Miles de trabajadores sindicalizados de los 27 países de la Unión Europea marcharon por las calles de Estrasburgo, sede del Parlamento Europeo, para manifestar su rechazo a la iniciativa de ampliar de 48 a 65 horas la jornada laboral, que se votaba hoy en la Eurocámara. Los sindicalizados, pidieron a la eurocámara decir “no” a lo que Cándido Méndez, secretario general de la Unión General de Trabajadores (UGT), de España, calificó como “directiva de la esclavitud”.
La intención de ampliar la jornada semanal máxima es, dijo, “un atropello contra los derechos de los trabajadores, un retroceso en las normas laborales que nos lleva del siglo XXI al siglo XIX”.
En junio pasado, los ministros de Trabajo de la UE abrieron la puerta a la ampliación de la jornada laboral de 48 a 65 horas semanales, que había sido rechazada en primera instancia en 2004. En esta última ocasión se manifestaron en contra de la propuesta de directiva los ministros de España, Bélgica, Chipre, Grecia y Hungría, con el argumento de que aprobarla representaba “un retroceso social”.
El Consejo de Ministros de la UE quiere que la jornada laboral se extienda hasta 65 horas bajo una cláusula de excepción que Gran Bretaña ya implantó en 1993 para desviarse de la semana regular de 48 horas. La directiva no reconoce como horario laboral el tiempo que pasan en guardia trabajadores de servicios médicos, cuerpos de bomberos o de vigilancia.
Un comunicado de los eurodiputados opositores a la reforma, citado por Le Nouvel Observateur mencionó: “este verdadero regreso a los tiempos de Dickens sólo agrava un arsenal de legislaciones más escandalosas, cada nueva peor que la anterior, entre ellas la liberalización de los servicios públicos, la desreglamentación, desmantelamiento del código del trabajo y presión sobre los salarios”.
Los eurodiputados fustigaron el proyecto propuesto por los Estados de UE y se dijeron preparados a “una mano de hierro” para modificar algunas de sus disposiciones, particularmente la intención de derogar la jornada máxima de 48 horas semanales, abundó Le Nouvel Observateur.
Los países europeos difieren mucho en cuanto a las horas de trabajo. En 2007, un holandés trabajaba sólo mil 392 horas al año por término medio, un francés mil 561 horas, mientras que los estonios, húngaros, letones, polacos, rumanos o italianos sobrepasaban fácilmente mil 800 horas por año.
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Diario El País | Eurocámara rechaza ampliar jornada laboral
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