Mostrando las entradas con la etiqueta Petrobras. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Petrobras. Mostrar todas las entradas

jueves, 7 de junio de 2018

Petrobras sobrevive al golpe en Brasil

Emir Sader, Público

Fernando Henrique Cardoso alcanzó a cambiar el nombre de la empresa, para facilitar su privatización. Total, Petrobrás tiene demasiado olor a Brasil. Lo cambió a Petrobrax, en la onda de la globalización.

La operación resultó mal. La reacción indignada hizo con que, en menos de 24 horas, Cardoso, después de gastar montón de dinero en lo que consideraba una formidable operación de marketing, tuvo que devolverle el nombre de la empresa. Le dejó una huella: le sacó la tilde: quedó Petrobras en lugar de Petrobrás.

Pero quedó la frustración del neoliberalismo en Brasil que, al contrario de Argentina, donde Menem privatizó a rajatabla todo. Quedaron Petrobras, Electrobras, los bancos públicos como Banco do Brasil, Caixa Economica Federal, Bndes.

Lula fortaleció como nunca la esfera pública en Brasil. Los bancos públicos, esenciales para apoyar el crecimiento económico y la implementación de las políticas sociales, se convirtió en los más importantes bancos del país. A su vez Petrobras se transformó en una de las dos más importantes empresas del mundo en la producción de combustibles, con el descubrimiento del Presal.

viernes, 13 de noviembre de 2015

Crisis en Brasil: Petrobrás y la lógica del ajuste

Amílcar Salas Oroño, Alai

Con su Congreso Nacional como indicador emblemático de una crisis que aún no resuelve su destino, Brasil se encamina a cerrar el 2015 con signos inequívocos de falta de coordinación entre sus esferas administrativas – federal, estadual, municipal-, con un salario real promedio en las periferias de las grandes ciudades un 7% más bajo que el año pasado, una retracción económica global de casi un 3% del PBI y un contingente de casi 800 mil trabajadores menos en el mercado de trabajo. Una política económica – la impulsada por J. Levy desde principio de año – que comienza a profundizar la propia fragmentación de los intereses sociales que, frente a la coyuntura, buscan resolver por su cuenta sus circunstancias.

Desde un punto de vista más panorámico, pareciera que en Brasil vuelve a aparecer una de las marcas idiosincráticas de su capitalismo constitutivo: la inorganicidad de las diferentes partes del sistema social, tal como lo han discutido y debatido por décadas sus principales intelectuales. Aquello que había sido una posibilidad medianamente estabilizada de organicidad política - o “conciliación de clases”, para usar un término más clásico- entre industriales y sindicatos, actividades agropecuarias y modernización científica, bancos y consumo popular, etc., durante el período “lulista” (también proyectable a algunos años del primer gobierno de Dilma Rousseff), parece haber entrado en una fase de desagregación. Las posiciones y respuestas empiezan a ser parciales, desarticuladas, lo que alimenta un cuadro general no demasiado auspicioso.

LinkWithin

Blog Widget by LinkWithin