En el país de los ciegos, el tuerto es Rey.. los bancos le prestan a los tramposos pero le niegan la sal y el agua a los que juegan limpio
Las restricciones a los créditos por parte de los bancos viene a desmentir el “aquí no hay crisis” de Velasco y De Gregorio. Los bancos comerciales -tardíamente como es la costumbre- han comenzado a aplicar condiciones más restrictivas para la aprobación de créditos, dada la magra situación de las finanzas internas. Y en este punto -como vuelve a ser la costumbre-, pagan justos por pecadores. Los bancos, que se prestan a prestar cientos de millones para maniobras de corrupción como las develadas en el caso de Falabella y D&S, se niegan a dar crédito a las pymes honradas y que tienen sus cuentas al día. ¿Castigará la SVS a los bancos por ser auténticos cómplices del delito de robo y estafa? Debería hacerlo.
La cosa es simple para los bancos: minimizan las exigencias de garantías cuando detrás hay apellidos tipo Solari, Irarrázaval, Aresti, Charme, pero si hay algún González o Tapia no prestan ni un peso, pese al pleno cumplimiento de las exigencias y garantías. ¿Por qué no se van?
El hecho es una muestra del doble estándar que existe para calificar los créditos: frente a la estafa –préstamos de miles de millones de dólares, con altas comisiones- los bancos abren su caja fuerte; y frente a créditos seguros pero de menor monto, y hasta con hipotecas incluídas, los bancos cierran sus puertas. Así funcionan los créditos en Chile: todo para los peces gordos llenos de tanto estafar; nada para aquellos que cumplen la ley.
Y la prueba está a la vista y la entrega el mismo Banco Central: las restricciones a las pequeñas y medianas empresas han aumentado al doble, lo que significa paralizar la inversión; pero a los Solari y Aresti le prestaron en un día 3 mil millones de pesos para la compra de acciones en una operación ilícita. Es decir, se le niega el pan a los pobres pero se le entrega la panadería, el molino y la tierra a los ricos.
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