Desde que New York Times destapó la manipulación del precio del aluminio por parte de Goldman Sachs, han comenzado a denunciarse las malas prácticas del sistema financiero en la manipulación del precio de los commodities y los productos estratégicos. Por eso que la metáfora de vampiro chupador que succiona todo lo que sea dinero de la faz de la humanidad aportada por Matt Taibbi es tan clara y precisa. Goldman Sachs es una especie de parásito que se nutre del trabajo y la ingenuidad humana a niveles insospechados.
Sólo con el mercado del aluminio y en menos de tres años generó ganancias por 5 mil millones de dólares, sin hacer nada. Se limitaba a mover de un lugar a otro toneladas de aluminio para dar la impresión de escasez, algo que hace algunos años comentábamos que se hacía en China con el ajo. Esta ingeniosa coreografía de Goldman Sachs implicó alzas muy significativas a nivel global desde la lata de refresco a la carrocería de los automóviles. El sector de la construcción también se vio afectado por esta audaz puesta en escena de Goldman Sachs, que al decir de su CEO Lloyd Blackfein "hace el trabajo de Dios".
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