jueves, 27 de mayo de 2010

Los mercados y el fin de la prudencia

Claire Gatinois y Anne Michel. Le Monde.

La crisis de la Zona Euro, que moviliza e inquieta a dirigentes de todo el mundo, ha sacado a escena a los “mercados”. Una entidad etérea, aunque superpoderosa, a la que solo el humor controla cotidianamente. Si están “orientados al alza” no hay problema pero si caen y se ponen “nerviosos, inquietos e inestables”, cunde el pánico. Los responsables políticos acuden entonces, prestos, “a darles garantías, a calmarlos, a tranquilizarlos”. Definitivamente, han quedado atrás los tiempos en los que el General de Gaulle podía afirmar que “la política francesa no se teje en los parquets”.

Pero ¿quiénes son estos “mercados” que parecen estar decidiendo la suerte de nuestras economías y fragilizando a nuestros Estados, después de haber puesto en dificultades a los bancos? ¿Quién o quiénes están detrás de la famosa “mano invisible”, descrita por el economista liberal Adam Smith, en el siglo XVIII?

Múltiples intervinientes

Los mercados de capitales son, simplemente, el lugar donde se encuentran –y se ajustan- la oferta y la demanda de financiación. Por el lado de la demanda están empresas y Estados: las unas buscan crecer y los otros, financiar sus déficits y endeudamientos. Por el lado de la oferta hay inversores privados, bancos y empresas, deseosos de invertir su ahorro, sus propios fondos o su tesorería.

Dos grandes mecanismos hacen circular el dinero: las acciones –que son títulos de propiedad de parte del capital de una empresa determinada- y las obligaciones –que son títulos de deuda emitidos por un Estado o por una empresa. En ambos mercados confluyen diversos actores: intermediarios que invierten el dinero de los bancos; gerentes de compañías de seguros; gestores de fondos de inversión o de fondos de pensiones y por último, fondos especulativos: los famosos Hedge Founds.

Cada uno de ellos actúa por motivos diferentes, con perspectivas distintas: los unos buscan rendimientos a largo plazo mientras que, los otros, especulan a corto.

La clave en la financiación de la actividad económica

La época dorada de los mercados comenzó en el siglo XIX, coincidiendo con la construcción de ambiciosas obras públicas como el Canal de Suez o el de Panamá. “Para llevarlas a cabo se necesitó dinero de todo el mundo”, indica Paul Jorion, autor de L'Implosion. La finance contre l'économie (Fayard, 2008). El mercado de la deuda pública floreció, por su parte, en tiempos de guerra.

Poco a poco los mercados comenzaron a crecer, financiando un crecimiento mundial que los bancos nunca fueron capaces de sufragar solos. Actualmente juegan un papel fundamental en la economía, sobre todo en Estados Unidos, cuya economía está financiada en dos terceras partes por los mercados (frente a Europa, cuya economía está financiada por los mercados en solo una tercera parte).

En 2009, cuando el sector bancario estuvo al borde de la bancarrota y tuvo que cerrar el grifo del crédito, los mercados tomaron el relevo para financiar a las empresas, quienes se orientaron hacia el mercado de deuda para financiar sus inversiones. Las cantidades aportadas son colosales: más de 37.000 billones de dólares se movilizaron en las Bolsas del mundo entero en 2010 y 64.000 en el mercado de la deuda.

En Francia el mercado de la deuda se ha llegado a convertir en la única fuente de financiación del Estado. El Tesoro Público emite, cada mes, entre 15 y 20 billones de euros de deuda pública. Actualmente circulan por los mercados unos 1.189 billones de euros de deuda pública francesa.

Las reglas de prudencia han saltado por los aires

Si hacemos caso a la Teoría Económica, los mercados son virtuosos. La relación entre vendedores y compradores a través de un mecanismo de subastas, permitiría que en ellos se labre una especie de precio ideal. Pero la realidad es muy diferente puesto que la modernización de los mercados, acelerada –en Europa- a principios de la década de los 1990 y su subsiguiente sofisticación, provocaron una proliferación de productos derivados . Desde entonces, la legendaria “eficiencia” de los mercados se ha vuelto algo más que discutible.

Para Agustín Landier, profesor de la Escuela de Economía de Toulouse, las cosas empezaron a descontrolarse, un poco antes del año 2000. En ese momento se desarrolló el shadow banking system [sistema bancario en la sombra], una especie de sistema financiero fantasma. “Wall Street se convirtió entonces en una máquina de marketing” porque permitió a una empresa cualquiera, prosigue Landier, “desarrollar productos financieros cada vez más complejos, extraños e incomprensibles, pensados para escapar a cualquier control por parte de las autoridades reguladoras”.

Fue a partir de entonces, cuando los derivados se multiplicaron hasta el infinito. Aparecieron contratos potenciales que permiten especular sobre la subida o bajada de una acción determinada e incluso, sobre el precio de las materias primas: desde el trigo hasta las cortezas de cerdo.

