Según informes oficiales de la ONU, la economía mundial comenzará a recuperar el nivel anterior a la crisis a partir del 2015. El crecimiento del 2013 fue de un 2,1%, la tasa de crecimiento más baja desde 2009, cuando terminó la fase aguda de la crisis financiera, de acuerdo con el reporte de los expertos de Naciones Unidas sobre las perspectivas de desarrollo económico mundial (WESP, por sus siglas en inglés). Entre las causas que ralentizan el crecimiento destacan el alto desempleo, la falta de exportaciones y la fuga de capitales de los países en desarrollo.
Según WESP, el principal obstáculo para un crecimiento más rápido sigue siendo la baja actividad de los participantes en el comercio mundial (su crecimiento en 2013, según datos preliminares, ascendió al 3,1%). El volumen de las importaciones en Estados Unidos y la Unión Europea está todavía por debajo de los niveles anteriores a la crisis, lo que limita el ritmo del crecimiento de las economías en desarrollo dependientes de estos mercados, especialmente de los países del bloque BRICS. Así, la tasa media del crecimiento de estas economías en 2014 podría alcanzar el 5,6% (incluyendo un 7,5% en China y un 2,9% en Rusia), lo que está muy por debajo de los niveles previos a la crisis (alrededor del 8% de crecimiento anual del PIB).
La afluencia de capital en las economías de rápido crecimiento, provocada por una fuerte caída de las tasas de interés y las tasas de crecimiento en los países desarrollados, durante el plazo comprendido entre 2008 y 2012 alcanzó el 85%, pero en 2013 el volumen de estas inversiones se redujo hasta el 12%, según los expertos de la ONU. Por otro lado, los especialistas indican la amenaza que suponen los bajos ritmos de la inflación, que podría convertirse en deflación, lo que causaría dificultades para que la zona euro salga de la crisis.
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