Krugman, en cuyo nuevo libro End This Depression Now! (Terminar esta depresión ahora!) reprueba a las autoridades de ambos lados del Atlántico por tratar de reactivar a las economías mediante la austeridad, dijo que discrepa de la opción de reducir los déficit fiscales dado que es una pérdida de energía política en tiempos de crisis.
Cada intento por abordar el déficit se convierte en una enorme batalla y mientras tanto el desempleo sigue aumentando. Esta debiera ser nuestra prioridad. Deberíamos estar focalizándonos en el peligro claro y actual.Los déficit de Europa y Estados Unidos se multiplicaron cuando la crisis financiera redujo la recaudación tributaria y el gobierno elevó el gasto para eludir el riesgo de depresión. En Estados Unidos, el déficit llegó a 1,3 billones de dólares y es uno de los más abultados de la posguerra. Pero estrangular a una economía que apenas puede respirar con recortes y planes de austeridad no es la solución. Asimismo, el error de loa países europeos ha sido ajustar los cinturones en un momento inadecuado lo que los ha llevado a potenciar la recesión. La austeridad es una opción contraproducente y está empujando a las economías europeas al despeñadero.
Los países que piden prestado en su propia moneda tienen más resistencia que aquellos que lo hacen en una moneda que no es la propia. Esto es lo que diferencia la actual crisis europea con la crisis de Japón. Japón lleva dos décadas con una crisis de deuda producto del estallido de su burbuja inmobiliaria, y ha podido reequilibrar su economía pidiendo prestado a unas tasas de interés muy bajas. Y la deuda pública de Japón supera el 200% del PIB, más del triple de la deuda pública que hoy tiene España.
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