La situación empeora día a día y por eso Barack Obama ha solicitado al Congreso que apruebe cuanto antes su plan de reactivación, un New Deal del siglo 21 cuyo monto crece día a día y ya va en 825.000 millones de dólares. Esto, sin contar los 350.000 millones de dólares que forman parte del plan de rescate de Paulson y Bernanke.
Cualquier demora en adoptar estos planes de generación de empleo agravará aún más la ya delicada situación de ese país, como señaló Obama en un discurso en la Universiodad de Mason. Y las cifras le dan la razón pues en diciembre, al igual que en octubre y noviembre, la economía fabricó más de medio millón de nuevos desempleados, llegando a 11,2 millones de personas sin empleo, cifra que es un 50% superior a la de hace un año atrás.
La cifra de desempleo se encuentra en el 7,2% pero la fuerza del desplome amenaza con llevarla al 10% de aquí a marzo. Por ello es comprensible que el empleo sea la tarea primordial de Obama. Cada nuevo desempleado deja de comprar y pagar sus cuentas lo que agrava aún más la crisis económica.
Con una tasa de interés en torno al 0%, la opción de las herramientas monetarias claudicaron y sólo debe esperarse el uso de las herramientas fiscales. Frente a esto, lo que debe tenerse en cuenta es la seriedad de las medidas y su eficacia y profundidad en el tiempo.
Tanto Paul Samuelson como Paul Krugman reclaman del gobierno un tiempo mayor a los dos años que contempla el plan de Obama. Pesa en ellos el fantasma de Herbert Hoover, que retiró demasiado pronto el New Deal de los años 30 y la economía volvió a experimentar una recaída. Por ahora lo único que está claro es que a los EEUU le aguarda una larga recesión, y que el resto del mundo sufrirá estas duras consecuencias.
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