Todas las normas de prudencia se hicieron añicos. Los endeudamientos bancarios, que forman parte de un balance, se convirtieron, de repente, en activos financieros. Los créditos hipotecarios –como las subprimes- se desperdigaron por los mercados de todo el mundo. Los endeudamientos, por último, vivieron su época dorada al poder ser reagrupados o troceados.

El mundo de las finanzas, opacado

Los mercados se convirtieron a partir de entonces en una maquinaria infernal sobre la que se abalanzaron especuladores, dispuestos a apostar al hundimiento de todo un sistema, como lo describe Michael Lewis en el libro de cabecera de esta crisis: The Big Short (Norton & Co.). El mundo de las finanzas se hizo opaco. Los productos, demasiado complejos, ya no podían ser analizados más que por especialistas. Poco a poco, las máquinas comenzaron a reemplazar a los seres humanos.

Algunos Hedge Funds, como Renaissance Technologies, creado por el multimillonario Jim Simons en Estados Unidos, funcionan casi exclusivamente a través de sistemas informáticos. “Actualmente, las finanzas devoran talentos. Los fondos especulativos buscan a los mejores expertos en informática como si fueran Google. Suele ser un quilombo porque se trata de formas de negocio, socialmente muy diferentes”, se lamenta Landier. “El sistema perdió el control. Algunos inversores siguen financiando la economía real pero la mayoría especula: ya no se compran títulos en función de perspectivas económicas sino de vaivenes coyunturales, susceptibles de generar rentabilidad inmediata”, se queja Franklin Pichard, director de Barclays Bolsa.

Lógica cortoplacista

¿Han descarrilado los mercados? Es lo que parecen insinuar los Gobiernos, cuando acusan a los especuladores de haber puesto en riesgo al sistema. Pese a ello, si se contemplan las cosas detenidamente, la especulación pura y dura supone una parte ínfima del volumen de capitales que son intercambiados a diario. Los verdaderos actores centrales son, de hecho, inversores institucionales y no los Hedge Funds.

Patrick Artus -responsable del área de investigación de Natixis- piensa que si los mercados se han convertido en un peligro es porque sus actores –empezando por los institucionales- han asumido una lógica cortoplacista porque están obligados a rendir cuentas trimestralmente a pesar de que, en teoría, sus inversiones son a largo.

Esa lógica les habría llevado a asumir comportamientos miméticos y zigzagueantes que habrían contribuido a inflar los precios. Artus propone que se favorezca a inversores orientados al largo plazo que no se vuelvan locos ante cualquier sobresalto anecdótico del mercado.

Claire Gatinois y Anne Michel, Le Monde. Traducido para Rebelión por Juan Aguiló

Manifiesto por la libertad del pensamiento económico

Fondo Sylos Labini

1. La teoría dominante se encuentra en crisis

En la actualidad, después de años de atrofia, está haciéndose oír un nuevo espíritu, y a la ciencia económica le toca mostrar una respuesta a la altura. La crisis global que está teniendo lugar marca un punto de inflexión de capital importancia. Como han señalado ya gran número de personas, en la crisis actual están cayendo las teorías económicas dominantes y el fundamentalismo de laissez-faire (dejar hacer) que extraía su legitimidad y vitalidad de ellas; teorías que no habían comprendido la fragilidad del sistema de acumulación sin control. Estas teorías desempeñaron su función en la construcción del sistema, promoviendo la transición a una economía dominada por las finanzas, a la liberación de los mercados financieros, a la reducción de la defensa y el control de la mano de obra, con un drástico empeoramiento en la distribución de los ingresos y el agravamiento de los problemas de la demanda. Así, también desempeñaron su parte en la venida del estado de crisis y ahora es necesario restaurar la economía a los cimientos éticos que subyacían el pensamiento de los economistas clásicos.

2. Necesidad urgente de una nueva serie de debates en el debate económico

Es necesario volver a abrir de forma urgente el debate sobre los cimientos de los diversos enfoques teóricos en el campo de la economía. Es hora de abandonar la idea de que existe únicamente una verdad sin alternativa alguna en las ciencias económicas, independientemente de su conveniencia como justificación para los economistas y los comentaristas económicos mayoritarios. Realmente es hora de dejar algo de espacio a las teorías alternativas (keynesianas, clásicas, institucionalistas, evolucionistas e históricas), con la amplia diversidad de sus variantes, tanto en la enseñanza como en la investigación. Debemos adaptar nuestras herramientas al momento en que vivimos e incluir el análisis de género en nuestros estudios. También debemos prestar la atención que se merece cada nueva idea en el campo de la economía, en nombre de la libertad y del libre intercambio. Debemos oponernos con vigor a las concentraciones de poder (en las universidades, los centros de investigación nacionales e internacionales, las instituciones económicas nacionales e internacionales y los medios de comunicación) como las que han derivado en el reciente clima de aceptación sin cuestionamiento del neofundamentalismo del laissez-faire.

3. La economía al servicio de las personas

Las ciencias económicas deben concebirse en el sentido amplio del término, sin definiciones unilaterales ni prohibiciones contra el intercambio con las demás ciencias sociales. El objetivo de la investigación debe ser la comprensión de las realidades sociales que nos rodean, como condición previa para escoger las políticas que pretenden mejorar la calidad general de vida y estar a favor del bien común.

4. Un método que ya no sea un fin en sí mismo.

Con este fin, deben utilizarse las técnicas de que se dispone, desde los análisis historiográficos a econométricos, desde el análisis de las instituciones a la elaboración de modelos matemáticos, sin prohibición de ninguna técnica pero, al mismo tiempo, sin que el refinamiento de la técnica analítica se convierta en un objetivo autorreferenciado, una fuente de conformismo y de pala niveladora de la educación de las jóvenes generaciones de economistas. Con este fin, debe fomentarse la confrontación crítica entre estos diversos enfoques y análisis.

5. Un nuevo orden del día

Se sugieren cinco temas que creemos de especial importancia en la etapa en la que nos encontramos y que merecen la promoción de estudios y proyectos:

a. Mercado, estado y sociedad. Tras décadas de observación de cómo el mercado y su supuesta «mano invisible» invadían en gran medida diversas áreas de acción pública y relaciones sociales, es hora de contemplar nuevas maneras de integrar el mercado, el estado y la sociedad, prestando la atención debida a los problemas de democracia, justicia y ética, y en términos de sostenibilidad medioambiental en el desarrollo.

b. Globalización del rostro humano. Después de la globalización de los mercados, sin regular e impulsados por las finanzas, es hora de mirar hacia una integración internacional de los pueblos que tenga un gobierno democrático, que impulse los flujos de conocimiento y experiencia y, además, de personas, junto con los flujos de bienes, y promueva la cooperación social en lugar de la competencia mundial sin piedad.

c. Un nuevo humanismo del trabajo. Se necesita un nuevo modo de pensar sobre la función del trabajo en las sociedades modernas, como fuente de ingresos decentes o aceptables para todos, de conocimiento y de relaciones sociales, y como medio de desarrollo social y emancipación civil de los ciudadanos.

d. Reducción de la desigualdad. Las diferencias en ingresos y poder entre países y, dentro de éstos, entre los grupos sociales y las personas, han aumentado hasta un punto inaceptable y, por lo tanto, resulta necesario elaborar un modelo organizativo de relaciones diseñado de forma eficaz para reducir las desigualdades a nivel social y territorial, entre hombres y mujeres, y entre las diversas personas. También es esto una condición esencial para una salida creíble de la crisis, que clama por una revitalización del consumo colectivo e individual así como por inversiones públicas y por la estimulación de demanda nueva por parte de países y grupos que habían permanecido hasta el momento en las fronteras del desarrollo y del bienestar social. Sin tales cambios, existe un verdadero riesgo de restauración del régimen neo-laissez-faire de acumulación basado en la especulación financiera, abriendo con ello el camino para crisis posteriores incluso más graves que la actual.

e. Un mayor equilibrio en el desarrollo. Necesitamos avanzar desde un crecimiento ilimitado cuantitativo hacia un desarrollo más equilibrado basado en la calidad. Debe prestarse atención a la elaboración de índices alternativos al producto nacional bruto, que puede resultar equívoco, puesto que no representa el rango completo de actividades económicas, el coste en cuanto al medio ambiente y el bienestar real de las personas.


Associazione Paolo Sylos Labini. Traducción de Mar Rodríguez


Fondo Sylos Labini

El Derrame petrolero, en vivo

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El desastre protagonizado en el Golfo de México por la plataforma petrolera British Petroleum está creando un enorme daño ecológico que a estas alturas puede ser irreversible. La gran mancha ocupa un área de 80 kilómetros cuadrados por 100 metros de espesor y continúa aumentando. La corriente amenaza con desplazar la marea negra hacia los cayos de Florida y toda la costa oriental. Y los dispersantes que está empleando BP son altamente tóxicos lo que compromete todo el ecosistema marino.

Los expertos calculan una fuga de 80.000 a 100.000 barriles diarios, es decir, veinte veces más que los 5.000 barriles declarados por la empresa petrolera. El actual derrame supera con creces los mayores desastres ecológicos de la historia, y puede prolongarse por otros seis meses. Como muestra el video en vivo del derrame: es como una llave abierta, pero al revés.

martes, 25 de mayo de 2010

Unión Europea enfrenta la madre de las deudas: 2,16 billones de euros


El sector financiero europeo se enfrenta a una gran deuda de 2,16 billones de euros (millones de milones), de acuerdo a una investigación realizada por economistas del Royal Bank of Scotland (RBS). Esta gran deuda fue emitida por instituciones del sector público y privado de Grecia, España y Portugal, y para que se detecten sus dimensiones hay que especificar que corresponde al 22 por ciento del producto interno bruto de toda la zona euro.

Esta cifra es mucho mayor a las estimaciones previas y profundizará los temores de impago, haciendo imposible las reestructuraciones de deuda en cualquiera de los tres países. España es la mayor preocupación dado el gran tamaño de su economía. Además, de los 2,16 billones, 1,49 billones corresponden a deuda española que está en instituciones extranjeras. Un leve impago de esta deuda puede provocar un fuerte impacto al sistema financiero mundial.

La estimación de € 2.160 millones se basa en datos compilados por el Banco de Pagos Internacionales (BPI), el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y el Banco Mundial (BM). Se diferencia de las estimaciones anteriores, ya que incluye no sólo la exposición de los bancos extranjeros a la deuda de Grecia, Portugal y España, sino también la exposición de otras instituciones como compañías de seguros y fondos de pensiones.

El desgloce de esta deuda hasta fines del año pasado estiman la deuda griega en 338.000 millones de euros, equivalente al 142 por ciento del PIB griego. En el caso de España, la cifra es de 1.500 billones de euros, también 142 por ciento del PIB. Para Portugal, la cifra es de 333.000 millones, equivalente a dos veces su PIB. La cantidad combinada de estos tres países, a fines del año pasado, es € 2.171 millones. Pero los autores del informe señalan que la deuda se ha reducido levemente en los primeros cinco meses de este año.

El informe señala la necesidad de un esfuerzo combinado por parte de los países involucrados y las instituciones financieras internacionales para evitar un default. El problema es que las posibilidades de que los países restauren el orden en sus finanzas por medio de políticas de austeridad, tienden a hacer insostenible la gobernabilidad de los países. La misión urgente de las políticas internacionales es prever el daño potencial que se puede producir y tomar medidas para evitar que este daño se propague a todo el mundo.

Vía | Daily Mail , Financial Times

Joseph Stiglitz: "La austeridad conduce al desastre"

En esta entrevista publicada en Le Monde, el economista Joseph Stiglitz y Premio Nobel 2001, señala que Europa, con sus planes de ajuste presupuestario, despidos y austeridad, va en la dirección equivocada:

Al adoptar la moneda única, los países miembros de la zona euro cedieron dos instrumentos de política que son fundamentales: el tipo de cambio y las tasas de interés. Por tanto no tienen cómo adaptarse a situaciones de crisis. Sobre todo porque Bruselas no ha ido lo suficientemente lejos en la regulación de los mercados. Y la Unión Europea no hizo planes en este sentido. Ahora, en cambio, quiere un plan coordinado de austeridad. Si este plan continúa, Europa va directo al desastre. Sabemos, a partir de la Gran Depresión de 1930, que esto es lo que no debe hacerse.

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Para Stiglitz, el Fondo de Estabilidad se debió haber creado mucho antes para contar con recursos a los que echar mano en el período de las vacas flacas. Pero como nunca hubo una regulación decidida y consistente, sólo se confió en la omnipotencia de los mercados. El Fondo de Estabilización establecido hace apenas 15 días, implica que Europa ha detectado la necesidad de la solidaridad, de la empatía. Este principio de solidaridad es lo que ha marcado la diferencia entre Estados Unidos y Europa, según Stiglitz. Cuando un Estado se ve en dificultades, el gobierno central de Washington lo socorre. Europa no tiene un gobierno central y justamente esas disputas intestinas son las que bloquean los posibles avances.

Para Stiglitz, es la falta de solidaridad la que ha puesto en peligro el proyecto europeo, y de ahí que los países miembros de la Unión Europea requieran una mayor cohesión. Muchas autoridades basan sus juicios en los resultados del mercado, y según esa lógica, los países que salen mal han sido irresponsables y hay que dejar que se valgan por sí mismos. Sin embargo, los datos reales dicen otra cosa. Stiglitz señala:

El déficit estructural del actual gobierno griego es menor al 4%. Porsupuesto que el gobierno anterior, ayudado por Goldman Sachs, creó una fosa mayor. Y ha sido la crisis global la que ha destapado esta situación.

España tenía excedentes antes de la crisis por tanto el gobierno no puede ser acusado de falta de disciplina. Es cierto que España debió ser más prudente y prevenir la formación de la burbuja inmobiliaria. Pero ahí estaban los euros que la permitieron, a tasas de interés bajísimas a las que España nunca hubiera tenido acceso sin la moneda única. Lo que se requiere hoy es crecimiento para impulsar la inversión, y no planes de freno a la economía.


Para Stiglitz, el riesgo del euro está al interior de Europa y no fuera. Y está en el alto desempleo juvenil que hay en Grecia (30%), España (44%) y Portugal (40%). Si las movilizaciones sociales consiguen su objetivo de desestabilizar a los gobiernos, puede llegar un momento en el cual los respectivos gobiernos se pregunten seriamente si vale la pena seguir el plan impuesto por el Fondo Monetario Internacional y Bruselas. Como es plenamente esperable, Stiglitz también se manifiesta contrario a la aplicación de políticas de esencia monetarista: no resuelven el problema de fondo que es el empleo.

La nueva realidad de los mercados: caos y volatilidad

Después de vivir un período de repunte y euforia, los mercados bursátiles de todo el mundo han comenzado a caer estrepitosamente dando cuenta de la nueva realidad que invade el sistema: el caos y la volatilidad especulativa. Los problemas centrales que la economía mundial enfrenta, han caido en un círculo vicioso de repetición que los amplifica. Los gobiernos deben hacerse cargo de los mayores lastres que implican las quiebras de las instituciones financieras, y recurrir a fuertes recortes presupuestarios que debilitan aún más a la economía. Esa es la llamada política de shock. Un ajuste radical por la vía del "sálvese quien pueda".

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America Latina desafía la crisis financiera



De acuerdo al FMI, América Latina contribuirá a impulsar la recuperación económica mundial tras ser devastada por la crisis financiera: De acuerdo a las palabras de Nicolás Eyzaguirre y de Dominique Strauss-Kahn, la región está plena de energías para encarar el futuro y los países de la región se encuentran muy lejos de los altos niveles de endeudamiento que encaran los países industrializados. Ahora son esos países los que viven una fuerte crisis de endeudamiento, tal como América Latina vivió la suya en los años 80.


Lea: La caída de un avión en llamas

lunes, 24 de mayo de 2010

Las causas de fondo de las recurrentes crisis financieras globales

Henry C.K.Liu

Graves crisis financieras globales se han venido sucediendo década tras década: el desplome de 1987, la crisis financiera asiática de 1997 y la crisis crediticia de 2007. Esa recurrente pauta ha sido generada por la total desregulación financiera a escala planetaria. Pero las causas de fondo han sido la hegemonía del dólar y el Consenso de Washington.

El caso de Grecia

Siguiendo un malhadado asesoramiento neoliberal y fundamentalista de mercado, Grecia abandonó su moneda nacional, el dracma, a favor del euro en 2002. Este paso, críticamente cargado de consecuencias, permitió al Gobierno griego beneficiarse de la fortaleza del euro –no derivada, huelga decirlo, de la fortaleza de la economía griega, sino de la fortaleza de las economías más fuertes de la eurozona— para contratar préstamos a tasas de interés más bajas, respaldadas con el colateral de activos griegos denominados en euros. Con nuevo crédito disponible, Grecia se emborrachó con el gasto financiado por la deuda, con proyectos de elevado perfil, como las Olimpíadas de Atenas 2004, que dejaron a la nación griega con una enorme deuda soberana no denominada en su moneda nacional. Estos empréstitos públicos en tiempos de auge significaban una manifiesta distorsión de las políticas económicas keynesianas de financiación del déficit, consistentes en enfrentarse a las recesiones cíclicas respaldándose en los excedentes acumulados en los ciclos de auge. Lo que hizo Grecia, al revés, fue acumular masivamente deuda mientras se hinchaba su burbuja económica inducida por la deuda.

La trampa del euro

Al adoptar el euro, una moneda gestionada por la política monetaria del supranacional Banco Central Europeo (BCE), Grecia abdicó voluntariamente de su soberanía en materia de política monetaria nacional, y eso en la confianza, falsamente confortable, de que una política monetaria supranacional diseñada para las economías más robustas de la eurozona funcionaría también para una Grecia endeudada hasta las cejas. Como Estado miembro de la eurozona, Grecia puede ingresar y tomar prestados euros sin verse afectada por tasas de cambio, pero no puede emitir euros aun a costa de inflación. La incapacidad de emitir euros expone a Grecia al riesgo de quiebra de la deuda soberana en caso de déficit fiscal prolongado, y la deja sin las opciones abiertas a una solución monetaria nacional independiente, como la devaluación de la moneda nacional.

A despecho de la verborrea sobre el euro como incipiente alternativa al dólar como moneda de reserva, el euro no es en realidad sino otra moneda derivada del dólar. A pesar de que el PIB de la Unión Europea es mayor que el de los EE.UU., el dólar sigue dominando los mercados financieros en todo el mundo como moneda de referencia a causa de la hegemonía política del dólar, que exige la denominación en dólares de todas las mercancías básicas. El petróleo puede comprarse con euros, pero aprecios sujetos al valor de cambio del euro en relación con el dólar. Ocurre, simplemente, que la Unión Europea, no posee el poder geopolítico que los EEUU vienen teniendo desde el final de la II Guerra Mundial.

La hegemonía del dólar y el Consenso de Washington

El crecimiento económico bajo la hegemonía política del dólar exige que las naciones que participan en los mercados sigan las reglas del Consenso de Washington, un término acuñado en 1990 por un economista del Institute of International Economics, John Williamson, para resumir la sincronizada ideología de los economistas del establishment radicados en Washington, una ideología que reverberó a escala planetaria durante un cuarto de siglo como evangelio de las reformas económicas indispensables para el crecimiento en una economía de mercado globalizada. Esa ideología ha metido a buena parte del globo en crisis financieras recurrentes.

