martes, 11 de noviembre de 2025

Ucrania: Herramientas para la lucha política interna y burocrática

Hace una semana la CIA desclasificó un documento sobre la visita de Joe Biden a Kiev en diciembre de 2015, un viaje en el que, según el documento publicado, las autoridades ucranianas mostraron su sorpresa y su disgusto por el escaso valor político de las intervenciones del entonces vicepresidente. Biden, según esas fuentes, Biden se mostraba más interesado en sus negocios privados en Ucrania que en mostrar el apoyo esperado al Gobierno de Poroshenko.

Nahia Sanzo, Slavyangrad

Mientras los países europeos buscan la forma de utilizar los activos rusos retenidos en la Unión Europea para financiar la continuación de la guerra, al otro lado del Atlántico se ha plantedo otro problema. Estados Unidos ha dejado claro que no va a volver a emplear más dinero para mantener la guerra, por lo que espera que sean los países europeos quienes eleven la apuesta y se hagan cargo de una guerra que, recuerdan, se produce en su continente. Esta argumentación olvida que, como país más importante de la OTAN, circunstancia que Donald Trump ha señalado como una de las causas de la guerra, también Washington tiene una responsabilidad. Sin embargo, la actual coyuntura, con una UE completamente subordinada a Estados Unidos en su intento de mantener cierta relevancia internacional, permite a la Casa Blanca dar órdenes en la distancia y pasar de ser el principal espónsor de las Fuerzas Armadas de Ucrania a principal beneficiario de la venta de armas a los países europeos para su envío a Kiev. Como muestran las palabras del embajador de Estados Unidos en la OTAN, Washington espera que sus aliados europeos de la OTAN aumenten su inversión en ese papel de financiadores de la guerra que Donald Trump les ha adjudicado.

“Creo que Europa debe hacer más. Desde la OTAN, les instamos a diario a que hagan dos cosas. Primero, deben brindar más apoyo a Ucrania. Esta es una guerra europea, y los europeos deben pagarla. En segundo lugar, necesitan invertir más y con mayor rapidez en su propia defensa y seguridad. Les estamos ayudando en este sentido, pero tienen problemas sistémicos que deben abordarse, en particular los relacionados con la industria de la defensa y el aumento de la producción. Actualmente no están a la altura de las circunstancias, y deberían hacerlo. Esto es crucial para toda la organización”, afirmó el embajador Whitaker en una aparición en Fox News. El mensaje de Estados Unidos es claro: los países europeos deben gastar más dinero en armas para Ucrania y aumentar el gasto militar para su propia seguridad. Es evidente que Washington es consciente de que cualquier aumento de la inversión militar implica la adquisición de armas estadounidenses, un importante beneficio para el complejo militar industrial estadounidense.

Los países europeos han demostrado tener la voluntad de aumentar el gasto militar por encima de sus posibilidades -el Reino Unido, por ejemplo, valora la posibilidad de incumplir su promesa de no elevar los impuestos para, entre otras cosas, poder elevar la inversión militar- y han acudido a Estados Unidos en busca del material necesario para seguir surtiendo al ejército ucraniano. Sin embargo, la voluntad no lo es todo y los países europeos se han enfrentado durante 40 días a los problemas causados por la coyuntura política interna en Estados Unidos, con el cierre del Gobierno más largo de la historia. “Según una estimación del Departamento de Estado, el cierre del Gobierno ha retrasado la exportación de armas estadounidenses por valor de más de 5.000 millones de dólares destinadas a apoyar a los aliados de la OTAN y a Ucrania”, afirmó ayer Axios, uno de los medios que el trumpismo utiliza para filtrar aquello que necesita que domine la agenda política.

La cantidad supuestamente retenida es relevante. En agosto, Ucrania afirmó que aspiraba a conseguir armas por valor de mil millones de dólares al mes por medio del sistema de adquisición de armas a Estados Unidos a través de los países europeos. Teniendo en cuenta esas exigencias, el armamento retenido o retrasado debido al cierre del Gobierno supone la cantidad de armas que Kiev espera obtener de sus aliados durante cinco meses.

“El destino final de las exportaciones no está claro, pero las ventas de armas a los aliados de la OTAN suelen transferirse para ayudar a Ucrania. Las transacciones pendientes incluyen tanto ventas de armas directamente del Gobierno de Estados Unidos a los aliados de la OTAN, como la concesión de licencias a empresas privadas de defensa estadounidenses para exportar armas, según ha declarado el funcionario. El proceso para estas ventas en particular sería normalmente sencillo y no controvertido”, añade el artículo publicado por Axios.

