Antes de que una estrella se acabe para siempre, en lugar de enfriarse y apagarse calladamente, tiende a implosionar (contraerse), crear una supernova y generar una espectacular explosión que irradia luz por varios miles de años. Tycho Brahe vivió esta experiencia en 1572, y también el astrónomo chino Yang Wei-te el año 1054.
Lo que ahora ocurre con el dólar es similar. Pese a que la economía estadounidense vive su peor momento de los últimos 80 años, el dólar se despega y brilla en el cielo antes de diseminarse espectacularmente en un reguero de polvo y materia oscura.
Porque nada justifica el alza del dólar. Pero como Juan y Pedro han corrido a comprar dólares para atesorar en su caja fuerte (el producto que más se vende por estos días en Europa), Diego y Manuel también corren a hacer lo mismo. ¿Se justifica?
Tras la Gran Depresión de 1929-1932 y de la cual se cumplen mañana 79 años, las grandes crisis ocurrieron en otros puntos del planeta: la asiática, la mexicana, la argentina, las guerras mundiales, etc. Nada fuerte al interior de los EEUU.
En todas estas crisis el pánico inducía a refugiarse en el dólar, como un salvavidas de esperanza. Pero ahora la cosa es distinta y es el dueño de la divisa el que está en crisis. Son los EEUU los que tienen un colapso de mil millones de millones de dólares y una deuda de 9 mil millones de millones de dólares. Esto es lo que se conoce como terror financiero.
Una vez que se sincere la magnitud de la crisis, cuando el Dow Jones llegue a los 7 mil puntos y los precios de los bienes raíces alcancen el piso, comenzará el derrumbe definitivo del dólar. En ese momento, las palabra de Bush padre pronunciadas en la Conferencia de Rio de 1992: Nuestro estilo de vida no es negociable, serán sepultadas, con pavor.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario