Con su triunfo en las elecciones de Paraguay, Fernando Lugo, considerado uno de los referentes de
Lugo manifestó sus simpatías por los presidentes Rafael Correa, Hugo Chávez y Lula da Silva, aunque se mostró esquivo de identificarse con alguno de estos referentes de la oleada progresista de la región. Sin embargo, puede compararse con Correa por su catolicismo de base y por llegar a la presidencia sin una trayectoria política. Pese a recibir todo el hostigamiento posible de Ratzinger, Lugo ha prometido una reforma agraria y devolverle a los paraguayos la dignidad que le usurparon seis décadas de gobiernos corruptos.
El legado que deja el Partido Colorado es aterrador. Paraguay es el segundo país más pobre de Sudamérica, después de Bolivia, su industrialización es nula y la miseria y la marginación social son alarmantes; la infraestructura y los servicios se encuentran en un nivel de subdesarrollo sin parangón. Gran parte de su renta proviene del contrabando y la falsificación de productos. El 2007 creció un 6,4% gracias a las exportaciones de soja. Sin embargo dicha expansión no ha logrado mejorar la calidad de vida del 40% de la población que vive en la miseria.