El subtexto del mensaje es claro, señala una cantidad importante de armas paralizadas durante más de un mes en Estados Unidos en un momento en el que Ucrania está sufriendo para contener el avance ruso en el frente de Donetsk y culpa al cierre del Gobierno por unos retrasos que no se producirían si hubiera un acuerdo de financiación. Utilizando un medio afín, que siempre ha estado dispuesto a publicar todo aquello que el trumpismo ha querido colocar en el espacio mediático, la Casa Blanca vuelve a utilizar Ucrania como argumento de la política interna, algo que no supone una novedad. Hace unas semanas, alegando interés general, la CIA desclasificó un documento sobre la visita de Joe Biden a Kiev en diciembre de 2015, un viaje en el que, según el documento publicado, las autoridades ucranianas mostraron su sorpresa y su disgusto por el escaso valor político de las intervenciones del entonces vicepresidente. Biden, según esas fuentes, se mostraba más interesado en sus negocios privados que en mostrar el apoyo esperado al Gobierno de Poroshenko. El valor del documento es nulo teniendo en cuenta que esas mismas quejas fueron publicadas por medios como The Wall Street Journal. El único valor del documento, desclasificado casi diez años después no es otro que usar la cuestión ucraniana como un argumento de la guerra interna de Donald Trump contra su predecesor, Joe Biden, y su familia.

La noticia publicada por Axios va en la misma dirección y se produce en las últimas horas del cierre del Gobierno, cuando se anunciaba ya un incipiente auerdo de reapertura. En esta ocasión, la acusación no se ha dirigido a Joe Biden, sino al Partido Demócrata en general. Desde que se consumó el cierre del Gobierno, ambos partidos han luchado por imponer en el espacio mediático su versión de los hechos y de los motivos del cierre, siempre con el objetivo de que la población culpe al otro de las consecuencias. Entre ellas está la suspensión del pago de los cheques de comidas a la población vulnerable, miles de personas que han perdido su trabajo y muchas más que lo mantienen, pero no están percibiendo sus salarios. Convencido de que el pueblo estadounidense culparía al Partido Demócrata, Donald Trump no ha tenido prisa por negociar la reapertura y exige que los Demócratas retiren primero sus exigencias en materia de cobertura sanitaria -el trumpismo acusa falsamente a sus oponentes de querer dar sanidad pública a la población migrante sin papeles; los Demócratas solo exigen la prórroga de las actuales medidas, que limitan el aumento de los costes del seguro médico que paga la población estadounidense y al que no pueden acceder los y las migrantes irregulares- para dialogar sobre la financiación. Los resultados electorales de la semana pasada, cuando además de la victoria del socialdemócrata Zohran Mamdani en Nueva York, el Partido Demócrata ganó las elecciones en New Jersey y Virginia, sugieren que la estrategia trumpista no ha funcionado, lo que ha minado aún más la posición negociadora del Partido Republicano.

La reacción actual muestra un nuevo argumento para culpar al Partido Demócrata de las consecuencias del cierre del Gobierno hasta el último minuto. Aunque Ucrania se ha jactado recientemente del aumento del apoyo a Ucrania entre los votantes Republicanos, los sectores más firmemente proucranianos se encuentran en el Partido Demócrata, en cuyo mandato se iniciaron los mecanismos de flujo constante de armas y Estados Unidos se convirtió en el principal proveedor del ejército ucraniano. Exagerando aún más las cifras, de por sí sin precedentes en una guerra proxy, Trump ha achacado a su predecesor haber sido engañado por los países europeos, a los que exige un mayor gasto para que Estados Unidos deje de ser donante y pase a ser solo el país que vende las armas. La noticia publicada por Axios busca decir a las bases del Partido Demócrata, que ha presentado al guerra como un conflicto en el que Estados Unidos se juega su seguridad y la de sus aliados, que durante 40 días sus actos han dejando a Ucrania en una posición vulnerable, minando la seguridad europea y propia de forma gratuita. El hecho de que las fuentes de Axios insistan en que se están retrasando entregas que no habrían causado ningún problema en caso de apertura del Gobierno es indicativo de ese objetivo, mostrar como un capricho del liderazgo del Partido Demócrata la prolongación del cierre e insistir en que se hace a costa de algo, la guerra de Ucrania, que se ha llegado a presentar como existencial.

La guerra no es solo un laboratorio de pruebas para el desarrollo de armas o una forma de lucro económico a base de venta de material militar, sino también una herramienta del juego político interno y de la lucha partidista de Estados Unidos.


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