Inicialmente aplicado a América Latina, y finalmente a todas las economías en vías de desarrollo, el Consenso de Washington ha terminado por ser sinónimo de la doctrina del neoliberalismo globalizado o fundamentalismo de mercado y a describir, en un angosto marco de limitaciones ideológicas, un conjunto de prescripciones políticas universales fundadas en principios de libre mercado y disciplina monetaria. Promueve para todas las economías control macroeconómico, apertura comercial, medidas microeconómicas favorables al mercado, privatización y desregulación en beneficio de una fe ideológicamente dogmática en la capacidad del mercado para resolver más eficientemente cualquier problema socioeconómico. Con el oscurantismo dogmático va también la resuelta negativa a admitir la obvia contradicción entre la pretendida eficiencia teórica del mercado y la empírica incapacidad para erradicar la pobreza o las crecientes desigualdades de ingresos y riqueza.

Vuelve la pugna entre el capital y los salarios

El crecimiento del capital financiero ha de lograrse a expensas del crecimiento del capital humano. El equilibrio monetario sin perturbaciones inflacionarias ha de lograrse manteniendo los salarios bajos a través del desempleo estructural. Las bolsas de pobreza en la periferia se consideran en el precio necesario para la prosperidad del centro. Dogmas de ese jaez confieren al desempleo y a la pobreza, verdadera catástrofe económica, una inmerecida aura de respetabilidad conceptual. La intervención del Estado ha sido traída a colación sobre todo para reducir el poder de los trabajadores en el mercado a favor del capital y favorecer mecanismos de mercado descaradamente predatorios.

El conjunto de reformas prescritas por el Consenso de Washington se compone de 10 directrices: 1) disciplina fiscal; 2) reorientación del gasto público hacia áreas que ofrezcan rendimientos económicos elevados; 3) reformas fiscales para bajar los tipos marginales y ensanchar la base fiscal; 4) liberalización de los tipos de interés; 5) tasas de cambio competitivas; 6) liberalización del comercio; 7) liberalización de la inversión exterior directa (IED); 8) privatización; 9) desregulación; y 10) afianzamiento de los derechos de propiedad privada.

Los Estados abdican de sus responsabilidades

Esas directrices vienen a sumarse por doquiera a una reducción generalizada del papel central del Estado en la economía, de su primaria obligación de proteger a los débiles frente a los fuertes, de fuera y de dentro. El desempleo y la pobreza se ven entonces como fenómenos temporales, morralla transitoriamente caída en el proceso de selección natural de los mercados, efectos inevitables de una evolución económica que, a largo plazo, generará una economía más robusta.

Los economistas neoliberales arguyen que el desempleo y la pobreza, plagas económicas letales en el corto plazo, pueden traer consigo beneficios macroeconómicos en el plazo largo. Hay gente para todo: también algunos historiadores arguyen perversamente que la Peste Negra (1348) tuvo consecuencias beneficiosas a largo plazo para la sociedad europea.

La resultante escasez de fuerza de trabajo empujó, a corto plazo, al alza los salarios a mediados del siglo XIV, y el súbito incremento de la mortalidad trajo consigo una sobreabundancia de bienes, lo que hizo que se desplomaran los precios. Esas dos tendencias provocaron causalmente un incremento del nivel de vida de los supervivientes. Sin embargo, la escasez de mano de obra causada por la Peste Negra forzó a los terratenientes a frenar el proceso de liberación de los siervos y a extraer más trabajo de ellos. En reacción a eso, los campesinos se sirvieron en muchos frentes de su acrecido poder de mercado para exigir un tratamiento más equitativo o para aligerar las cargas soportadas. Frustrados, los gremios se rebelaron en las ciudades y los campesinos se rebelaron en el campo. La Jacquerie francesa de 1358, la Revuelta Campesina en la Inglaterra de 1381, la Rebelión Catalana de 1395, así como muchas revueltas en Alemania, muestran hasta qué punto llegó la mortalidad a quebrantar las relaciones económicas y sociales tradicionales.

El neoliberalismo ha generado en el último cuarto de siglo una situación que se traduce en violentas protestas políticas en todo el globo, siendo la forma más extremista de las mismas el terrorismo. Pero al menos la plaga bubónica fue desencadenada por la naturaleza, no por una idea fija ideológica humana. Y el neoliberalismo mantiene a los trabajadores en el desempleo, pero vivos, con ayudas de subsistencia, al tiempo que conserva una perpetua reserva de trabajo excedente para evitar que los salarios suban a causa de escasez de fuerza de trabajo, lo que monta tanto como eliminar hasta los crueles beneficios a largo plazo de la Peste Negra.

Encogimiento del Estado

El Consenso de Washington se ha venido caracterizando como un “encogimiento del Estado” (Informe anual de la las Naciones Unidas, 1998) y un “nuevo imperialismo” (M. Shahid Alam, “Does Sovereignty Matter for Economic Growth?”, 1999). Pero el daño real provocado por ese Consenso dista aún mucho de reconocerse comúnmente: en lo que realmente consiste es en un conjunto de prescripciones para generar Estados fracasados entre las economías en vías de desarrollo que participan en los mercados financieros globalizados. Incluso en las economías desarrolladas, el neoliberalismo genera un síndrome, tan peligroso como generalmente inadvertido, de Estado fallido. [1]

NOTA: [1] Véase mi artículo del 3 de febrero de 2005: World Order, Failed States and Terrorism, señaladamente la primera parte (de 10): The Failed State Cancer. El presente artículo resume un trabajo extenso publicado en Asia Times.

