Los ajustes de presupuesto, los recortes, las reestructuraciones y los rescates, parecían ser términos exclusivos de América Latina. Sin embargo, con el escenario de crisis que se vive en Europa, estas palabras asoman en el vocabulario europeo dejando en evidencia el profundo golpe que vive la economía mundial. Tarde o temprano el Banco Central Europeo deberá actuar y emplear toda su artillería monetarista para diluir la crisis.
Los ajustes de gasto público que están realizando los gobiernos europeos, terminarán asfixiando más a la economía y no serán suficientes para que Europa salga de la crisis fiscal. Requerirán de una serie de operaciones de rescate de la máxima autoridad monetaria del viejo continente, quien tendrá que socorrer a los países en problemas como Grecia, Irlanda, Italia, Portugal e, incluso, España. Por ello que el BCE deberá abandonar por un tiempo las metas inflacionarias.
No serán los ajustes presupuestarios, sino los rescates financieros los que den algo más de tiempo a los países europeos para retomar una senda sostenible que los lleve a la recuperación. Además, esta recuperación implicará para Europa una devaluación del euro frente a algunas monedas asiáticas y latinoamericanas. Pero las alternativas que tiene el viejo continente para superar la crisis y evitar el desempleo masivo y la deflación, se van cada vez reduciendo. Sólo los rescates se presentan como una estrategia posible dada las malas cifras de empleo y crecimiento que vive Europa.
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