Una cuantas personas me han pedido que responda al artículo de Niall Ferguson en el Financial Times ["El Partido Laborista debería culpar a Keynes de su derrota electoral", del 10 de mayo]. Yo me he mostrado remiso, pues no es más que una pizca de tonterías conservadoras. Que cosas así lleguen a publicarse en el Financial Times es una desgracia, pero me temo que en este caso no resultan sorprendentes. Sin embargo, quiero escribir luego acerca de otra cosa que hacía referencia a ello, así que podría resultar de utilidad decir aquí unas cuantas cosas primero.
La cuestión más importante se refiere al estilo. No es el tipo de cosa que desearía escribir un especialista académico. No hace ningún intento por ser veraz respecto a las evidencias, y escoge simplemente de modo selectivo cifras que apoyen su argumentación. Conozco a un pequeño número de especialistas académicos que creen que pueden rebajar sus baremos cuando se trata de escribir propaganda política, pero creo que se equivocan. Veamos este párrafo, destinado a mostrar qué tan bueno ha sido el rendimiento macro del Reino Unido comparado con las terribles advertencias de los keynesianos:
"El Reino Unido tuvo el mejor rendimiento de las economías del G7 el año pasado, con un crecimiento real del producto interior bruto del 2,6 %. En 2009, el último año completo de gobierno laborista, la cifra fue del menos 4,3 %. Además, lejos de encontrarse en una depresión, la economía del Reino Unido ha generado más de 1.9 millones de empleos desde mayo de 2010. El desempleo del Reino Unido es hoy de un 5,6 %, aproximadamente la mitad de la tasa de Italia y Francia. Los salarios semanales han subido más del 8%; en el sector privado, la cifra está por encima del 10%. La inflación está por debajo del 2 % y sigue cayendo".La primera frase es correcta. Pero ¿por qué comparar eso con 2009, que, aparte de ser el "último año completo de gobierno laborista", también resulta que fue el año de la recesión que siguió a la crisis financiera global? Tal como antes he mencionado, el crecimiento del PIB per cápita tuvo con el laborismo una media del 1,5%, aun cuando incluyera esta recesión, pero el crecimiento medio de 2010 a 2014 fue sólo del 1% cuando deberíamos haber asistido a una rápida recuperación. Se mencionan cifras de empleo, pero el horrible rendimiento de productividad que entraña, no. Se menciona el crecimiento de las ganancias de todo el periodo (aunque sin decir que se trata de crecimiento nominal), pero ¡únicamente la inflación del año pasado! Esto se hace supuestamente para dar la impresión de un crecimiento de los salarios reales, cuando en realidad en este periodo hemos asistido a una caída sin precedentes de los salarios reales.
Un párrafo así podría conseguirle a Ferguson un puesto de redactor de discursos con algún político conservador, pero si un estudiante universitario de primer año lo escribiera como parte de un trabajo, se lo llenaría de garabatos en tinta roja lo mismo un economista que un historiador. Por lo que respecta a la idea de que los resultados electorales representaron un desastre para el modelo keynesiano, me pregunto si Ferguson se da cuenta de que todos o la mayoría de los bancos centrales basan la política monetaria en la economía keynesiana? Si la idea es que adoptar una línea contraria a la austeridad hace perder votos, ¿por qué no hacer notar que el Partido Nacionalista Escocés adoptó una retórica claramente contraria a la austeridad? (La carta de Sam Wills en respuesta al artículo de Ferguson tiene mucho más sentido).
Alguien podría intentar apuntalar una tesis académica seria en defensa del historial macroecnonómico del gobierno de coalición, pero este no es el caso. Este género de polémica sin sentido no es por supuesto exclusivo de la derecha antikeynesiana. Pero lo que ilustra esta clase de cosa es lo problemático que resulta el debate público sobre política macroeconómica. Resulta difícil pensar en muchos otros asuntos académicos en los que gente que parece tener poca idea de lo que está hablando pueda escribir sandeces tan evidentes en un periódico de prestigio.
_______
Nota: las políticas keynesiansas terminaron en el Reino Unido en 1976 cuando el Primer Ministro James Callaghan firmó un acuerdo con el FMI por un préstamo por 7.900 millones de dólares, el más grande que se le concedía a un país miembro. Este préstamo fue a cambio de recortar el gasto público, adoptar políticas antiinflacionarias e iniciar las privatizaciones. Con Margareth Thatcher, desde 1979, se aceleró el proceso de privatizaciones y se abandonaron las políticas pro-empleo del keynesianismo. Ver este post
No hay comentarios.:
Publicar un comentario