martes, 11 de septiembre de 2018

Un récord de $31,5 billones acumulados por los oligarcas corporativos


Eric London, wsws

Según el reporte mundial del 2018 sobre la riqueza de los ultrarricos realizado por Wealth X, 255.810 individuos con una “riqueza neta ultra alta” de al menos $30 millones controlan en conjunto $31,5 billones, un aumento de 16,3 por ciento entre 2016 y 2017.

En otras palabras, un grupo de oligarcas del tamaño de la población de Plano, Texas, o Nottingham, Reino Unido, controla tanta riqueza como el 80 por ciento más pobre del mundo o 5,6 mil millones de personas.

Las cifras de concentración de la riqueza son difíciles de contextuar:

  • En América del Norte, el número total de ultrarricos aumentó 9,5 por ciento a 90.440, mientras que su patrimonio brincó 13,1 por ciento a $11 billones.
  • En Europa, la población ultrarrica creció 12,8 por ciento a 72.570 y su riqueza trepó 13,5 por ciento a $8,8 billones.
  • En Asia, hubo 68.970 ultrarricos en 2017, un aumento de 18,5 por ciento desde el 2016. Su riqueza total se disparó 26,7 por ciento en este tiempo a $8,4 billones.
  • Para el 2022, se proyecta un total de 360.390 ultrarricos con un patrimonio combinado de “$44,3 billones, implicando un adicional de $12,8 billones de riqueza nueva durante los próximos cinco años”.
  • Los 22,3 millones de personas con una riqueza neta de $1 millón controlan en total $91,7 billones, casi el triple de la riqueza combinada del 90 por ciento más pobre de la población mundial.
El reporte de Wealth X deja en claro que el aumento en la concentración de la riqueza es producto de políticas deliberadas impuestas por Gobiernos en todo el mundo. Les da crédito a las políticas monetarias laxas —la liberalización del mercado en China, la reforma fiscal y la desregulación corporativa en India y los enormes recortes de impuestos para los ricos en EEUU— que según el reporte “tenían como única intención proveer exenciones generosas para las empresas y los ultrarricos”.

En el Volumen I de El Capital, Karl Marx, el fundador del socialismo científico, escribió: “La acumulación de la riqueza en un polo es consecuente y simultáneamente, la acumulación de la miseria, la agonía de la explotación esclavizada, la ignorancia, la brutalidad, la degradación mental en el polo opuesto”. Bajo el capitalismo, la riqueza de los superricos se genera por medio de la explotación de la clase obrera internacional.
  • La mitad de la población mundial no tiene acceso a servicios de salud y 100 millones de personas se ven obligadas a caer en la pobreza extrema cada año debido a costos médicos (Organización Mundial de la Salud, 2017).
  • 1,2 mil millones de personas no tienen acceso a electricidad (Rockefeller Foundation, 2017)
  • 8,6 millones de personas mueren cada año por falta de atención médica o su mala calidad ( The Lancet, 2018)
  • 750 millones de adultos no saben cómo escribir o leer (UNESCO, 2017)
  • Para el 2020, 1,6 mil millones de personas no tendrán acceso a una vivienda segura y adecuada (World Resources Institute, 2017)
  • 50,5 millones de niños menores de 5 años sufren de marasmo o enflaquecimiento extremado por malnutrición (Banco Mundial, 2018)
  • 850 millones de personas sufren “malnutrición crónica” (Organización para la Alimentación y la Agricultura de la ONU, 2016)
  • 4 mil millones de personas no tienen acceso al internet (UNESCO, 2017)

Incluso en los países más avanzados de Europa y América del Norte, la clase obrera se enfrenta a condiciones cada vez más precarias dominadas por una caída en la esperanza de vida, índices cada vez mayores de suicidio y abuso de drogas/alcohol, más y más deuda estudiantil, recortes salariales y desmantelamiento de los programas sociales. En Estados Unidos, el hogar de casi una tercera parte de los ultrarricos del mundo, un 69 por ciento de las personas tiene menos de $1.000 en ahorros.

La clase obrera internacional no cuenta con la representación de ningún Gobierno o partido político capitalista, mientras que las élites políticas están dominadas por los superricos. Los milmillonarios y multimillonarios consideran y toman decisiones sobre la política estatal y la distribución de recursos completamente a espaldas de la población.

Todas las instituciones oficiales y semioficiales de gobierno, incluyendo la academia, los medios de comunicación corporativos y los sindicatos, están subordinados a los intereses de la aristocracia moderna y sirven para estrangular y bloquear el desarrollo de un movimiento unificado de la clase trabajadora por la igualdad social. A medida que aumenta la desigualdad, la élite gobernante está preparándose para la amenaza de una revolución social por medio de la eliminación de derechos democráticos básicos, censurando el internet, imponiendo estados de emergencia permanentes y promoviendo a partidos de extrema derecha y neofascistas para envenenar la opinión pública con racismo, xenofobia y nacionalismo.

Sin embargo, la clase obrera no es solo una clase oprimida; también es una fuerza social revolucionaria y poderosa.

Los avances en la tecnología, las comunicaciones y el transporte han conllevado una expansión importante en el tamaño numérico de la clase obrera internacional. Durante los últimos 50 años, países como India, China, Nigeria, Sudáfrica, Brasil, Turquía, Irán y muchos otros se han transformado de países con clases obreras relativamente pequeñas a centros masivos de producción industrial involucrando a millones o miles de millones de trabajadores.

Al mismo tiempo, la globalización ha vinculado a los trabajadores de todos los rincones del planeta por medio del proceso productivo. El internet ha permitido a los trabajadores comunicarse y hacer estrategia en distintos lugares de trabajo y más allá de las fronteras nacionales. El potencial democrático y revolucionario del internet lo ha convertido en blanco de censura por parte de la clase gobernante a través del mundo, encabezada por las corporaciones basadas en EUA, Google, Facebook y Twitter, para relegar y ocultar sitios web izquierdistas como el World Socialist Web Site .

El reporte de Wealth X pone de manifiesto el inmenso potencial revolucionario de la actual situación. Como Friedrich Engels escribió en Anti-Duhring:
“El aumento en la percepción de que las instituciones sociales existentes son irracionales e injustas, que la razón se ha convertido en irracionalidad y el bien en mal, es solo prueba de que han ocurrido cambios silenciosos en el modo de producción e intercambio con los cuales el orden social, adaptado a condiciones económicas caducas, ya no se puede mantener al día. A raíz de esto, también se deduce que los medios para deshacerse de las incongruencias que han salido a la luz también deben estar presentes en una condición más o menos desarrollada, dentro de los mismos modos transformados de producción”.
El reporte de Wealth X confirma que los recursos para la transformación del planeta sobre una base igualitaria ya existen. El Partido Socialista por la Igualdad exige que los billones de dólares acumulados en manos de los ricos sean confiscados por las masas y dedicados a satisfacer todas las necesidades básicas de la población mundial. Las enormes corporaciones cuyas operaciones de explotación llegan a todos los países del mundo deben ser expropiadas y transformadas en utilidades públicas administradas democráticamente por los propios trabajadores.

Ninguna aristocracia jamás ha entregado su poder simplemente porque su existencia constituya un freno para el desarrollo de las fuerzas productivas. La liberación de las decenas de billones de dólares necesarios para atender todas las necesidades de la población mundial requiere una revolución socialista.

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