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viernes, 11 de febrero de 2011
Egipto en alerta roja: ¿golpe de Estado o rebelión de las masas?
La decisión del presidente egipcio Hosni Mubarak de no renunciar sorprendió a los militares de Washington, Egipto y Tel Aviv. El Director de la CIA, Leon Panetta, había asegurado la renuncia de Mubarak y garantizado la resolución de la crisis. Hasta NYT apostó a esa opción. Pero esta vez Mubarak no hizo lo que se esperaba, y esto crea una gran crisis para el ejército egipcio. Su objetivo no es salvar a Mubarak, sino salvar al régimen fundado por Gamal Abdel Nasser, el gran lider egipcio.
A pocas horas de que amanezca en El Cairo, el ejército se enfrenta a tres opciones. La primera es dar un paso atrás, y permitir a las multitudes marchar hacia el palacio presidencial y probablemente entrar en él. La segunda opción es mover más tropas y blindados para bloquear la entrada de más manifestantes a Tahrir Square, y mantener bajo control a los que ya están allí. La tercera es dar un golpe de Estado y derrocar a Mubarak, presidente de Egipto desde 1981 y que cuenta con una fortuna de 70.000 millones de dòlares .
La primera estrategia abre la puerta a un cambio de régimen en el cual la gente, y no los militares, decidirían el curso de los acontecimientos. La segunda opción, implica la presión de los militares contra los manifestantes, hecho que incrementaría la tensión en la zona. Hasta el momento, no ha habido enfrentamientos entre el pueblo egipcio y los militares (a diferencia de los enfrentamientos que si han habido con la policía). Un hecho de este tipo podría socavar el deseo de los militares para preservar el régimen y la actual percepción de los militares como no hostiles al público.
Esto deja lugar a la tercera opción, que es un golpe de Estado. Mubarak ha dicho que no dejará el cargo hasta septiembre, y que por ningún motivo se retirará antes. El ejército no quiere una acción extraconstitucional, pero la decisión de Mubarak, ante la actual agitación del pueblo egipcio, obliga a los militares a optar por uno de los dos primeros cursos de acción, lo cual es inaceptable. Eso abre paso a que la acción militar para derrocar a Mubarak resulta ser la más presentable para el ejército.
Una cosa que hay que tener en cuenta es que cualquier medida que se adopte debe ser en las próximas horas. Al despuntar el alba en El Cairo, centenares de miles d manifestantes se unirán a los ya existentes en Tahrir Square, y nadie los podrá detener en su marcha hacia el palacio de gobierno. Los militares se verían obligados a retroceder y dejar que los acontecimientos sigan su propio curso, o abrir fuego contra los manifestantes. Si se pretende reducir el número de víctimas, las tropas deben moverse a su posición ahora, posiblemente para intimidar a los manifestantes.
Hasta ahora, los militares han evitado la confrontación con los manifestantes tanto como ha sido posible, y los manifestantes han expresado su afecto hacia el ejército. Para continuar con esa política, y para tratar con Mubarak, las opciones del Ejército son sacarlo de su cargo en las próximas horas o arriesgar perder el control de la situación. Si esta es la opción adoptada, se debe ejecutar y anunciar antes de las manifestaciones que se pondrán en marcha este 11 de febrero después de las oraciones del viernes. Egipto está en alerta roja, a punto de estallar.
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