Parece que Macron se imagina que está jugando con Moscú a un complicado juego de psicodisuasión, caracterizado por una ambigüedad radical.Alastair Crooke, Strategic Culture
Charles Michel, Presidente del Consejo Europeo, ha pedido a Europa que pase a una «economía de guerra«. Justifica este llamamiento en parte como un apoyo urgente a Ucrania, pero más pertinentemente, como la necesidad de relanzar la (encallada) economía europea centrándose en la industria de defensa.
Los llamamientos resuenan en toda Europa: «Estamos en una era prebélica«, afirma el primer ministro polaco Donald Tusk. Macron, tras plantear la posibilidad ambiguamente varias veces, dice:
Quizá en algún momento -no lo deseo- tengamos que tener operaciones [tropas francesas en Ucrania], sobre el terreno, para contrarrestar a las fuerzas rusas.¿Qué ha asustado tanto a los europeos? Sabemos que la información de los servicios de inteligencia franceses que ha llegado a Macron en los últimos días ha sido nefasta; parece haber desencadenado su salida inicial hacia una intervención militar francesa directa en Ucrania. La Inteligencia clasificada francesa advirtió de que el colapso de la Línea de Contacto y la desintegración de las AFU como fuerza militar operativa podrían ser inminentes.
Macron se mostró tímido: ¿Podría enviar tropas? En un momento parecía que «sí»; pero luego, frustrantemente, la perspectiva era incierta, aunque seguía estando posiblemente sobre la mesa. Reinaba la confusión. Nadie lo sabía con certeza, ya que el presidente es muy volátil, y el general De Gaulle legó a sus sucesores poderes casi reales. Así que sí, constitucionalmente podía hacerlo.