Henry C.K. Liu es un reconocido analista económico y político que escribe regularmente en Asia Times. Es consejero del Roosevelt Institute norteamericano, y forma parte del equipo rector de la revista New Deal 2.0.

Traducción para www.sinpermiso.info: Casiopea Altisench

Fuente: www.sinpermiso.info


Jeremy Irons en campaña contra el hambre



Ingrese a la página www.1billionhungry.org, e inscríbase. No podemos tolerar que mil millones de personas pasen hambre en el mundo, mientras el 1% de la población controla el 40% de la riqueza.

En Estados Unidos el 1% de la población controla el 42% de la riqueza del país


Una verdadera medida de la vitalidad de una economía se mide por su riqueza. Podemos mirar los ingresos y otras medidas de productividad, pero la verdadera riqueza se mide por el patrimonio neto. Ahora bien: si la riqueza es un elemento central de la economía, mucho más importante es cómo se distribuye esta riqueza entre los agentes que concurren a su formación. Y en esta ámbito hay profundas fallas. Detectar estas fallas ha sido el objetivo central de mi investigación como economista. De ahí los post sobre la desigualdad económica o la distribución del ingreso. Por eso destaco este artículo publicado en www.mybudget360.com. ¿Quién controla la riqueza en los EE.UU.?

Según un estudio del Centro Conjunto para Estudios de la Vivienda el 25% de los hogares de EE.UU. controlan el 87% de toda la riqueza del país. Eso número entrega la bonita suma de $ 54.200.000.000.000. Pero si se mira más cerca en la distribución del ingreso, encontramos que el 1% por ciento de la población estadounidense controla el 42 por ciento de toda la riqueza financiera del país. Por ello que adquirir un pedazo de la riqueza financiera fue el sello distintivo de la clase media entre los años 50 y 80.

Hoy se tiene a una sociedad mayoritariamente endeudada por las tarjetas de crédito, los préstamos para automóviles, los préstamos estudiantiles, o la inmensa deuda hipotecaria. Si el valor neto se mide tomando los activos y restando los pasivos, la gran mayoría de los estadounidenses tiene un patrimonio neto negativo.

Siga leyendo esta información en www.mybudget360.com


domingo, 23 de mayo de 2010

Alemania toma las riendas del euro


Algunas lecturas recomendadas para hoy:

- Alemania toma las riendas del euro, Andreu Missé. El País
- El perfil internacional de España se pone a prueba, Cristina Galindo. El País
- La Crisis de España, Portugal y Grecia, versus la crisis Argentina, Domingo Cavallo. Artículos Claves
- La insolidaridad británica, Soledad Gallego-Diaz. El País
- Presidente Zapatero: en 20 años España será más competitiva, El Economista
- El acoso fiscal de Zapatero, Juan José Garrido. Artículos Claves
- El fin del Carry Trade, los problemas para USA y el fin del euro II, Rankia
- La reforma financiera de EEUU puede costarle cara a Wall Street, El Economista
- Tailandia v a una guerra civil, José Reinoso. El País





No falta dinero: sobran ladrones

Me han enviado esta presentación y he considerado útil compartirla. Como siempre, todos los comentarios serán bienvenidos:

Presidente Obama ofrece nuevo "orden mundial"

El presidente Obama se comprometió ayer sábado a dar forma a un nuevo "orden internacional" como parte de una estrategia de seguridad nacional que enfatiza su creencia en las instituciones mundiales y el papel de Estados Unidos en promover los valores democráticos en todo el mundo.

En un discurso de graduación ante en la Academia Militar de West Point, el Presidente Obama expuso su salida de lo que Bush había llamado a un "internacionalismo distintivamente estadounidense". En su lugar, Obama se comprometió a dar forma a un nuevo "orden internacional" basado en la diplomacia y el compromiso.

"El orden internacional que buscamos es algo que puede resolver los desafíos de nuestro tiempo. Estos son luchar contra el extremismo violento y la insurgencia; detener la propagación de armas nucleares y asegurar los materiales radioactivos; también luchar contra el cambios climáticos y el mantenimiento del crecimiento mundial; ayudar a los países a alimentarse y cuidar a sus enfermos, la prevención de conflictos y la curación de sus heridas."


Obama ha hablado con frecuencia sobre la creación de nuevas alianzas, y de intentos de reparar la imagen de EE.UU. en el extranjero después de una década en la que fue visto el enfoque de Bush con desconfianza en muchos sectores. A diferencia de Bush, quien viajó a West Point a raíz de los atentados del 11 de septiembre 2001 para anunciar su enfoque estadounidense centrado en la seguridad, Obama subrayó ayer su creencia en el poder de las alianzas.

