Ni el billón de euros inyectado al sistema financiero europeo ha logrado calmar a los mercados que han encontrado en España e Italia el terreno más propicio para sus peligrosas apuestas. Y la complicidad de sus débiles gobiernos está haciendo el resto. Lo que advertía en febrero: la fuga de capitales está hundiendo a Europa, fue confirmado ayer por el Banco de España según este artículo de El País: La fuga de capitales en España suma más de 128.000 millones de euros desde julio del año pasado y va en tendencia creciente. En febrero (último mes del que se tienen datos) escaparon de España 25.548 millones de euros.
Esto demuestra claramente que los mercados se han ensañado con España e Italia (como muestra la gráfica), arrastrando a estos países a una situación insostenible donde España juega en la liga más débil por el peso de tener el mayor desempleo de su historia y su burdo sometimiento a los dictados de la Alemania de Angela Merkel. No hay que olvidar que la deuda pública de España era mucho menor que la de Francia y Alemania antes de la crisis, y que ha sido con la crisis que se ha destapado el gigantesco volumen de su deuda privada, que triplica el PIB español.
Ha sido la propia destrucción interna de la economía española, por la caída en la construcción primero y por los planes de austeridad después, la que hoy tiene a esa deuda privada en las puertas del impago. Es el sector privado el que no puede dar cumplimiento a una deuda que sextuplica todas las deudas que Grecia, Irlanda y Portugal mantienen en conjunto.
Nadie podrá negar ahora que la burbuja inmobiliaria está en el corazón de la crisis española dado que alentó el crédito barato y elevó el empleo por la vía del endeudamieto que hinchó la burbuja. Tras su estallido, el aumento del desempleo ha sido imparable, como lo muestra esta gráfica, en una tendencia que seguirá en aumento con los cientos de miles de despidos que vienen pronto en la administración pública y en el sistema financiero.
Fuga de capitales y “política de shock”
Así como la banca de España e Italia son las mayores deudoras del programa LTRO del BCE (con 275.000 millones de euros y 255.000 millones de euros respectivamente); los gobiernos de España e Italia son los mayores deudores del programa TARGET, también ofrecido por el BCE. Desde julio de 2011 la deuda de España con el TARGET ha crecido en 199.000 millones de euros, mientras en Italia alcanza los 276.000 millones de euros. Esto indica que ambos países han financiado casi la totalidad de sus déficit de cuenta corriente gracias a la imprenta. Gran parte de estos capitales han emprendido el vuelo fuera de las fronteras.
España no es el mayor dolor de cabeza de Europa, pero se encuentra en una situación extremadamente frágil con el estancamiento que vive su economía, el alto nivel de desempleo que no tiene soluciones en el corto plazo y la deuda privada generada en el periodo de la burbuja. De ahí que la desconfianza gobierne a sus anchas y que en estos momentos se viva una masiva fuga de capitales que amenaza con secar aún más las finanzas españolas. Parte del castigo a la banca propinado el fin de semana por Standard & Poor’s (donde no se salvaron ni Santander ni BBVA), no hace más que dar cuenta de que España está de turno y que la gran liga por las eliminatorias del euro está en pleno desarrollo.
Esto forma parte del plan para salvaguardar la moneda única y hacer que los países de la periferia recuperen la competitividad: una completa deflación que hunda los precios, especialmente los salarios. Se estima que España debe reducir su nivel de precios en un 20% mientras Italia debe hacerlo entre un 10% y 15%. Grecia y Portugal requieren ajustes mayores que alcancen una deflación del 35% y 30%. Las cifras de deflación que se esperan para Italia y España son lo suficientemente altas como para hacer tambalear a toda la UE y provocar una década de estancamiento. España ya está en ese camino al que se sumará muy pronto Italia. La fuerza conjunta de ambos, el desempleo y la sequía financiera provocada por las fugas de capital que ahora nadie puede negar, podrán hundir los precios a los niveles asfixiantes que busca la troika. Ese camino se conoce como política de shock y es al que se dirige en linea recta la zona euro.
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Artículo publicado en El Blog Salmón
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