Las revelaciones de Edward Snowden acerca de la envergadura del sistema de espionaje de Estados Unidos están provocando una serie de hechos que superan las expectativas y que superan también lo que el propio Snowden hubiera podido esperar al darlas a conocer.
El gobierno estadunidense, por su parte, sólo piensa en cómo castigar al exempleado de su servicio de inteligencia y formula toda clase de amenazas que no le han dado ningún resultado, porque el asunto es netamente político y en ese plano lo importante no es encarcelar a Snowden, lo que con toda seguridad generaría un movimiento de apoyo a su favor.
Más aún, en Estados Unidos han surgido planteamientos sorprendentes y acusaciones al actual gobierno de ese país que ni los más furibundos críticos le habían formulado hasta ahora.
En cambio, Rusia ha sido infinitamente más sabia, no se ha involucrado en el problema, se ha limitado a proporcionarle a Snowden la posibilidad de vivir en paz después de haber hecho público lo que su conciencia le indicaba que debía dar a conocer.
China no se ha inmutado porque tampoco tiene motivos para hacerlo y los aliados europeos de Washington actúan como si recién se enteraran de que los estaban espiando, al punto de que la canciller alemana Angela Merkel ha sugerido que la Unión Europea debe aprobar leyes más duras para enfrentar el espionaje en Internet.
El diario alemán Bild, uno de los más importantes de ese país, dejó en situación difícil a la canciller al señalar que los servicios de inteligencia germanos sabían del espionaje y que incluso habían participado en situaciones calificadas de “peligro”.
Los otros países europeos, que también estaban al tanto de lo que ocurría, han optado por no hacer comentarios. China se ha marginado del asunto y mientras los estadunidenses se pronuncian en contra del espionaje, el gobierno de ese país se lleva una inesperada sorpresa.
“La verdad no pronunciada”
El título completo del artículo al que nos estamos refiriendo es “The Unspoken Truth-Coup d´etat in America” (La verdad no pronunciada-Golpe de Estado en América). El autor es el Dr. Paul Craig Roberts, “economista y periodista paleoconservador”, según lo define Wikipedia.El resumen biográfico de Roberts indica que fue subsecretario del Tesoro en el gobierno de Ronald Reagan y se le considera uno de los fundadores de la reaganomía. Fue editor y columnista de The Wall Street Journal, Business Week y Scripps Howard News Service.
Señala Wikipedia que “en política exterior, sus convicciones son opuestas a las de los neoconservadores. Se mostró partidario de las tesis de la conspiración interna con respecto a los atentados del 11 de septiembre de 2001, se opuso la guerra de Irak. Igualmente es crítico de la política estadunidense con Irán”.
En el primer párrafo, el artículo que ha publicado ahora Roberts señala: “El pueblo americano ha sufrido un golpe de Estado, pero duda de reconocerlo. El régimen que hoy gobierna en Washington carece de legitimidad constitucional y legal. Los americanos están gobernados por usurpadores que reclaman que la rama ejecutiva está sobre la ley y que la Constitución de Estados Unidos es un mero pedazo de papel”.
“Un gobierno inconstitucional —agrega— es un gobierno ilegítimo. El juramento de lealtad exige la defensa de la Constitución «contra todos los enemigos, externos e internos». Como los Padres Fundadores lo dejaron claro, el enemigo principal de la Constitución es el gobierno mismo. Al poder no le gusta estar limitado y atado y constantemente trabaja para liberarse de sus restricciones”.
“La base del régimen de Washington —sigue Roberts— no es sino el poder usurpado. El régimen de Obama, como el régimen de Bush/Cheney, no tiene legitimidad. Los americanos están oprimidos por un gobierno ilegítimo que se rige no por la ley y la Constitución, sino por mentiras y la fuerza. Los que gobiernan ven la Constitución de Estados Unidos como «una cadena que ata nuestras manos»”.
Roberts afirma también que el apartheid de Sudáfrica era un régimen más legítimo que el de Washington, al igual que el apartheid israelí en Palestina, que el talibán también es más legítimo y que “Muammar Gaddafi y Saddam Hussein eran más legítimos”.
Como se puede apreciar, en el país del norte hay una pugna de gran envergadura, misma que Paul Craig Roberts pone de manifiesto en forma pocas veces vista. El artículo completo se puede encontrar aquí.
Demandas
Mientras todo esto se ventila, una serie de organizaciones le han demandado al gobierno estadounidense que ponga fin al espionaje electrónico. Al mismo tiempo, ha quedado en evidencia que éste implica un buen negocio para las empresas que se dedican a interferir las comunicaciones.Se estima que hay tarifas que proporcionan grandes ganancias a los que se dedican a este negocio. At&t pide 325 dólares por iniciar el “trabajo” y 10 dólares diarios por mantener la comunicación, y como el espionaje es en grande, las utilidades también.
Una coalición de derechos humanos integrada por líderes religiosos e incluso partidarios de la legalización de las drogas, presentaron una demanda judicial en Estados Unidos en contra de la Agencia de Seguridad Nacional, el Departamento de Justicia y el FBI para que no se permita la continuación de “un programa ilegal e inconstitucional de vigilancia electrónica”.
El asunto es bastante más complejo de lo que imaginaron los que lo iniciaron y la prueba está en que los rusos ganaron este round, los chinos no se metieron siquiera y los europeos han hecho mutis mientras el gobierno estadunidense recibe el chaparrón.
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