"Sí, estamos con los ojos abiertos ante las deficiencias de nuestro sistema internacional. Pero Estados Unidos no ha tenido éxito dando un paso fuera de las corrientes de la cooperación internacional. Hemos tenido éxito por la dirección de esas corrientes en la dirección de la libertad y la justicia, para que las naciones prosperen por el cumplimiento de sus responsabilidades"


Sin embargo, Obama ha intensificado la guerra de EE.UU. en Afganistán. Y su gobierno ha enfrentado en varias ocasiones los peligros del terrorismo islámico en territorio de EE.UU., incluyendo los intentos fallidos de derribar un avión con destino a Detroit y hacer explotar un coche bomba en Times Square, el centro de Nueva York.

Fuente | The Washington Post

sábado, 22 de mayo de 2010

Paul Krugman sobre Estados Unidos: ¿una década perdida en ciernes?

En su última columna en The New York Times, Paul Krugman asegura que si bien los Estados Unidos no son Grecia, sus problemas se parecen mucho más a los de Japón. Como he señalado en artículos como La caída de un avión en llamas, el estallido de la burbuja inmobiliaria en 1990, ha significado para Japón dos décadas perdidas. Es el futuro más probable que espera a la economía estadounidense, con una prolongada era de alto desempleo y bajo crecimiento. Y en este escenario no hay muchas alternativas. Dice Krugman:

Vamos a hablar primero sobre los tipos de interés... En varias ocasiones nos dijeron que sería mejor que Estados Unidos recortara su déficit de inmediato o de lo contrario... Y cada vez las tasas se han deslizado hacia abajo. En marzo hubo mucho ruido sobre las tasas de interés en EE.UU. y los bonos a 10 años, que pasaron de 3,6 por ciento a casi el 4 por ciento. "Los temores de la deuda envian las tasas hacia arriba" fue el titular en The Wall Street Journal, aunque no había ninguna prueba de que los temores de la deuda fueran los responsables.

Desde entonces las tasas han retrocedió. El jueves, la tasa a 10-años se situó por debajo del 3,3 por ciento. Me gustaría poder decir que este descenso refleja una oleada de optimismo acerca de las finanzas federales de EE.UU. Pero lo que reflejan en realidad, es una oleada de pesimismo sobre las perspectivas de recuperación económica. Un pesimismo que hace huir a los inversores de cualquier cosa que parezca arriesgada. Por lo tanto, la caída de la bolsa de valores, es la percepción de la seguridad que tiene la deuda del gobierno de los EE.UU.

¿Qué hay detrás de este nuevo pesimismo? En parte refleja los problemas en Europa, que tiene menos que ver con la deuda pública de esos países... (). Son más bien señales de alerta para el país: el más reciente informe sobre los precios de consumo, mostró una caída de la inflación por debajo del 1 por ciento, su nivel más bajo en 44 años.

Esta es una muy mala noticia. La deflación tiende a perpetuar el estancamiento económico, porque anima a la gente a acaparar efectivo en lugar de gastar, lo que mantiene la economía deprimida, y conduce a una mayor deflación. Este círculo vicioso no es hipotético: basta preguntarle a los japoneses, que cayeron en la trampa deflacionaria en los años 90 y a pesar de episodios ocasionales de crecimiento, aún no pueden salir. Eso puede suceder en Estados Unidos.

Así que lo que realmente deberíamos preguntarnos en estos momentos no es si estamos a punto de convertirnos en Grecia, sino que estamos haciendo para no convertirnos en Japón. Y la respuesta es: nada.

Tengo la firme sospecha de que algunos funcionarios de la Fed ven los paralelismos con Japón con toda claridad, y deserían hacer más para apoyar la economía. Pero en la práctica es todo lo que pueden hacer para contener los impulsos de apriete de sus colegas, quienes (como los bancos centrales de la década de 1930) siguen teniendo pavor de la inflación a pesar de la ausencia de cualquier evidencia de aumento de los precios. También sospecho que a los economistas de la administración Obama les gustaría mucho ver otro plan de estímulo. Pero ellos saben que tal plan no tendría ninguna posibilidad de ser aprobado por un Congreso que se ha asustado demasido por el pánico del déficit.

En resumen, el miedo a amenazas imaginarias ha impedido una respuesta eficaz al peligro real que enfrenta nuestra economía. ¿Puede suceder lo peor? No necesariamente. Tal vez las medidas económicas ya adoptadas terminarán haciendo el truco de permitir una recuperación autosostenida. Ciertamente, eso es lo que todos estamos esperando. Pero la esperanza no es un plan.

Enlace al articulo de Krugman en The New York Times


Otros links sobre este tema:
- 11 de noviembre de 2008: ¿Quien ganó con el control de la Inflación?
- 31 de marzo de 2009: La década perdida para Estados Unidos
- 7 de abril de 2009: ¿Riesgos de inflación? No, por el contrario
- 29 de mayo 2009: Inflación cero en Europa: ¿qué es ésto?
- 18 de julio de 2009: Banco Mundial advierte espiral deflacionaria


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