de relieve las vulnerabilidades de Israel.
El Eje revela periódicamente sus nuevas capacidades militares y se dirige directamente al público israelí para sembrar la incertidumbre sobre su seguridad y su futuro en el país. Estas variadas tácticas están diseñadas para influir en las percepciones y la moral de la población israelí.
Incluso las actividades militares, como la serie Hoopoe, tienen dimensiones cognitivas. Estas actividades pretenden enfatizar los riesgos de una escalada con Líbano e infundir miedo sobre las capacidades militares de Hezbolá.
El colapso narrativo de Israel
Mientras que el alcance y la eficacia de la información del Eje de la Resistencia han alcanzado nuevas cotas, la de Israel está en rápido declive.
Tel Aviv confía en el «vertido de información» como componente principal de sus herramientas de guerra cognitiva contra sus adversarios. Este proceso consiste en lanzar una avalancha de análisis, amenazas y propaganda para difundir las narrativas cuidadosamente elaboradas por Israel. El objetivo es intimidar a sus enemigos o atraer e impulsar a la opinión pública de los países aliados.
El 23 de julio de 2014, el teniente coronel retirado Avital Leibovich, fundador de la Unidad de Medios Sociales del ejército de ocupación y entonces director del Comité Judío Estadounidense en Israel, declaró en una entrevista a la CNBC:
Los medios sociales son una zona de guerra para nosotros aquí en Israel, es una forma de comunicarnos con una gran variedad de audiencias en todo el mundo, sin la intervención de un editor y aquí podemos gestionar nuestras propias campañas, decidir cuál será el título y exactamente qué imágenes y secuencias subiremos y eso nos da realmente el poder de llegar a millones y millones de personas que utilizan los medios sociales como única fuente de información.Como ejemplo, al inicio del genocidio de Gaza y casi una semana después del comienzo de la Operación Inundación de Al-Aqsa, el 7 de octubre, 30 anuncios que difamaban a Hamás -publicados por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel- fueron vistos, más de cuatro millones de veces en la plataforma X.
Los vídeos e imágenes de pago que empezaron a aparecer el 12 de octubre estaban dirigidos a adultos mayores de 25 años en Bruselas, París, Múnich y La Haya. En YouTube, el Ministerio de Asuntos Exteriores israelí publicó más de 75 anuncios diferentes dirigidos a espectadores de países occidentales, como Francia, Alemania, Estados Unidos y el Reino Unido.
Este objetivo israelí concreto consistía en asegurarse el apoyo de la opinión pública occidental al brutal asalto de Tel Aviv a Gaza y garantizar que estas poblaciones consideraran a Hamás un movimiento terrorista. La campaña «Hamás=ISIS» fue un ejemplo de ello.
Pero 10 meses después de que Israel lanzara su guerra contra Gaza, el genocidio retransmitido en directo y amplificado a través de las plataformas de los medios sociales ha cambiado totalmente la percepción global en la dirección opuesta.Tel Aviv se encuentra en un callejón sin salida narrativo, en el punto de mira de la opinión pública, y posiblemente, por primera vez, incapaz de hacer que sus afirmaciones y declaraciones se mantengan.
Ni siquiera los israelíes creen ya a su gobierno, y mucho menos las masas globales atónitas ante la disonancia cognitiva de Israel cuando sigue proclamándose «el ejército más moral del mundo», todo ello mientras masacra a mujeres y niños palestinos mientras el mundo entero lo observa en alta definición.
Someter al enemigo sin luchar
La «Declaración de Independencia» de Israel idealiza la creación de un Estado seguro para los judíos que atraiga la inmigración de la judería mundial. Sin embargo, el creciente número de israelíes que emigrarán y residirán en el extranjero finales de 2024 indica el fracaso de Tel Aviv a la hora de mantener esta percepción entre los judíos.
Una encuesta realizada en marzo por la Universidad Hebrea y la Organización Sionista Mundial reveló que el 80% de los israelíes que viven en el extranjero no tienen intención de regresar.
Una encuesta del Canal 1 de 2023 reveló que el 28% de los israelíes está considerando la posibilidad de emigrar. Una encuesta del Instituto Israelí para la Democracia, que siguió los datos de 2022-2024, mostró que sólo el 35% de los israelíes eran optimistas sobre la gobernanza democrática y el 34 por ciento sobre la seguridad nacional. La seguridad, al ser una justificación fundamental de la creación de Israel, es una preocupación crítica. En marzo de 2023, el optimismo sobre la seguridad nacional descendió al 30%, mientras que la democracia era ligeramente superior, con un 32%.
Esta erosión de la confianza es el resultado de las campañas psicológicas del Eje de la Resistencia, que exacerban los riesgos para la seguridad nacional.La percepción de amenazas inminentes por parte de grupos como Hezbolá y las fuerzas armadas yemeníes alineadas con Ansarallah afecta profundamente a los israelíes de hoy.
Esto también puede observarse anecdóticamente entre la población israelí. Por ejemplo, Efrat Eldan Shechter, una colona israelí del norte de Galilea expresó su temor a la BBC:
Lo que más tememos es que no se haga nada, porque Hezbolá está esperando allí en la frontera para entrar e invadir Israel… No puedo dormir en paz.Podría decirse que el Eje de la Resistencia ha alcanzado la maestría de Sun Tzu en la guerra cognitiva. Esta sofisticada estrategia socavó la voluntad y la capacidad de resistencia del Estado de ocupación, alineándose perfectamente con el principio de Sun Tzu de someter al enemigo sin luchar.
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