domingo, 6 de julio de 2008

Y el descalabro continúa...

Desde Madrid

Mientras Amy Winehouse se recupera en el Festival Rock in Rio que se desarrolla en esta ciudad y Shakira bate sus caderas en prácticas coreográficas que desafían las leyes de la física y dejan las contorsiones de Sandro y Elvis Presley como añejas y pacatas, España lucha por no ser el siguiente país de este lado del mundo en entrar en la recesión mundial que amenaza a todo el planeta. Ya Dinamarca cayó al barranco de la crisis al completar dos trimestres sucesivos en rojo y los países más cercanos a seguirle en esa ruta son el Reino Unido, Irlanda y…esta España que ha celebrado en ascuas su triunfo en la Eurocopa.

España tiene miedo. Y pese a que el gobierno de Zapatero afirma que la crisis no aumentará, las cifras dan cuenta que 120 mil familias no podrán pagar su hipoteca por el alza en las tasas de interés, el desempleo acumula 100 mil plazas, y el Ibex –índice bursátil español- baja a los niveles del año 2006 mientras la inflación se dispara al 5,1%.

Cifras nada alentadoras. Por ello, el derrumbe parece inminente y la economía mundial se desmorona como un castillo de naipes, o, quizá sea más preciso decir, como un castillo de dólares pues éstos han perdido todo su valor tras la impresión abusiva de billetes verdes desde el 15 de agosto de 1971, cuando se perdió todo tipo de control y los gobiernos, desde Nixon a Bush, se dedicaron a imprimir dólares para financiar las guerras y comprar petróleo inundando al mundo de la plaga verde, provocando a posteriori la inflación que hoy sacude al planeta.

Esta situación gatilló que los mercados financieros y la actividad de los bancos cambiaran de naturaleza. Antes, los bancos se dedicaban a recoger los recursos de los ahorradores para ponerlos a disposición de los inversores y consumidores manteniendo un nivel mínimo de reservas para hacer frente a los reintegros. De esta manera se permitía la alimentación continua de la economía productiva, aquella que genera empleo y mueve al planeta en términos de demanda, producción y consumo.

Pero la historia de los últimos 30 años motivada por las políticas del laissez-faire del neoliberalismo han cambiado el rol de los bancos. Hoy los bancos se dedican a comprar papeles, es decir, a comprar y vender activos financieros de todo tipo (títulos, retículos, seguros, reaseguros, contratos de toda índole...muchos de los cuales a veces no tiene ninguna garantía, y como son más riesgosos, dejan más ganancias) en vez de dedicarlos a hacer que la economía real funcione mejor. Por otra parte, las reservas de garantía inicialmente ubicadas en el 20% (lo que implica que los bancos multiplican por cinco veces el valor del dinero real) se han reducido al 5% (multiplicar por 20 veces) o al 1% , multiplicando por 100 veces el dinero real.

Y los sabelotodo de los bancos centrales que cree que su pega está en subir o bajar la tasa de interés, en vez de controlar las reservas reales de los bancos comerciales, son cómplices de este descalabro. Tal como el FMI fue cómplice al obligar a los países a atesorar dólares en un acto que era lisa y llanamente prestarle plata al país del norte sin recibir ni un céntimo de ganancias a cambio. Hoy el dólar vale cada día menos, pero el señor De Gregorio, en Chile, lo levanta artificialmente a costa de todos los ciudadanos. Ni siquiera lo deja en el laissez-faire que pregona el modelo. Si así lo hiciera, en algo ayudaría a contener la inflación pues un dólar a $420 (su valor real, el Central ha comprado más de 3 mil millones de dólares) significaría un 25% menos. La mejor manera de controlar la inflación es dejar que el dolar caiga al piso real que se merece.

Mejor, veamos a Shakira antenoche, en Madrid

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