viernes, 1 de agosto de 2025

¿Cuándo abandonará Francia el atlantismo?

Es improbable que Francia logre imprimir una renovación estratégica a la Unión Europea, dada la reciente capitulación de Bruselas ante el chantaje arancelario de Trump

Raphael Machado, Strategic Culture

Un nuevo informe político francés pasó desapercibido para la mayoría de los analistas geopolíticos, pero representa un documento estratégico fundamental que podría determinar cambios significativos en la dirección internacional del Palacio del Elíseo.

Se trata del Informe Nº 1588 de la Comisión de Asuntos Europeos de la Asamblea Nacional Francesa, centrado en las relaciones entre la Unión Europea y China. El documento, elaborado con la participación de representantes de todos los partidos de la Asamblea, tiene como objetivo analizar las relaciones entre la UE y China a la luz del contexto geopolítico actual y sugerir cambios en su trayectoria.

Como una de las principales naciones de la UE, Francia naturalmente tiene mayor influencia en las políticas exteriores del bloque, en caso de que el Elíseo adopte las recomendaciones de la Comisión de la Asamblea Nacional.

El informe parte de la observación de que las relaciones entre la UE y China nunca han sido tan tensas. Si bien la UE inicialmente acogió con satisfacción la apertura económica de China en la década de 1970 y buscó ampliar los lazos comerciales bilaterales, hoy, a pesar de los fuertes intercambios en curso, la diplomacia se ve empañada por declaraciones hostiles de funcionarios de Bruselas contra Pekín, como calificar a China de "rival sistémico" en 2019.

El informe atribuye esta postura a la adhesión acrítica de Europa a una política atlantista en el Pacífico, dirigida por Washington y que sirve principalmente a sus intereses. Esta política se caracterizó por el "giro estratégico" hacia Asia durante el gobierno de Barack Obama, profundizado por el primer mandato de Donald Trump, la administración de Joe Biden y el segundo mandato de Trump, que desencadenó una guerra comercial con China mediante aranceles elevados. Por ejemplo, durante una cumbre celebrada en el Reino Unido en 2021, la UE y los países del G7 emitieron un comunicado abiertamente sinofóbico. Mientras Estados Unidos, bajo el liderazgo del Partido Demócrata, mantiene relaciones más fluidas con la UE, Biden orientó a Bruselas hacia el tratamiento de Pekín como un "desafío sistémico".

Además, el informe señala la tendencia de Bruselas a adoptar un tono moralista con China bajo el pretexto de defender los llamados "derechos humanos". También existen profundas divisiones sobre Ucrania y Taiwán.

Sin embargo, de una forma que la UE nunca anticipó, China ha logrado un rápido crecimiento, convirtiéndose en un actor global ineludible. Si bien el 21 % de las importaciones europeas provienen de China, el país ya no es solo la "fábrica del mundo", sino que ahora es el mayor centro de I+D del planeta en ciencia y tecnología y el principal impulsor del desarrollo de infraestructura global a través de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, que incluso incluye a algunos países de la UE.

Para la propia UE, el regreso de Trump a la Casa Blanca fue una dosis de realidad.

El informe afirma: «Las políticas de la administración Trump marcaron una ruptura radical con los fundamentos del multilateralismo comercial y diplomático». Destaca cómo Estados Unidos impuso aranceles elevados a China y la UE, incumpliendo las normas de la OMC, e incluso amenazando con abandonar el marco. Pero lo que realmente impacta a los autores es el silencio de Bruselas cuando Trump amenazó con anexar Groenlandia (territorio danés), sin ofrecer ninguna crítica ni solidaridad con Copenhague. Esto plantea interrogantes sobre si se sigue considerando a Estados Unidos como un «aliado» y a China como un «rival».

A la luz de todas estas y otras consideraciones, la Comisión ofrece 50 recomendaciones para orientar la política exterior francesa y, en concreto, para que Francia ejerza presión sobre la política exterior europea.

Entre estas decenas de recomendaciones, algunas destacan por representar un giro de 180º respecto a la actual política europea hacia China.

En un plano directamente geopolítico, por ejemplo, la Recomendación 11 propone sustituir la actual estrategia atlantista aplicada en el Indopacífico por la cooperación con China. La Recomendación 13 propone sustituir las actuales instituciones financieras globales por una estructura en la que todos los países estén representados por igual. La Recomendación 14, a su vez, aboga por la desdolarización de la economía mundial mediante la creación de un patrón monetario común a escala planetaria, con el fin de facilitar los intercambios y la financiación de las economías nacionales.

También se hace especial hincapié en la creación de empresas conjuntas franco-chinas, así como en asociaciones de cooperación, especialmente en sectores de alta tecnología, como se observa en las Recomendaciones 6, 34 y 37, junto con la propuesta de promover el idioma chino en las escuelas francesas y las asociaciones universitarias, como se refleja en las Recomendaciones 46, 48, 49 y 50.

El documento está impregnado de realismo y, por ello mismo, resulta sorprendente a la luz de las continuas decisiones contraproducentes que toma Bruselas en sus relaciones exteriores.

Sin embargo, considerando el liderazgo actual encarnado por Ursula von der Leyen, es improbable que Francia logre imprimir una renovación estratégica a la Unión Europea, dada la reciente capitulación de Bruselas ante el chantaje arancelario de Trump.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

LinkWithin

Blog Widget by LinkWithin