Este es el Amero, la moneda que supuestamente reemplazará al dólar cuando el billete verde no valga nada y cuando la economía estadounidense pierda toda su hegemonía política, económica y militar. Puede ser fruto de especulación, por cierto. En todo caso, tras lo grave y complejo de la situación actual, hasta las profecías de Nostradamus se están poniendo de moda.
Por eso puede ser interesante ver Zeitgeist. Aquí pueden ver la parte de Futuro y Geopolítica, donde muestra el origen de la Reserva Federal y la evolución del sistema monetario. El documento muestra la historia del cristianismo y las religiones, la conspiración del 11-S y la hegemonía del sistema monetario y quienes son sus dueños. En el sitio oficial de Zeitgeist (espíritu del tiempo) se puede encontrar más informacíon y yambién en Wikipedia. A continuación la parte relacionada a El Futuro y la Geopolítica mundial, dividida en 5 fragmentos:
Zeitgeist - Futuro y Geopolítica - Parte 1 - 10.00 min
Zeitgeist -Futuro y Geopolítica - Parte 2 - 10.00 min
Zeitgeist - Futuro y Geopolítica - Parte 3 - 10.00 min
Zeitgeist - Futuro y Geopolítica - Parte 4 - 10.00 min
Zeitgeist - Futuro y Geopolítica - Parte 5 - 8.59 min
Había una vez un pequeño globo azul llamado tierra que viajaba por el firmamento, poblado de creaturas de todo tipo que convivían en total armonía y ocasionalmente se alimentaban unos de otros.
ResponderBorrarLa más inteligente de esas creaturas era la que se reconocía a sí misma y se hacía llamar hombre, sin importar la parte del globo en que viviera.
De todas las creaturas vivientes, los hombres eran los únicos que continuamente crecían y se multiplicaban, a pesar de las continuas guerras entre ellos.
La mejor prueba de la inteligencia de los hombres, en comparación con la de la casi infinita variedad original de otros seres, era su capacidad de adaptación al medio y su capacidad de producir e incluso de crear de la nada, artilugios de todo tipo a los que llamaban bienes y servicios que les permitía reforzar cada día su rol de dueños de la naturaleza y sostener guerras cada vez más cruentas.
Esta inteligencia de paso convirtió muy pronto al hombre, en el depredador natural de todos los demás seres, de los cuales sin embargo seguía dependiendo para su sustento material y espiritual.
Para agilizar el intercambio de productos, bienes y servicios el hombre aprovechó ese lugar de encuentro ya existente al que llamaba mercado e inventó la moneda.
Si bien lo anterior efectivamente ayudó a los hombres que producían, vendían y compraban en el mercado, a los que aún hoy conocemos cómo comerciantes, hizo aparecer un nuevo tipo de hombres que también conocemos hasta hoy con el nombre de genérico de financistas, que se dedicaron desde entonces a jugar con la moneda como un bien en sí mismo e independiente del comercio para el cual había sido inventado. Para reconocer a los financistas es mejor llamarlos por nombres tales como: cambistas, recaudadores, prestamistas, usureros, avaros y últimamente especuladores.
Los financistas siempre habían sido despreciados por la sociedad, que consideraba que su oficio no era digno ya que vivían del fruto del trabajo productivo de los demás.
Sin embargo nuestra sociedad contemporánea asombrada por el éxito material de los financistas hoy los envidia y los idolatra. El prototipo del hombre de éxito en nuestros días es aquel que vive sin trabajar: del sudor de la frente de los demás o de sus rentas.
En este mundo al revés, es natural que la fuerza de gravedad eventualmente botara al suelo todas las monedas de todos los mesones de todos los financistas en las entradas de todos los templos.
Después de todo, la fuerza de gravedad no discrimina y atrae hacia el suelo a todo lo que tiene masa pero no tiene piso.
El tema es ya tan evidente, que por una parte no hacen falta actos simbólicos para mostrarlo y por otra es muy tarde para que los financistas intenten recoger del suelo bolsas con monedas para comprar a los delatores de los reformadores porque estos últimos ya son demasiados. Ya pasaron hace rato la masa crítica.
La pregunta de hoy parece ser más sencilla de lo que parece:
¿Cómo volver urgente y ordenadamente al trueque evitando así el derrumbe de la actividad económica legítima, sin proteger ni a las monedas ni a los financistas que hicieron desde siempre mal uso de ellas?